Melquisedec

Doce Sensibilidades en el Corazón de Dios

“Y montarás en él cuatro hileras de piedras. La primera hilera será una hilera de un rubí, un esmeralda y un carbunclo” (LBLA revisada) – Hoy no se sabe con exactitud cuál es la identidad de estas doce piedras… y la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe; todas estarán engastadas en filigrana de oro. Las piedras serán doce, según los nombres de los hijos de Israel, conforme a sus nombres; serán como las grabaduras de un sello, cada uno según su nombre para las doce tribus.” 

(Shemot/Éxodo 28:17, 20-21)

Mientras investigamos y meditamos en los códigos de la parashá (porción) tetzevá, hemos aprendimos que estas piedras preciosas engastadas en oro nos enseñan acerca del inmenso valor que tiene cada uno de los hijos de Israel delante del Eterno. No solamente habla del valor y la importancia de cada individuo, sino de que cada uno está en el corazón del Mesías para ser llevado delante del Eterno perpetuamente. Querido hijo de Israel, tú estás en el corazón del Mesías en este momento. Él está mencionando tu nombre delante del Padre en todo momento. Él lleva casi 2000 años sirviendo como intercesor delante del trono, orando por cada uno de los hijos de Israel. ¡Bendito sea el Eterno por el ministerio de su Mesías!

Hemos estudiado que los sacerdotes tenían que usar vestimentas especiales para el servicio en el santuario. Todas estaban hechas de lino blanco y constaban de una camisa, pantalones, cinturón y turbante. El Kohén Gadol (Sumo Sacerdote) usaba además las vestimentas de oro; jóshen (pectoral), efod (delantal) y tzítz (banda de la cabeza).El sumo sacerdote llevaba un pectoral sobre el cual había piedras brillantes, que llevaban cada una de ellas los nombres de cada una de las tribus de Israel. Pero además es una figura de lo cerca que está Yahvéh de sus escogidos  y lo mucho que ama a cada uno de los creyentes, de tal modo que su propio Gran Sumo Sacerdote (Yeshúa) los lleva sobre Su pecho y muy cerca de Su corazón.

Los nombres de los doce hijos de Israel estaban en estas doce piedras. La piedra número once fue un ónice (cf. v. 20). Esa piedra corresponde al nombre Yosef. Mashíaj ben Yosef, Mesías hijo de Yosef, es el nombre que se ha dado al Mesías sufriente. La piedra de Yosef, ónice, también estaba sobre los hombros. Esto nos enseña que el Mesías como siervo sufriente, hijo de Yosef, llevó las doce tribus sobre sus hombros.

Según el Midrash, junto con los doce nombres de los hijos de Israel también fueron grabadas las letras de los nombres de los tres patriarcas, Abraham, Yitzjak y Yaakov y luego las palabras Shivtei Yeshurún, que significan “las tribus de Yeshurún”. El nombre Yeshurún es el nombre más sublime del pueblo. Los tres nombres del pueblo son, Yaakov, Israel y Yeshurún, (cf. Deuteronomio 32:15; 33:5, 26; Isaías 44:2).

El pectoral estaba formado por doce cuadros ordenados en cuatro hileras de tres piedras preciosas cada una correspondiendo a cada tribu, tal como vemos en las siguiente imagen:

De esta manera había seis letras en cada piedra, en total 72 letras, incluyendo las 22 letras del alfabeto hebreo. Las seis letras en cada tribu, simbolizaban la creación del mundo en seis días. Esto era necesario para que las sentencias pudieran ser construidas combinando las letras a fin de transmitir mensajes por medio del Urim y el Tumim.

[Nota: Cabe aclarar aquí que las letras que aparecen en esta imagen no fueron las mismas que se grabaron en el pectoral del juicio. Allí fueron grabadas las letras hebreas arcaicas. Las letras que actualmente son llamadas “hebreas” en realidad están derivadas de las letras arameas. Después del cautiverio babilónico fueron sustituidas las letras originales hebreas por las arameas, inclusive en el texto sagrado del rollo de la Torá. Así que hoy en día estamos leyendo hebreo con letras arameas, o judaicas, de la misma manera como estamos leyendo español con letras latinas.]

Volviendo a la distribución de las doce piedras, diremos que, además del nombre de la tribu, las piedras llevaban el nombre de los Patriarcas, Abraham, Itzjak y Yaakov, así como las palabras Shivtei Yeshurún (las tribus de Dios), distribuidos de tal modo que en cada piedra había seis letras, lo que totalizaba todo el alfabeto, necesario para la combinación de los mensajes de los urim ve´tumim.

Las matriarcas estaban representadas en las cuatro filas.

El total de letras, 72, corresponde a las 72 letras que componen el nombre de Dios y que sostuvieron la creación durante la formación del mundo. Los urim ve´tumim eran pergaminos en los cuales Moshé había escrito las 72 letras del nombre oculto de Dios y que hacían que el pectoral se alumbrara para dar respuestas a través de las distintas combinaciones de letras, a las consultas o decisiones que afectaban a todo el pueblo de Israel o a un tribunal para la obtención de una sentencia definitiva.

Recordemos que las piedras estaban colocadas según el orden de nacimiento de los hijos de Yaacov.

La Sabiduría divina enseña que cada una de las tribus de Israel representa una sensibilidad o sentido particular del alma mesiánica:

  • Yehudá se asocia al habla,
  • Isacar al pensamiento,
  • Zebulún al movimiento,
  • Reubén a la vista,
  • Shimón a la audición,
  • Gad al trabajo,
  • Efraim a la sexualidad,
  • Menashé al olfato,
  • Benjamín al dormir y los sueños,
  • Dan a la ira justiciera,
  • Asher al comer y
  • Neftalí a la risa.

Cada tribu tiene su propio sentido o sensibilidad, donde encuentra gracia (jen). Justamente la palabra para pectoral, joshen (חושן) es en realidad una abreviatura de jush jen, que significa «un sentido de gracia«. Por supuesto, cada idea codifica una riqueza de información que debe ser elavorada en profundidad para ser apreciada. Es también importante recordar el principio de interinclusión, según el cual todos los sentidos tienen dentro de si una traza de todos los otros. No son mutuamente excluyentes, sino que más bien están conectados esencialmente y entramados con los otros, formando un sólo conjunto unificado.

Las piedras están colocadas sobre el pectoral de arriba abajo y de derecha a izquierda, según el orden del nacimiento. Había tres piedras en cada hilera habiendo un total de cuatro hileras. La siguiente es una lista de los nombres de las tribus (hijos) de Israel, el significado del nombre, la piedra y el color de la misma. (Nota: es difícil traducir algunas de las palabras antiguas por términos modernos. Por lo que es factible que encuentre usted diferentes listas de piedras, dependiendo de la traducción de la Biblia que use usted. Esta lista procede del «Temple Institute»). En las distintas fuentes y traducciones (Onkelos, Yerushalmi, Yonatán y otras) se le asignan diferentes identidades y colores a aquellas piedras del pectoral que figuran en las Escrituras y que en esta ocasión se hará mención a la utilización con mayor frecuencia.

  • Rubén significa hijo de y la piedra es el rubí (roja)
  • Shimon significa erudición y la piedra es el jade (verde)
  • Levi significa señorío y la piedra es la ágata (roja, blanca y con franjas negras)
  • Judá significa adoración y la piedra es el carbunclo (azul verdoso)
  • Isacar significa asociación y la piedra es lapis-lazuli (azul)
    Zabulón significa compañerismo y la piedra es el cuarzo de cristal (transparente)
  • Dan significa juicio y la piedra es la turquesa (azul)
  • Neftalí significa mano de obra, arte y la piedra es la amatista (púrpura)
  • Gad significa compañerismo y la piedra es la ágata (gris)
  • Aser significa comunión y la piedra es la aguamarina (Azul verdosa)
  • José significa liderazgo y la piedra es el onix (negra)
  • Benjamín significa herencia y la piedra es el ópalo (una piedra que posee todos los colores)

La composición del pectoral del Sumo Sacerdote muestra que sólo cuando cada tribu cumple su rol y realiza su contribución particular y necesaria a la nación en conjunto, el alma colectiva de Israel puede alcanzar la perfección y la consumación. Y sólo entonces la voluntad objetiva de Dios para la creación, representada por las letras brillantes del pectoral, se pondrá de manifiesto como un estado de gracia, paz y armonía dentro del pueblo de Israel y entre las naciones.

