Por P.A. David Nesher
En el primer mes (Abib o Nisán) en el día quince, en la peregrinación de Pésaj, el Eterno Dios, nuestro Abba, nos comandó comer Matzah (Pan Ácimo) sin Jámetz (levadura), esto es debido a que el Jámetz es símbolo del Yétzer Hará (tendencia al mal o concupiscencia), el Instinto Humano Destructivo, es decir la arrogancia y vanidad del ego humano.
Con el fin de entender los misterios revelados en esta festividad procederemos a considerar las raíces hebreas de su propuesta.
Matzáh se escribe con las letras: Mem, Tzadik y Hei; Jámetz se escribe con las letras: Jet, Mem y Tzadik. Como vemos la única diferencia en su escritura es la línea que une a la letra Hei de Matzáh para convertirse en la letra Jet de Jámetz. Esta línea simboliza a la lengua y nos exhorta que no debemos hablar Lashón Hará (lengua diabólica), es decir,cualquier cosa dicha o escrita que pueda causar daño físico monetario o emocional a alguna persona (calumnia o difamación), sino más bien Lashón HaKódesh (lengua santa) para que el Tzaráat (la lepra) espiritual no nos invada y destruya. Lashón HaKódesh (lengua santa) tiene que ver con la manera de expresarnos vocalmente hacia las personas (y cosas) en buenos términos, aunque lo acentuamos sobre el sentido de hablar palabras que tienen que ver con la santidad y la pureza, y que siempre bendicen al que oye.
El Jámetz simboliza la inclinación al mal (o mal instinto – Yétzer Hará); por lo tanto, la búsqueda del Jámetz y su eliminación representa la lucha del hombre por vencer esta inclinación. El Jámetz es más sabroso que la Matzáh, es de apariencia más agradable y de mayor tamaño. Ello también es cierto respecto de la «mala inclinación» que arrastra a la persona hacia los placeres mundanos, los hace más atractivos a sus ojos, y que parezcan más importantes de lo que realmente son. Este es el Jámetz que el hombre debe eliminar por completo.
La Matzah es el símbolo de la Providencia y las bendiciones del Santo y Bendito Abba en nuestras vidas, pero el Jámetz representa a aquello que nos estorba y nos nos deja apropiarnos de
ellas.
¡Saquemos el Jámetz de nuestra vida a tiempo, no vaya a ser que nos destruya!
¡Desechemos lo que nos estorba!