Por Marta Moreno
¿A qué padre no se le ha puesto la cara colorada en algún momento cuando su hijo ha gritado en público? Los gritos de los niños pueden acabar con la paciencia de las familias, sobre todo, si se producen en entornos donde hay más personas pues, a ese mal momento que de por sí es complicado hay que sumar las miradas y los juicios de la gente que está alrededor del pequeño y que, en ocasiones, pueden llegar a intimidar.
En estas situaciones de estrés y agobio te olvidarás probablemente de todas las lecciones de Disciplina Positiva, de las herramientas para tratar con calmar las rabietas y de cualquier otro método de crianza respetuosa. Lo primero que querrás será que el niño pare de gritar y, quizás, tu instinto prevalezca por encima de todo. Puedes llegar a gritar a tus hijos, a espetar una mala mirada o, incluso, a taparle la boca con la mano para evitar que los gritos sigan proliferando.
Así que, a lo mejor, se te ocurre tapar la boca al niño, cogerlo bruscamente del brazo y llevártelo ‘a rastras’ de ese lugar, peor incluso, gritarle más fuerte de lo que está gritando él para intentar que se calle.
Todas estas estrategias son, a juzgar por los expertos, erróneas a la hora de corregir un comportamiento infantil. Y es que, por ejemplo, tapar la boca a un niño, es perfecto para demostrarle que podemos más que él o que, incluso, no tiene potestad para expresar eso que está sintiendo así que, lo mejor, es que descartemos por completo esta opción.
¿Qué hacer para que un niño deje de gritar?
En contraposición a estos tips tan incorrectos, los expertos ofrecen otros consejos que sí se pueden seguir en caso de que nos encontremos alguna vez con que nuestro hijo tiene una rabieta en medio de todo el mundo y, como consecuencia, no para de gritar en público.
- Deja lo que estás haciendo: en el momento en el que escuches que tu hijo está gritando, lo mejor es que concentres t oda tu atención en descubrir qué puede haber pasado para que esté así. Es tan bueno dejar que se exprese como preocuparse por saber la razón que ha desencadenado esos gritos y ese malestar en el pequeño.
- Agáchate a su altura para mirarle a los ojos: aquí te hablábamos de los beneficios de mirar a los ojos y a la misma altura a los niños cuando queramos hablar con ellos.
- Mantén la calma: los niños aprenden por imitación; de nada sirve que grites si él grita, pues estarás demostrando que es lo correcto si estás enfadado. Ante una rabieta, lo mejor es respirar, mantener la calma y tratarla con respeto y cariño
- Si es necesario, apártalo: no es correcto reprimir la pataleta o los gritos del menor, aunque sean en público así que, si se producen y no consigues calmarlos con palabras suaves o con un abrazo, puedes optar por llevártelo a un lugar alejado donde pueda calmarse sin molestar a nadie (y sin hacerte pasar tanta vergüenza)
- ¿Has probado a cantar? Era el truco definitivo de una psicóloga para calmar las rabietas de sus hijos y, quizás, pueda servirte si tu hijo grita en público
¿Por qué gritan los niños?
El grito es la viva expresión de diferentes emociones de toda índole: cuando un niño grita puede estar expresando ira, rabia y enfado, o también euforia, sorpresa y alegría. Pero hay una tercera razón a los gritos infantiles: la imitación de los adultos.
Poco a poco, cuando consigan ir autorregulándose, conociendo sus emociones y adquiriendo la capacidad de autocontrol, los gritos irán desapareciendo.
Tomado de: Ser Padres