Dicho de otra manera, el Sumo Sacerdote procuraba el consejo divino por medio del pectoral cuando era necesario para el pueblo hebreo conocer el deseo del Eterno en relación a un asunto específico del momento. El oráculo tenía doce piedras, organizadas en un cuadrado de tres por cuatro, representando a cada una de las tribu y como tal simbolizaba la unificación y armonía perfectas de los doce arquetipos o clases de personalidades de Israel. Cuando cada uno lograba su máximo potencial, individualmente y en relación a los demás, entonces la armoniosa perfección, que era la revelación de la voluntad de Yashvéh, se revelaba como profecía en el pectoral.

El Corazón Pastoral de un Líder.

Un tzadik (justo) como Aharón percibe el sentido especial de cada persona. El Sumo Sacerdote (Kohen Gadol), en su corazón era sensible a los cambios sutiles que tienen lugar en cada tribu, así como aquellos que se producen en cada alma. Está lleno de amor y preocupación por todos. Él «ama la paz/integridad y persigue la paz/integridad«.

¿Qué significa el «Pectoral del Juicio«? Rashi dice que significa «expía la corrupción de la justicia«. Pues bien, este elemento de la vestimenta  representaba que el corazón de Aarón, y de todo Sumo Sacerdote, infunde a todos el amor mutuo, hasta que todos se perdonan mutuamente de todo corazón si han adquirido o hecho algo injustamente. De esta manera todo queda expiado.

Aharón es todo corazón. Su nombre en hebreo אהרן es igual a ocho veces lev (לב), que significa corazón. Este número está relacionado a las ocho vestiduras del Sumo Sacerdote. En guematráa, joshen es igual a Mashiaj (משיח), lo que revela que el Mashíaj siente a toda la nación de Israel dentro de su corazón, tal como está escrito en el libro del profeta Ishaiahu:

«Él seguramente carga nuestros padecimiento». 

(Isaías 23:4)

Este es el secreto del liderazgo del Mesías. Esta es la clave de Su diseño de Corazón Pastoral. En el cuarto evangelio, el apóstol Juan nos presenta a Yeshúa como el Pastor que conoce a sus ovejas por su nombre:

«A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz: y á sus ovejas llama por nombre, y las saca.»

(Juan 10:3)

Los nombres de la tribus en el pectoral representan también los nombres de los auténticos creyentes, que están escritos en el corazón de Yeshúa, nuestro Gran Sumo Sacerdote. Los nombres están grabados en la piedra y no pueden ser borrados, de la misma manera que nosotros tampoco podemos perder la vida eterna una vez que hemos depositado nuestra fe y confianza en Él.

«Y yo les doy vida eterna y no perecerán para siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano.»

(Juan 10:28)

Por último, es interesante notar que las piedras con los nombres de los hijos de Israel están más lejos del corazón que el Urim y el Tumim. Esto nos revela que la voluntad del Eterno siempre debe ser más importante para un sacerdote que los hombres. Por lo tanto, tiene la máxima prioridad, y es la cosa más cercana al corazón. Este es el resultado del Pacto Renovado, como está escrito en :

Porque por una ofrenda él ha hecho perfectos (tumim) para siempre a los que son santificados. Y también el Espíritu de santidad nos da testimonio; porque después de haber dicho: 

ESTE ES EL PACTO QUE HARÉ CON ELLOS DESPUÉS DE AQUELLOS DÍAS: PONDRÉ MIS LEYES EN SU CORAZÓN, Y EN SU MENTE LAS ESCRIBIRÉ (urim),

añade: 

Y NUNCA MAS ME ACORDARE DE SUS PECADOS E INIQUIDADES (tumim).

(Hebreos 10:14-17)

Cada vez que un líder mesiánico ora por los preciosos hermanos que están en su corazón, tiene el Urim y el Tumim como base, pidiendo que la voluntad del Eterno sea revelada y que las personas puedan cumplirla y llegar a ser perfectas, como está escrito por el apóstol Pablo en su epístola a los Filipenses:

“Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, orando siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos vosotros (todos los nombres en los hombros), por vuestra participación en las buenas nuevas desde el primer día hasta ahora, estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra (urim), la perfeccionará (tumim) hasta el día del Mesías Yeshúa. Es justo que yo sienta esto acerca de todos vosotros, porque os llevo en el corazón (el pectoral), pues tanto en mis prisiones como en la defensa y confirmación de las buenas nuevas, todos vosotros sois participantes conmigo de la gracia.”

(Filipenses 1:3-7)

A los discípulos de Corinto les escribía:

“Y rogamos a Dios que no hagáis nada malo (urim)… 

Pues nos regocijamos cuando nosotros somos débiles, pero vosotros sois fuertes; también oramos por esto: que vosotros seáis hechos perfectos (tumim).”

(2 Corintios 13: 7a, 9)

Así mismo a los creyentes de Colosas les escribía:

Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por vosotros (todos los nombres en los hombros) y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual (urim)para que andéis como es digno del Señor (tumim), agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios (urim); fortalecidos con todo poder (tumim) según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia (tumim), con gozo dando gracias al Padre que nos ha capacitado (tumim) para compartir la herencia de los santos en luz (urim).”

(Colosenses 1:9-12)

“A Él nosotros proclamamos, amonestando a todos los hombres, y enseñando a todos los hombres con toda sabiduría (urim), a fin de poder presentar a todo hombre perfecto en el Mesías (tumim).”

(Colosenses 1:28 )

Evidentemente estas dos aristas regían la pedagogía paulina:

“…porque en todo fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en todo conocimiento (urim)

… el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesús el Cristo (tumim).”

(1 Corintios 1:5, 8)

Así mismo Pablo da revela que para esto fueron dados como hombres-dones los cuatro ministerios del corazón pastoral:

“Y él dio a algunos el ser apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos (tumim) para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo del Mesías; hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno (urim) del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud del Mesías (tumim).

(Efesios 4:11-13 )

¡Que Glorioso es nuestro Abba! Nuestro Gran Sumo Sacerdote, Yeshúa HaMashiaj, nos guarda, nos ama, y nos guía, diariamente mientras se mueve en intercesión delante del Trono del Eterno.

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¡Desde ya muchas gracias y que el Eterno recompense esta consciencia de Terumáh!

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¿Dos «Piedras Mágicas» o Dos Hombros Compasivos?

Por P.A. David Nesher

«Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel; seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al orden de nacimiento de ellos.
De obra de grabador en piedra, como grabaduras de sello, harás grabar las dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harás alrededor engastes de oro. Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, para piedras memoriales a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Yahvéh sobre sus dos hombros por memorial.
Harás, pues, los engastes de oro, y dos cordones de oro fino, los cuales harás en forma de trenza; y fijarás los cordones de forma de trenza en los engastes.»

(Éxodo/Shemot 28: 9-14)

Hemos ya visto que el pectoral era una prenda que el Sumo Sacerdote llevaba sobre el pecho cuando entraba en el Mishkán (Santuario) o tenía que decidir cuestiones de gran importancia.

Era la vestidura más importante que llevaba el Sumo Sacerdote. Esta prenda representa la parte de sus vestiduras descrita  como «vestiduras de salvación«:

«En gran manera me gozaré en Yahvéh, mi alma se alegrará en mi Dios;

porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.»

(Isaías 61:10)

Recordemos que esta prenda consistía en una pieza de bordado doble, cuadrada de 25 centímetros, de tela muy fina. Estaba engarzado con doce piedras preciosas, cada una de las cuales tenía grabado uno de los nombres de las doce tribus y estaban colocadas en el mismo orden que le correspondía a las tribus en su campamento en el desierto. Así, el sumo sacerdote llevaba simbólicamente los nombres de las doce tribus sobre su corazón cuando estaba delante de Yahvéh.

El material del efod del sumo sacerdote era de la misma clase al usado en la confección del velo del Mishkán, con hebras de oro tejidas en él para añadirle a su «honra y hermosura».

El frente y parte posterior del efod estaban unidos con «hombreras». Se colocaron dos «piedras de ónice», en «engastes de oro», sobre estas hombreras.

La palabra hebrea para «ónice» (shoham). Es interesante saber que la expresión “shohám” ( שהם ) podría remitirse a la raíz “séh”, que significa “cordero”, o bien a la raíz “shovéh”, que significa “ser semejante«. Shohám (traducido como «ónice») se refiere a una piedra muy preciosa que podía «brillar como el fuego». Esto marca diferencia respecto al  ónice que se conoce hoy, «que no es ni precioso ni brillante».

El ónice es una piedra que tiene capas blancas que se alternan con otras negras, marrones, rojas, grises o verdes. Parece que el color pálido producido por la combinación de las capas rojas que se transparentan a través de las translúcidas capas blancas de esta piedra les recordaba a los griegos la uña, llamada en griego ó·nyx. Desde tiempos remotos se ha utilizado el ónice en adornos, sortijas y cuentas. Sus capas de diversos colores lo convirtieron en una gema especialmente popular para los camafeos.

Es la primera piedra preciosa mencionada en la Torah. En sus primeras líneas se nos cuenta que la “tierra de Hávilá” era rica en ónice en los albores de la historia.:

“El oro de aquella tierra es bueno; allí hay bedelio y ónice” 

(Génesis 2:12)

Ahora bien, el Eterno mostró a Moshé diseños celestiales que enseñaban cómo el Mesías actuaría en Su misión. Por ello, considerar estas dos ónices en las hombreras del efod, resultará muy edificante para nuestra fe. Sabemos por lo que revela este pasaje que en una piedra estaban los nombres Reuvén, Shimón, Leví, Yehudá, Dan y Naftalí. En la otra piedra Gad, Asher, Yisajar, Zvulún, Yosef y Binyamín. Esto significa que había 25 (veinticinco) letras hebreas en cada piedra, 50 (cincuenta) letras en las dos.

El Midrash cuenta como fueron grabadas las piedras. La expresión «en el orden de su nacimiento«, quiere decir que se iban colocando los nombres en las dos piedras de ónix simultáneamente, empezando por la piedra situada a la derecha. A modo de ejemplo, el nombre de Reuvén estaría grabado en la piedra de la derecha, mientras que el nombre de Shimhón, segundo hijo de Israel, estaría grabado en la piedra de la izquierda, y así sucesivamente; de esto resulta que no figuraban seis nombres de acuerdo con el orden de nacimiento en una piedra, y seis en otra, sino más bien, que figuraban alternadamente (Minhah Belulah).

El Midrash también cuenta como fueron grabadas las piedras. Los nombres de las tribus fueron escritos con tinta. Luego fue traído un gusano pequeño como el grano de cebada que se llama shamir. El shamir tenía la capacidad para partir la piedra. Cuando el shamir se comió la tinta, cortó dentro de cada piedra con tal precisión que ni siquiera una minúscula astilla de un diamante se perdió. Como resultado de la incisión. fue grabado el nombre de cada una de las tribus en la piedra de una manera perfecta.

Hemos dicho que Aharón es un tipo del Mesías (es decir, lo representa proféticametne). Aharón llevaba los nombres de Israel ante Yahvéh siempre que el entrara en la Tienda, y se identificaba a si mismo con ellos. Justamente la expresión que se ha traducido «… para piedras memoriales a los hijos de Israel«, debería en verdad decir: «como piedras de recuerdo a favor de los hijos de Israel«. Los sabios intérpretes del hebreo dicen que esto «…quiere decir, que aquellas piedras harán que Aharón recuerde siempre en su pensamiento y en sus oraciones a los hijos de Israel, fijando permanentemente en ellos su pensamiento, y ello lo prepararía para recibir la profecía concerniente a los asuntos de los hijos de Israel. «(Minhah Belulah)

Considerando todo esto, aprendemos que sobre los hombros del Mesías se encuentran los nombres de las doce tribus de Israel, sobre dos piedras negras. Esto nos enseña que cuando el Mesías llevó el madero sobre sus hombros desde la ciudad hasta el lugar donde fue colgado, estaba llevando el pecado de las doce tribus de Israel. Como Israel es la nación sacerdotal, representa a todas las naciones. Así que sobre los hombros del Mesías cargaba el pecado de todo el mundo:

“Debido a la angustia de su alma, él lo verá y quedará satisfecho. Por su conocimiento, el Justo, mi Siervo, justificará a muchos, y cargará las iniquidades de ellos.”

(Isaías 53:11)

Es bajo esta cosmovisión que el apóstol Juan relató la pasión del Señor:

“Tomaron, pues, a Jesús, y él salió cargando su viga al sitio llamado el Lugar de la Calavera, que en hebreo se dice Gólgota” 

(Juan 19:17)

En  la primera epístola que Juan escribiera, él testifica acerca de esto así:

“El mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros (los judíos), sino también por los del mundo entero.” 

(1 Juan 2:2)

Las dos piedras de ónice sobre los hombros no solamente hablan de la carga del pecado de los hijos de Israel, sino del gran peso que conlleva ser responsable para el desarrollo espiritual de los demás, tal como lo experimentará el apóstol Pablo en su misión :

“Además de tales cosas externas, está sobre mí la presión cotidiana de la preocupación por todas las congregaciones.”

(2 Corintios 11:28)

Esta carga es conocida como la carga del intercesor. La intercesión es un ministerio sacerdotal (cf. Lucas 22:32; Juan 17:9). Sobre los hombros del intercesor pesan aquellos nombres que también están en su corazón. Tiene que llevarlos delante del Eterno en todo momento y mencionar sus nombres constantemente:

“…orando siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos vosotros”

 (Filipenses 1:4)

“no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones.”

(Efesios 1:16)

“Doy gracias a Dios, a quien sirvo con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados, de que sin cesar, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones”

 (2 Timoteo 1:3)

“Doy gracias a mi Dios siempre, haciendo mención de ti en mis oraciones.”

 (Filemón 4)

“¿Quién es el que condena? Jesús, el Cristo, es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” 

(Romanos 8:34)

Aquí será muy importante abrir nuestros espíritus para recepcionar una curiosidad profunda en significados celestes. Sabemos que el ministerio del Mesías según el orden de Malki-Tsedek fue entregado a sus discípulos cincuenta días después de su resurrección, en el día de la Fiesta de Shavuot (Pentecostés), cuando el Espíritu fue dado (cf. Hechos capítulo 2). Interesante resultará saber que esos cincuenta días corresponden a las 50 letras de los nombres de los hijos de Israel que están sobre los hombros del Mesías. Yeshúa estuvo 40 días con sus discípulos después de su resurrección (cf. Hechos 1:3). Los diez últimos días antes de Shavuot estaba en el cielo. Si cada letra corresponde a un día, vemos como la letra número 41 corresponde al primer día en el cielo. Esa letra es la primera del nombre Yosef, la yud, que tiene el valor 10. En ese día cuando Mashíaj ben Yosef entró en el cielo empezó el proceso de su glorificación y luego consagración como Sumo Sacerdote. Él fue investido en el cielo con esa ropa verdadera, que también tiene los nombres de los hijos de Israel sobre sus hombros. Así él puede llevar la memoria de los hijos de Israel delante del Padre constantemente:

“Por lo cual Él también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.” 

(Hebreos 7:25)

Como el Mesías está llevando los nombres de los hijos de Israel en las dos piedras que están sobre sus hombros, hay un constante recuerdo de su muerte delante del Padre a favor de todos nosotros.


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El Efod: Las Fuerzas de Hombros Eternos

Por P.A. David Nesher

“Harán también el efod de oro, de lana azul, lana púrpura y lana carmesí y lino trenzado, obra de diseñador… Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel, seis de los nombres en una piedra, y los seis nombres restantes en la otra piedra, según el orden de su nacimiento. Así como un joyero graba un sello, tú grabarás las dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; las engastarás en filigrana de oro. Y pondrás las dos piedras en las hombreras del efod, como piedras memoriales para los hijos de Israel, y Aharón llevará sus nombres delante de Yahvéh sobre sus dos hombros por memorial.” 

(Éxodo 28:6, 9-12)

Entendemos, por la revelación de la Instrucción (Torah) divina, que para que Aharón pudiera ejercer el sacerdocio como sumo sacerdote tenía que utilizar ciertas prendas de vestir. Y las vestiduras señalaban simbólicamente al Mesías y Su Misión. Debo reconocer que es cierto que la mayoría de las instrucciones dadas en el libro del Shemot (Éxodo) no constituyen una lectura apasionante, pero sí nos revelan las dimensiones místicas de la persona de Yeshúa HaMashiaj.

Para comprender las profundidades de la Sabiduría divina, tengamos en cuenta que el Sumo Sacerdote en la Tierra es una sombra del Sumo Sacerdote celestial. Todo lo que Moshé tenía que hacer en el Mishkán (tabernáculo) terrenal era una copia de lo que había visto del cielo. Esto nos enseña que Moshé vio el Sumo Sacerdote celestial.

Tengamos en cuenta que en el cielo no existe el factor físico espacio-tiempo, por lo que las estructuras metafísicas que allí existen no se conforman al factor tiempo que hay en la Tierra. Así que, a pesar de que el Mesías Yeshúa todavía no había nacido, ni había muerto, ni había sido resucitado, ni había sido glorificado ni instalado en su ministerio celestial eterno según el orden de Malki-Tzedek, Moshé lo vio. Lo que vio fue el ministerio futuro del Mesías en el templo celestial.

Con esta cosmovisión en nuestra mente, llegamos ahora a uno de los más esenciales partes de la vestimenta que completa y ensalza la vestidura del sumo sacerdote: el efod.

El efod era esencialmente un ornato, como un delantal, hecho de oro, tela azul, púrpura, lino fino y carmesí. Para que ustedes puedan entenderlo bien, digamos que era una pieza muy elaborada semejante, posiblemente a un chaleco sostenido por dos tirantes. Cada tirante tenía una piedra preciosa en las que estaban grabados seis de los nombres de las doce tribus de Israel. Esto representaba que el Sumo Sacerdote llevaba la carga de toda la nación de Israel sobre los hombros al representarla delante de Yahvéh.

Tal como pueden notar, en este pasaje, el efod es la pieza más colorida portada por el sumo sacerdote, a la vez de ser la más compleja. Tal como todas las otras partes de la vestimenta, el efod representa un aspecto específico del carácter de Yeshúa, el cual nosotros debemos apropiarnos.

¿Qué es lo que el efod significa?

El efod trae un significado espiritual de responsabilidad y fidelidad al propósito eterno de Dios. Después que Yahvéh llena al creyente con Su Espíritu, Él demanda que se vistan con la responsabilidad y fidelidad del Mesías, nuestro gran Sumo Sacerdote, de tal manera que ellos puedan utilizar el poder de Yahvéh, su kedushá (santidad) de una forma responsable, hasta convertirse en justos (tzadikim).

Considerando pues este paradigma de nuestra Gran Vocación, los invito a que analicemos los códigos lumínicos escondidos en la composición de esta prenda.

El efod estaba hecho de los siguientes cinco materiales (o colores): oro, púrpura, morado, y fino lino (blanco). Estos cinco materiales son mencionados siete veces en, exactamente, el mismo orden a través del Éxodo. De hecho, estos materiales siempre aparecen en el mismo orden a través de toda la Escritura. Esto nos sugieres que hay algo espiritualmente significante en estos materiales y en la forma en que son ordenados.

Según Rashí, el efod estaba hecho como una especie de delantal que el kohén ceñía por la espalda a la altura del corazón, debajo de los codos. Su anchura era un poco más grande que la anchura de la espalda de un hombre y llegaba hasta los talones.

El cinto estaba tejido a su borde superior, siguiendo su ancho y prolongándose hacia ambos lados para que pudiera rodearlo completamente y ceñirse con él.

Las hombreras estaban unidas al cinto, en la parte de atrás y llegaban hasta los hombros y un poco más de modo que se doblaban hacia delante hacia abajo. Las piedras de ónice estaban incrustadas, una en cada hombrera. Las dos cadenas de oro fueron insertadas en los dos anillos superiores del pectoral, una a la derecha y otra a la izquierda, y las dos puntas de cada cadena fueron insertadas en el engaste de cada hombrera. Así el pectoral colgaba de los engastes del efod hasta la altura del corazón.

Los dos anillos que estaban en las dos esquinas bajas del pectoral coincidían con los dos anillos que estaban en la parte de arriba del cinto efod, descansando unos sobre otros. Estos anillos fueron atados entre sí con un hilo de lana azul para que el pectoral estuviese pegado al cinto del efod y no se moviese.

Según el Talmud, las cinco clases de materiales estaban trenzadas en cada hilo. El oro se aplanaba en láminas delgadas que se cortaban en hilos finos. Luego se retorcía una hebra de oro con seis hebras de lana azul, una hebra de oro con seis hebras de lana púrpura y así también con la lana carmesí y con el lino. Luego se retorcían los cuatro hilos juntos y así formaban un hilo con veintiocho hebras.

El mensaje revelado en esto es que el ser responsables y fieles al propósito eterno de Dios conlleva el derecho y deber de apropiarse de las virtudes espirituales que estos cinco materiales significan. Estos cinco materiales de hecho forman el efod. Sin estas cinco virtudes, no podemos, fiel y responsablemente ponernos ante el Eterno y solicitar su socorro. Con esto en mente, consideremos ahora el significado espiritual de estos cinco materiales.

  • ORO: Símbolo de lo incorruptible, lo más valioso. En esta prenda representa la Justicia Divina (la rectitud, pureza, santidad), y vindicación de Dios, su perfección y todos sus atributos juntos.
  • AZUL: Representa la majestad y completitud de la deidad. El color azul, en hebreo es Tekheleth, del hebreo “kahlah” que significa perfección, o completitud. El filamento azul en los bordes de su manto era precisamente símbolo de completitud.
  • PURPURA: Significa la autoridad que juzga.
  • CARMESÍ: Representa lo humano. También se le asocia a la sangre y a la vida (Génesis 9:4-5, Deuteronomio 12:23), el sacrificio (Éxodo 12: 13; 23:18;, la remisión de los pecados (Hebreos 9:22, I Juan 1:7; Apocalipsis 1:5), señal del pacto (Éxodo 24:8, Mateo 26:28, Romanos 5:9, Hebreos 9:12; 13:12), la guerra (1Reyes 2:05, 1Crónicas 22:8).
  • LINO TORCIDO: En la antigüedad, era la vestimenta de los nobles y de los sacerdotes, y se escogió debido a que representaba la frescura y limpieza del alma humana. El fino lino torcido en el efod sacerdotal habla de la pureza de vida que se manifiesta en la conducta producto de poner en práctica la Torah y sus preceptos. En la medida que somos limpiados por la sangre del Mesías, nuestra conciencia se limpia, y entonces estamos capacitados para caminar sobre una vida pura, que siempre garantiza el éxito.
El Gran Sumo Sacerdote Intercediendo por la Restauración de las Doce Tribus.

Al comienzo de esta bitácora comenté que sobre las dos piedras de ónice, debían estar grabados los nombres de las doce tribus de Israel (seis en cada piedra). También dije que cuando el Sumo Sacerdote entraba en el Mishkán (Tabernáculo), llevaba escritos dichos nombres sobre sus hombros. Este detalle destaca el poder y la representatividad del Sumo Sacerdote delante del Trono del Altísimo.

¿Recuerdas la parábola que Jesús pronunció sobre la oveja perdida? El pastor del rebaño salió a buscarla y al encontrarla, la trajo de vuelta sobre sus hombros. En los Escritos Mesiánicos (mal llamado Nuevo Testamento) y hablando de Yeshúa HaMashiaj, nuestro Gran Sumo Sacerdote, cumpliendo su rol sacerdotal dice:

«Por lo cual El también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de Él se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.»

(Hebreos 7:25)

En estos días, nosotros estamos disfrutando de vivir después de la primera manifestación del Mesías, cuando vino como siervo sufriente. Después de su resurrección fue elevado, glorificado, investido e instalado en el servicio celestial como nuestro Gran Sumo Sacerdote.

Entonces al estudiar la ropa del sumo sacerdote terrenal podemos saber qué tipo de vestidura tiene el Mesías en el cielo en estos momentos. Sobre sus dos hombros hay dos piedras de ónice. Sobre una de las dos piedras hay seis de los nombres de los hijos de Israel, y sobre la otra los otros seis nombres. El propósito de estas piedras es llevar los nombres de las doce tribus delante del Eterno en memoria para que el Eterno se acuerde de cada una de esas tribus y sus descendientes

Esto nos revela que cuando el Mesías está sirviendo día y noche en el templo celestial como Gran Sumo Sacerdote, está mencionando delate del Todopoderoso los descendientes de los hijos de Israel que están viviendo en el mundo, y posiblemente también los que han muerto esperando la resurrección. Yeshúa el Mesías lleva casi dos mil años intercediendo por la restauración de las doce tribus. ¿Crees que su oración será oída?

Cuando los hijos de Israel habían clamado al cielo durante cuatrocientos años vino una respuesta poderosísima desde el cielo, con la liberación de la esclavitud egipcia con todos esos milagros y prodigios maravillosos. ¿Cómo será la respuesta a la oración del Mesías que ha estado clamando durante un tiempo que es cinco veces más largo, con un alma totalmente pura y justa y desde su posición celestial?

¿Cómo será la restauración de las doce tribus?

El profeta Isaías nos da la respuesta, según lo que escribió:

“Y ahora dice el SEÑOR (el que me formó desde el seno materno para ser su siervo, para hacer que Jacob vuelva a El y que Israel se reúna con El, porque honrado soy a los ojos del SEÑOR y mi Dios ha sido mi fortaleza), dice El: Poca cosa es que tú seas mi siervo, para levantar las tribus de Jacob y para restaurar a los que quedaron de Israel; también te haré luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.”

(Isaías 49:5-6)

Y en  el oráculo del profeta Zacarías leemos:

“Fortaleceré la casa de Judá y la casa de José salvaré, y los haré volver porque me he compadecido de ellos; y serán como si no los hubiera rechazado, porque yo soy el SEÑOR su Dios, y les responderé.”

 (Zacarías 10:6)

 La oración de nuestro Gran Sumo Sacerdote celestial será oída de manera muy poderosa. Las doce tribus serán recordadas delante del Eterno. Y no sólo eso, la salvación llegará a los confines de la tierra junto con la restauración de las tribus. El mundo verá cosas tan poderosas que si se contaran ahora nadie las creería. ¡La oración del Malki-Tzedek celestial será oída! Los nombres que están escritos sobre sus hombros serán recordados y restaurados, y entonces el mundo nacerá de nuevo.

Me imagino que a esta altura del estudio tú te estarás preguntando: ¿dónde está el nombre de mi tribu si yo no pertenezco a las tribus de Israel?   Por el momento solo debes saber que Yahvéh hizo lugar para ti en la Tribu de Benjamín, la cual es la última generación antes de que el Señor regrese. Esto lo sabemos por el oráculo de Moshé que cuando bendijo a Benjamín le dijo:

«El amado del Señor vivirá confiado cerca de él,  y se apoyará sobre sus hombros, pues el Señor lo protegerá siempre.» 

(Deut. 33:12)

Y es que nuestro amado Mesías es capaz de salvarnos más allá de que conozcamos o no nuestra genealogía hebrea. Yeshúa, nuestro Gran Sumo Sacerdote, tiene la fuerza y el poder para hacerlo.

Pues bien, esta es la verdad que sostiene nuestra fe. Cargados en sus hombros, donde Él vaya, nosotros vamos. Él nos lleva sostenidos en sus hombros, su poder nos mantiene lejos de todo principado y potestad, por encima de toda pobreza, enfermedad, caída financiera, por encima de HaSatán (Satanás). Solo ahí podemos tener vista de águila de todo lo que sucede.

Los nombres de las tribus están engravados perpetuamente, no solo escritos, nunca podrán ser borrados por nadie, así que podemos estar seguros que así es con nuestras vidas. Estas cosas están escritas para que sepamos que Él nos sostiene en sus hombros, de donde no nos caemos, no por lo muy bien agarrados que estemos, sino por lo muy bien que él nos tiene agarrados. Aquel que cuida de nosotros no duerme ni se adormece (Salmo 121:4).

¡Bendito sea el Eterno por sus grandes planes! ¡Y bendito sea el Eterno por haber levantado a Yeshúa como el Sumo Sacerdote celestial! ¡Bendito sea Yeshúa por haber sido fiel en llevar la carga y la memoria de los hijos de Israel delante del Eterno durante aproximadamente dos mil años! ¡Digno el Yeshúa el Mesías de recibir honra, gloria, poder y alabanza por su ministerio sacerdotal!

«Lo Verdadero» del Santuario y el Sacerdocio Celestial

 “Entonces harás que se acerque a ti, de entre los hijos de Israel, tu hermano Aharón, y con él sus hijos, para que me sirvan como sacerdotes: Aharón, con Nadav y Avihú, Elazar e Itamar, hijos de Aharón”

(Éxodo/Shemot 28:1)

 

Hemos llegado a la porción de la Torah que nos relata la elección de Aharón como el Sumo Sacerdote del Israel salido de Egipto. En la porción (parashá) semanal que pasó vimos que el mismo Mishkán representa la Presencia permanente («Shekinah» – שכנה) entre los hombres, por medio del pueblo de Israel.

Ahora, el autor de la Vida, Yahvéh nuestro Dios, quiere que ocurra este «acercamiento» para que Israel comprenda que aquí, en Sinaí, se dio la reparación en la historia espiritual del ser humano. Esto significa que en el inicio de la historia «Adam» (el primer hombre) se ocultó de ante el Eterno y se alejó de Él por su transgresión, mientras que ahora, el ser humano, representado en este caso por Aharon, «será acercado» a Dios a través de Su culto racional. La brecha habrá sido cerrada.

Ahora bien, nosotros, los discípulos de Yeshúa HaMashiaj, entendemos que su ministerio (abodá) sacerdotal es una sombra de un ministerio celestial, en el Tabernáculo verdadero, el Celestial. Por ende, la correcta comprensión del ministerio en el Santuario Celestial nos ratifica en el fundamento de fe que descansamos, y nos edifica para no regresar a los lazos de la religión. Aumentan los días en los que surgen más y más engaños, de toda clase, en materia de dogmas, y por ende necesitamos terreno sólido para nuestros pies. Necesitamos sólidos pilares para el edificio.

Entendemos que Moshé vio todo lo que había en el Tabernáculo Celestial:

“Y mira que hagas según el diseño que te ha sido mostrado en el Monte.” 

(Éxodo 25:40 )

Por ello, sabemos que también vio al Sumo Sacerdote eterno según el Orden de Malki-Tzedek, como nos dejara atestiguado el salmista al decir:

Yahvéh ha jurado y no se retractará:

Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Malki-Tzedek.”

(Salmo 110:4)

Teniendo en su mente y corazón esto, el autor de la epístola a los Hebreos escribió:

“…siendo constituido por Dios sumo sacerdote según el Orden de Malki-Tsedek.”

(Hebreos 5:10)

En unas líneas más adelante amplio la enseñanza de con estas palabras:

“…detrás del velo, donde Yeshúa entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de Malki-Tsedek, sumo sacerdote para siempre.”

(Hebreos 6:19-20)

“Ahora bien, el punto principal de lo que se ha dicho es éste: tenemos tal sumo sacerdote, el cual se ha sentado a la diestra del Trono de la Majestad en los cielos, como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, que el Señor erigió, no el hombre. Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que éste también tenga algo que ofrecer. Así que si él estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moshé fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; pues, dice él: Mira, haz todas las cosas CONFORME AL MODELO QUE TE FUE MOSTRADO EN EL MONTE.”

(Hebreos 8:1-5)

La palabra hebrea que en las Sagradas Escrituras ha sido traducida como “diseño” es tavnit, que significa “forma”, “imagen”, “plano”, “modelo”, “copia”, “estructura”.  Esta expresión viene de la raíz baná, que significa “edificar”, “construir”, “tener hijos”, “reparar”, “levantar”.

La palabra “verdadero” tiene que ser entendida desde el punto de vista hebreo, ya que la carta apunta a una comunidad que posee esta mentalidad. Esta tarea de comprensión es muy necesaria realizarla ya que, según el concepto griego, lo que se denomina “verdadero” se entiende, en primer lugar, como algo que está en contraste con lo falso, lo ficticio, lo irreal. Esa es también, la cosmovisión occidental que nosotros tenemos al leer (o escuchar) esta expresión. Pero según el pensamiento hebreo, lo verdadero tiene que ver más con lo seguro, lo estable, lo duradero, lo fiable y lo eterno.

La palabra greiga que se usó en la traducción griega de Hebreos capítulo 8, para verdadero es aletheía  que significa “lo que ya no está escondido”, “lo que revela lo oculto”, “lo que realmente existe”, “la realidad que está detrás de toda realidad ficticia”. Por lo tanto, el concepto griego de lo verdadero está relacionado con el dualismo filosófico donde se cree que lo que verdaderamente existe es lo invisible al ojo humano, lo inmaterial, el mundo de las ideas. Según la filosofía griega, lo material es algo irreal, falso y malo. Con estos conceptos débiles del raciocinio griego, la Roma Imperial someterá la doctrina mesiánica de los discípulos del Camino, y lo transmutará a lo que decidieron llamar cristianismo.

En cambio, el concepto hebreo de lo verdadero no está basado en ese dualismo platónico, sino en lo que es firme, duradero y fiel. La palabra hebrea para verdadero es emet (verdad). Esa palabra viene de aman, “soportar”, “confirmar”, “ser fiel”, “creer”. De amán se deriva la palabra hebrea para fe, emuná. Así mismo, la palabra amén viene de la misma raíz.

Así que cuando se habla del “Tabernáculo Verdadero”, no se está refiriendo a que el tabernáculo terrenal no sea real, sino que se debe entender como un tabernáculo estable, duradero y eterno. Entonces, cuando en las Escrituras hebreas las cosas celestiales son comparadas con las terrenales son llamadas “verdaderas”, pero esto no significa que las terrenales sean falsas, o ficticias, insignificantes o malas. Más bien tiene que ver con la idea de que las cosas celestiales son FIRMES y DURADERAS. Así lo enseñaba el apóstol Pablo a sus comunidades de discípulos, al insistir en que las cosas invisibles son eternas, pero las cosas visibles son temporales:

“…al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 

(2 Corintios 4:18)

En los profetas existía esta cosmovisión. Así por ejemplo lo expresaba el profeta Jeremías:

“Más Yahvéh es el Dios verdadero (emet); él es Dios vivo y Rey eterno

(Jeremías 10:10)

Observemos la comparación entre “verdadero” y “eterno”.

En el cuarto Evangelio, escrito por el apóstol Juan (emparentado con la casa sacerdotal) prevalece también esta forma de considerar lo verdadero. Veamos algunos ejemplos:

“Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.” 

(Juan 1:9)

 

“Y Yeshúa les dijo: De cierto, de cierto os digo:

No os dio Moshé el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.” 

(Juan 6:32)

:

“Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.” 

(Juan 6:55)

 

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.”

(Juan 15:1 )

En todas las comunidades mesiánicas del primer siglo está latente esta forma de considerar a lo verdadero. Por ello, el autor de la epístola a los Hebreos escribió:

“Porque no entró el Mesías en el santuario hecho de mano, figura del verdadero.” 

(Hebreos 9:24)

Desde todas estas consideraciones, podemos llegar a la conclusión de que cuando en las Sagradas Escrituras se habla del “verdadero” Tabernáculo no es en contraste con el terrenal. La palabra “verdadero”, en referencia al Santuario Celestial, no está usada para menospreciar el Tabernáculo (Mishkán) en el desierto o el Templo que estaba en Jerusalén, sino resaltar la grandeza, la perfección y la estructura eterna del Tabernáculo Celestial, el cual es el modelo original para el Tabernáculo y el Templo terrenales. Por eso es que en el libro de la carta a los Hebreos está escrito: “el más amplio y más perfecto Tabernáculo”  (Hebreos 9:11 )

Lo “verdadero” es lo más amplio, lo más perfecto y lo más duradero en contraste con lo terrenal que es más pequeño, menos perfecto y corruptible.

Ahora bien, ya posicionados en esta mentalidad, debemos reflexionar y decir que, así como hay un Tabernáculo verdadero eterno y celestial, también existe un sacerdocio verdadero, eterno y celestial como también está escrito en la carta a los Hebreos:

“De la misma manera, el Mesías no se glorificó a sí mismo para hacerse sumo sacerdote, sino que lo glorificó el que le dijo:

HIJO MÍO ERES TU, YO TE HE ENGENDRADO HOY (habla de la resurrección); como también dice en otro pasaje:

TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE SEGÚN EL ORDEN DE MALKI-TSEDEK. 

El Mesías, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente; y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció; y habiendo sido hecho perfecto, vino a ser fuente de eterna salvación para todos los que le obedecen, siendo constituido por Dios sumo sacerdote según el orden de Malki-Tsedek.” 

(Hebreos 5:5-10)

Este texto nos enseña que después de la resurrección, el Mesías Yeshúa fue introducido en el Sacerdocio Celestial, según el Orden de Malki-Tsedek.

En la misma epístola podemos leer:

“Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Yeshúa, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe.”

(Hebreos 4:14)

La expresión “trascendió los cielos” hace referencia a la investidura sacerdotal de Yeshúa, de la misma manera como el sumo sacerdote Aharón entró en su ministerio por medio de una investidura. En las Escrituras los cielos son comparados con la ropa del hombre. Los cielos son la ropa del Mesías:

“Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos.

Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán cambiados.

Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.” 

(Salmo 102:25-26)

Considerando estas maravillas de la Revelación, entonces podemos decir que la consagración de Aharón fue una sombra profética de la consagración celestial futura del Mesías.

 

“Harás asimismo el manto del efod todo de lana azul. La abertura para la cabeza estará doblada hacia dentro; alrededor de la abertura habrá un borde de labor de tejedor, como la abertura de un coselete será, no se romperá.”

(Éxodo 28:31-32)

 

Las vestiduras sacerdotales eran hechas para honra y hermosura. Ya que había en si algo gloriosos y hermoso en verdad, algo celestial sobre el servicio sacerdotal, y era apropiado el hacer vestiduras gloriosas y hermosas.

Cuando Aharón fue vestido con el manto azul del efod, estaba haciendo un acto profético que hablaba acerca del momento cuando el Mesías iba a trascender los cielos, después de su resurrección. La cabeza de Aharón estaba encima del manto azul y su cuerpo debajo. De la misma manera el Mesías, que es la cabeza de su cuerpo, está sentado sobre los cielos, y su cuerpo está debajo de los cielos.

Cuando dice “no se romperá” el Eterno estaba revelando que el ministerio celestial del Mesías, según el orden de Malki-Tsedek, no se acabaría por falta de lugar o genealogía. Es eterno. El ministerio levítico está basado sobre hombres mortales, pero el ministerio según el orden de Malki-Tsedek esta basado sobre una vida indestructible:

“Y esto es aún más evidente, si a semejanza de Malki-Tsedek se levanta otro sacerdote, que ha llegado a serlo, no sobre la base de una ley de requisitos físicos, sino según el poder de una vida indestructible. Pues de El se da testimonio:

TÚ ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE SEGÚN EL ORDEN DE MALKI-TSEDEK.”
(Hebreos 7:15-17)

Como Malki-Tsedek es presentado en Génesis 14 sin genealogía, es como si fuera eterno. Por eso el Eterno jura que el ministerio sacerdotal del Mesías tiene que ser según el orden de Malki-Tsedek que es de carácter eterno. Esto nos enseña que Yeshúa no pudo entrar en ese ministerio hasta después de su resurrección, puesto que no era inmortal antes de morir. El ministerio de Malki-Tsedek fue iniciado cuando el Mesías fue levantado de los muertos y luego elevado muy por encima de los cielos.

Todo el ministerio del sumo sacerdote Aharón en el tabernáculo, incluyendo su vestimenta, nos habla del ministerio que el Mesías tiene desde su resurrección hasta ahora. Esta es la razón por la que la Torá está entrando en todos los detalles acerca de la ropa del sumo sacerdote. Cuando la Torá resalta un tema y lo repite, es porque es muy importante para el Eterno. Y lo que es importante para él es importante para sus hijos.

El Sumo Sacerdote Aharón simboliza al Mesías en su ministerio celestial. Los hijos de Aharón simbolizan los hijos que el Mesías subió a la Gloria (Heb. 2:10), es decir todos los que son sus discípulos. Ellos también recibieron un ministerio sacerdotal según el orden de Malki-Tsedek a partir de la resurrección y glorificación del Mesías.

Por todo lo que hasta aquí hemos considerado, es importante que estudiemos y entendamos todas estas sombras (o tipos) para entender nuestra función actual en el Tabernáculo Celestial, por medio de la obra de nuestro Gran Sumo Sacerdote Yeshúa, HaMashiaj.

 

 

Malki-Tzédek… ¿un Ser Humano o una Entidad Celestial?

Por P.A. David Nesher

«Cuando Abram volvía de haber derrotado a Quedorlaómer y a sus reyes amigos, el rey de Sodoma salió a su encuentro en el Valle del Rey. 
Allí Melquisedec, que era rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y bendijo a Abram, diciéndole: «Abram,
que te bendiga el Dios altísimo,
creador del cielo y de la tierra.
El Dios altísimo
merece todas las alabanzas,
pues te dio la victoria
sobre tus enemigos».
De inmediato, Abram le dio a Melquisedec la décima parte de todo lo que había recuperado».

(Génesis 14: 17- 20)

Pocos asuntos en las Sagradas Escrituras han despertado tanto interés como la identidad real de Melquisedec. Un personaje que aparentemente salió de la nada al encuentro de nuestro padre Abraham después de que este participara en la guerra contra los reyes de oriente.

Abram tuvo una victoria sorprendente sobre los cuatro reyes enemigos, que habían raptado a su sobrino Lot. Como un guerrero cansado, agradecido de que su persecución del enemigo había tenido tanto éxito, regresó a su casa, junto al encinar de Mamré, en Hebrón (13:18). Sin embargo, el Eterno  le tenía reservada para él una sorpresa: un encuentro inesperado con Melquisedec, rey de Salem (posteriormente llamada Jerusalén) que era también el sacerdote de El Elyon, o el Dios Altísimo (mejor traducido como: «el Poderoso Supremo«). La verdadera prueba de carácter viene cuando tenemos éxito. La manera en que actuamos en un momento de triunfo a menudo revela nuestro verdadero carácter y madurez espiritual. Esto será cierto en el caso de Abram en el momento de su interacción con este rey-sacerdote.

Para comprender la envergadura de este varón con misión inter-cósmica nos sumergiremos en la investigación de los códigos de su nombre y propósito. Y como la tarea más noble para conocer la Verdad es la de investigar, para empezar, tomaremos nota, tanto de los libros de la Tanak (Antigua Alianza) como los Libros Mesiánicos del Pacto Renovado (Nuevo Testamento), de quién este personaje misterioso (Melquisedec). Todas la Sagradas Sagradas Escrituras (La Biblia) lo mencionan solamente tres veces:

  • Génesis 14:18;
  • Salmo 110:4;
  • y Hebreos capítulos 5 al 7.

El nombre Melquisedec (en hebreo Malki-Tzédek), significa «Rey de justicia», según la etimología corriente; pero podría ser un nombre teóforo cananeo: «Sadku es (mi) rey».

En las líneas mencionadas se dice que fue sacerdote del Dios Altísimo. Pero, ¿por qué él era el sacerdote único del Dios Altísimo en medio de las naciones de aquel tiempo cuando aún faltaba mucho tiempo para establecer los lineamientos y pautas del sacerdocio aarónico?

Leamos ahora el relato que se encuentra en Génesis 14. Mientras combatían varias naciones y pueblos en Palestina y Mesopotamia, Lot, el sobrino de Abram, juntamente con su familia y sus bienes, fueron capturados y llevados a otro lugar. Gen 14: 17-19 relata el regreso de Abram después de haber batido a los reyes que habían derrotado al de Sodoma (vv. 10-11) y a sus aliados y hecho prisionero a su sobrino Lot (v. 12). A su encuentro salió el rey de Sodoma y «Melquisedec, rey de Salém, presentando pan y vino; era sacerdote del Dios Altísimo, y le bendijo diciendo: Bendito sea Abraham del Dios Altísimo, creador (Señor) de cielos y tierra; y bendito sea el Dios Altísimo que puso a tus enemigos en tus manos». Hoy día está bien comprobado que Salém es el nombre primigenio de la santa ciudad de Jerusalén (Salmo 76: 3). Melquisedec aparece así como un rey cananeo de la época patriarcal y su nombre es semejante al de otro monarca de Jerusalén, Adonisedec, (capítulo 10, verso 1).

La palabra «Salem» viene de la raíz hebrea que significa «paz«. Esto hace a Melquisedec «Rey de paz«. El mismo nombre hebreo Melquisedec significa «Rey de justicia» (Hebreos 7:2).

Pero, justamente lo interesante de este extraño personaje es su sentido de espiritualidad y sus ritos sacerdotales con los que se manifiesta a Abrahm.

El Génesis lo presenta como sacerdote del Dios Altísimo (en hbero ‘El `elyón’). Esta expresión concordaba con la teología cananea donde «El» es el dios supremo, creador de los seres y padre de los hombres, como le llaman los textos arqueológicos de Ugarit. Gracias al descubrimiento de este texto, hoy sabemos que el nombre del dios cananeo Elyón, es traducido como Altísimo significa por sobre todos los dioses (Soncino). Por todo esto, se descubrió que las dos expresiones juntas (‘El `elyón’) se convierten en títulos descriptivos de YHVH y se constituyen en las pautas de una alabanza al Eterno y verdadero Dios que dicen:

«No hay nadie como tú, oh Señor, entre los dioses. No hay nada más alto o mayor que Tú en toda la tierra. Nosotros podemos confesar con nuestra boca, y reconocemos ante todo el pueblo, que sólo Tú eres El Elyon, Dios Altísimo (‘El `elyón’)«.

Interesante es notar que ante este detalle profético, nuestro padre Abram usa e identifica a esos nombres de divinidades cananeas con un título que designa dignamente atributos de Yahvéh, el Dios de Israel (v. 22), reconociendo así en Melquisedec un varón que ejercía la misma adoración monoteísta que él. Esta actitud concuerda bien con el proceder general de los patriarcas, que, siendo adoradores del Dios único, se mueven con libertad en el ámbito cananeo, utilizando sus lugares sacros y conviviendo religiosamente con sus moradores.

Esta es la primera mención bíblica de un sacerdote en las Escrituras. En la sociedad judía, el sacerdote debía representar al pueblo ante YHVH, como los profetas habían de representar a YHVH ante pueblo.  Malki-Tzédek aparece ser uno de los pocos fieles o tzadikim (justos) en ese lugar de Canaán; uno de los que ponen su confianza en el Dios único y verdadero. Por lo tanto, él era una conexión creyente de la línea sacerdotal del Nombre (Shem), en medio de la impureza de la línea de Canaán. La identidad de Melquisedec ha sido un enigma.

La época post-diluviana vio al mundo de un sólo lenguaje y bajo un sólo sacerdocio. La perspectiva hebrea era que este sacerdocio se centralizó en Salem bajo Melquisedec. De acuerdo al Midrash (una interpretación judía), Melquisedec era identificado con Shem (Sem) el hijo de Noaj (E.g., B. Talmud Nedarim 32b; Genesis Rabbah 46:7; Genesis Rabbah 56:10; Levitico Rabbah 25:6; Numeros Rabbah 4:8). En verdad esto no es imposible ya que debemos saber que, según las propias Sagradas Escrituras, Shem vivió incluso tras la muerte de Sara, la esposa de Abrahán. Además, debemos recordar que Noaj lo bendijo específicamente con el derecho de la primogenitura en lo sacerdotal (Génesis 9:26- 27).

También me es necesario aclarar que Malki-Tzedek en realidad un título y no un nombre personal. Es decir que esta expresión representa el ministerio doble de rey y sacerdote ejercitado a base de una vida indestructible. [Es más, según el Salmo 110:4 ese ministerio sería luego dado al Mesías, (cf. Hebreos capítulos 5 y 7)].

Él era llamado así porque era rey (melech) sobre un lugar afamado por su justicia (tzedek). Él regía sobre un lugar donde algún día el Templo habría de ser construido dentro del cual moraba la Divina Presencia que es llamada Tzedek, y desde donde la prometida Simiente de la Mujer sería manifestada como Mesías para Israel y las naciones. El Midrash aplica este término a Jerusalén en un todo tal como está escrito, «En ella habitó la equidad (tzedek)« (Isaías 1:21) (Soncino; Comentario sobre Génesis 14:18).

Shalem es la única referencia directa a la ciudad de Yerushalayim (Jerusalén) que se encuentra en el Jumash (Pentateuco). En el salterio (libro de los Salmos)  vemos que Shalem es lo mismo que Tsión, como está escrito:

“En Shalem está su tabernáculo, y en Tzion su morada.”

(Salmo 76:2)

Es más, si vamos al capítulo 10 del libro de Josué (vers. 1) vemos como en la ciudad de Yerushalayim había un rey llamado Adoni-Tzedek. Aquí reiteraré los siguiente: Malkisignifica “mi Rey” y Adonísignifica “mi Señor”; Tzedek significa Justicia. En base a estas significaciones, en los tiempos de la conquista de la tierra prometida, alrededor de 600 años después de Avraham, el rey de esa ciudad seguía teniendo un título muy similar. Algunos sostienen que estos, serían títulos que señalan a un mismo cargo y/o función.

Ahora veamos con atención el relato. Notamos que en el momento de encontrarse Avram con Melquisedec, este le trae pan y vino, primeramente como refrigerio para los soldados agotados por la batalla y los prisioneros liberados, en signo de amistad y congratulación, pero también como un sacrificio de acción de gracias al Todopoderoso Dios que permitía la comunión corporativa en la victoria otorgada por el Eterno.

Lo primero que se puede destacar aquí es que, mediante este acto, Malki-Tzédek (Shem)le mostraba a Avram que no le tenía resentimiento alguno por haber matado a sus descendientes por la línea de su hijo Arfaxad, es decir Querdorlaomer, y los otros reyes. Este aspecto es importante sin importar el linaje de los involucrados. Es aún más importante dado el linaje directo de las víctimas preservar el sacerdocio del Nombre (Shem) hasta que Él mismo se encarne en la prometida simiente de la mujer: el Mesías (Génesis 3:15).

Luego Melquisede procede a bendecir a Avram con estas palabras:

«Que El Elyon Dios altísimo, creador del cielo y de la tierra, bendiga a Avram» (14:19).

Es decir que Melquisedec reconoció a Avram como un hermano en la fe y siervo del Señor.

La mención del sacerdocio parece relacionarse más bien con la bendición que imparte a Avram. Éste reconoce dicho sacerdocio entregándole el diezmo del botín. El sabio rabino Nachmanides sostiene que: «… solo porque Abram sabía que Malki-Tzédek era sacerdote del Eterno le dio el diezmo«Leemos claramente en el texto:

«Entonces Avram le dio el diezmo de todo«

(Génesis 14:20)

Avram fue el primero que la Torah menciona que dio el diezmo. Sin embargo el principio del diezmo estaba funcionando desde la creación del hombre. El principio del diezmo implica trabajar parte de su tiempo sin tener el derecho de comer de él. Este principio se encuentra en el árbol del conocimiento del bien y el mal. Recordemos que Adam tenía que labrarlo pero no podía comer de él.

Avram no solamente dio el diezmo de los despojos de la guerra, sino de todo lo que el Eterno le había dado.

Según el Sefer YasharLibro del Justo«), Avram había estudiado con Shem y Hever durante muchos años. Por eso ahora le entrega el diezmo de todo por ser su maestro de Torah. Es decir, que Avram entregó el diezmo a este varón porque sabía que Melquisedec tenía el punto de vista correcto en lo referente a los códigos de la Simiente de la Mujer (Mesías). Avram discernío que hacer conexión con este sacerdocio le garantizaba a él el cumplimiento de las promesas proféticas dadas por el Eterno en el momento de su llamado.

Por otra parte, el sacerdote de la ciudad de Salem sabía que la verdadera fuente del éxito de Avram era YHVH, como se ha dicho: «Bendito sea El Elyon Dios Altísimo, esta era Su obra, que entregó en tus manos a tus enemigos» (Génesis 14:20a) . La palabra entonces dio paso a la acción y le dio Avram el diezmo de todo lo que poseía (14:20b).

Pan y Vino: Símbolos de la Redención

El significado del pan y vino dados por  Malki-Tzédek a Avram, está relacionado directamente a la obra redentora de la simiente de la mujer.

La importancia del Pan y Vino como símbolos de la conjunción del fruto de la tierra (polvo) representado en el Pan, y el alma humana (sangre) representada en el vino, que vuelven a su diseño original mediante la acción del Espíritu Santo representado en la acción sacerdotal del Rey de Justicia: el Mesías. Es decir que Malki-Tzédek está sirviéndolo a Avram los emblemas que serían integrales  establecidos siglos después por el Mesías, en la Cena del Señor, como elementos sacramentales de su obra eficaz y eterno de redención. Este evento en la vida de nuestro padre Avram señalaba a la esperanza de la morada del Espíritu Santo, tal como fuera administrada bajo el nuevo sacerdocio de la Orden de Malki-Tzedek, introducida por el Mesías para todos los redimidos que se saben Israel en Él.

El escritor de la epístola a los Hebreos describe a Melquisedec así:

«… sin padre, ni madre, y sin genealogía, no teniendo principio de días ni fin de vida, siendo hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote a perpetuidad» (Hebreos 7:3).

Debido a este pasaje, algunos creen que Melquisedec es actualmente una aparición o teofanía de Yeshúa antes de nacer en Belén.

Para aclarar esto, comenzaré diciendo que el hecho que Melquisedec reflejaba anticipadamente este evento mesiánico-redentor, no demanda que él sea el Mesías, como algunos intérpretes ignorantes aseguran hoy. En realidad, si lo fuese, hay toda una serie de problemas en el concepto del sacrificio sin pecado del Mesías. ¿Nació? ¿Era un hombre? ¿Si así lo fue, nació entonces de una virgen? Malki-Tzédek no era por cierto de la línea de David. ¿Si era un Ángel, que implica esto para el gobierno de Salem en esa etapa? ¿Que era el sacerdocio allí? ¿Porqué no hay registro en otra parte de un sacerdocio angélico? ¿Que necesidad tiene un Ángel de los diezmos de guerra? Los problemas lógicos introducidos por un aspecto Mesiánico de Melquisedec de tal magnitud son enormes.

Si hay algo seguro a todo esto, aunque, Melquisedec parece ser una figura oscura, se presenta como una persona muy importante del Antiguo Pacto. Ejemplo de esto lo encontramos en el Salmo 110 (versículo 4) que dice que el sacerdocio del Mesías es un sacerdocio según el Orden de Melquisedec, en contraste de ser de la orden de Aarón. En la epístola de Hebreos capítulos 5 al 7 se pone mucho énfasis en esta idea que edificaba la esperanza escatológica de las primeras comunidades.

Entonces, Melquisedec, rey-sacerdote, es considerado como una figura profética del Mesías. El silencio insólito de la Escritura sobre la ausencia de sus antepasados y de sus descendientes, sugiere que el sacerdocio representado por él es eterno. La interpretación de Génesis 14, según la cual fue Avram quien pago el diezmo y no Melquisedec, era tradicional ya que Melquisedec recibió el diezmo de Avraham porque era superior a él y por ello también lo bendijo; asimismo Melquisedec fue superior a los descendientes de Avram, los levitas o hijos y descendientes de Leví, los únicos que podían acceder al sacerdocio.

El diezmo pagado a los sacerdotes levitas era, a la vez, el salario de su oficio sacerdotal y el homenaje tributado a la eminente dignidad de su sacerdocio. Por lo tanto, si el mismo Leví pagó por medio de la figura de Abram el diezmo a Melquisedec, fue porque Melquisedec prefiguraba un sacerdocio mas elevado.

En definitiva, el sacerdocio de Melquisedec era más escatológico y divino que terrenal, y por esto se le ha considerado como sacerdote del Dios Altísimo y Sumo Sacerdote. Debido a ello, un sacerdocio eterno a la manera de Melquisedec anuncia para los tiempos mesiánicos la sustitución del sacerdocio antiguo, considerado ya como inferior al sacerdocio de Melquisedec (Hebreos 7:11-14).

Por último, y entendiendo que Melquisedec es un tipo del Mesías, debemos aceptar que las acciones de Abrahan sirven como modelo de imitación para nosotros hoy. Tenemos que darle una décima parte de todo lo que ganamos a aquel que oficia como nuestro Sumo Sacerdote delante del Trono de la gracia divina: Yeshúa, nuestro dueño.


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