Por P.A. David Nesher
«Vayet Moshe et-yado al-hashamayim vayehi joshej-afelah bejol-erets Mitsrayim shloshet yamim. Lo-ra’u ish et-ajiv velo-kamu ish mitajtav shloshet yamim ulejol-beney Yisra’el hayah or bemoshevotam.
«Moshé levantó su mano hacia el cielo y hubo una densa oscuridad en toda la tierra de Egipto, durante tres días. Nadie pudo ver a nadie, ni nadie pudo levantarse de su lugar durante tres días seguidos.»
(Éxodo/Shemot 10:22-23)
Yahvéh ataca así al dios “Ra”, dios sol de los egipcios. Todos los ciudadanos de Mitzrayim lo consideraban el dios del cielo, del sol y del origen de la vida. Sus creencias afirmaban que, todas las noches, Ra luchaba con la serpiente Apofis y, al vencerla, la luz derrotaba a las tinieblas y un nuevo día comenzaba.
La plaga de las tinieblas duró seis días, pero el pasuk (versículo) alude al segundo trío de días. En el primer trío de días murieron los perversos entre los israelitas que no querían salir de Egipto; Yahvéh les confirió el honor de morir en la oscuridad para que los egipcios no se deleitaran de su desgracia. Todas las plagas duraron siete días, excepto esta que duró seis, porque el 7º día de dicha plaga Yahvéh lo reserva para castigar a los egipcios cuando estos salgan a perseguir a los israelitas hasta el Yam Suf (Mar Rojo – Éx. 14:20).
La oscuridad física afectó a los egipcios de dos formas. La primera era que «ninguna persona podía ver a su hermano» y la segunda era que «ninguna persona podía elevarse de su lugar«. Enfocado en esto, el Midrash enseña que esta plaga duró seis días. Los primeros tres días los egipcios no podían verse uno al otro pero podían levantarse y moverse. Durante los últimos tres días la oscuridad se intensificó tanto hasta el punto que paralizó hasta el movimiento más simple. No podían levantarse de sus lugares. Ni por medio de luz natural ni por medio de luz artificial, ya que la densidad de la oscuridad era impenetrable. Los egipcios quedaron totalmente inmóviles.
Las tinieblas no eran del tipo que conocemos ya que, aunque los egipcios encendían fuego, este no emitía luz. Eran tinieblas tan compactas de manera que nadie se podía mover de un lugar a otro. Pero los hijos de Israel tenían luz al interior de sus hogares. No sabemos si esto era debido a que el Eterno los libró de esta plaga o porque Él les permitió palpar un anticipo de Su Presencia única (Shekináh), la cual les trajo una luz sobrenatural.
El sabio Rambam sostiene que esta oscuridad era un fenómeno peculiar y que no necesariamente era la oscuridad que provoca la ausencia de luz diurna. Él cita en su apoyo el versículo de Salmos 105: 28 que dice con respecto a esta plaga:
«Él envió oscuridad y sumió al país en oscuridad … «
Lo cierto es que, de acuerdo con los códigos del texto, la densidad de la oscuridad en Egipto era impenetrable. En lenguaje metafórico está dicho que esas tinieblas “casi se podían palpar”, y con dificultades se podía respirar a raíz de esta densidad.
Los egipcios habían quedado inmóviles. Era sumamente angustioso no saber lo que había a su alrededor. Debido a las tinieblas, ahora eran los egipcios quienes estaban siendo separados de sus familias. Por su parte, los hijos de Israel se regocijaban, comían y bebían sentados y tranquilos.
Este azote fue como castigo por haber encerrado a los israelitas en oscuros calabozos mientras estaban cautivos. También, apenas poco tiempo atrás, los hebreos trabajaban sosteniendo fijamente las veladoras de los egipcios sin moverse mientras aquellos disfrutaban alegremente la cena. Los egipcios castigaban con dureza a los benei Israel cuando hacían algún movimiento en falso con las lumbreras. Un ejemplo le leemos en el Midrash:
« … Sostén esta vela encendida sobre tu cabeza mientras yo ceno, pero tenla derecha, un movimiento que hagas, y te cortaré la cabeza con mi espada…».
Leyendo el libro apócrifo denominado “La Sabiduría de Salomón” en el capítulo 17, encontré una descripción elocuente de los tormentos, de los peligros y de las angustias provocadas por la plaga de las tinieblas que… “se extendió sobre los egipcios como una noche profunda, mientras que los santos estaban inundados de una luz resplandeciente…”.
El propósito del Eterno de Israel con esta nueva plaga fue demostrar Su Poder ante una de las divinidades más adoradas y, supuestamente poderosas, de la mitología egipcia. Los faraones se consideraban a sí mismos “hijos de Ra”, e incluso sus reencarnaciones, por lo que permanecer tres días en la más absoluta oscuridad fue un duro golpe para las creencias del pueblo.
Ahora bien, leyendo en la traducción del sabio Ibn Hezra encontré que en el versículo 21 el término hebreo וימש («Veiamesh«) debe ser traducido así:
» … Y que se palpe oscuridad».
Este exegeta asegura que el significado real de esta plaga adquiere una mayor magnitud cuando leemos en Devarim:
«Te castigará Yahvéh … con confusión de la mente. Y palparás al mediodía, como palpa el no vidente en la tiniebla y no prosperarás en tus caminos … «
(Deuteronomio 28: 28-29).
Según Ibn Hezrá, estas palabras parece insinuar que la oscuridad en Egipto no tenía por finalidad simplemente paralizar el país, sino cambiar la mente de los egipcios y llevarlos a la reflexión. Así pues, con esta descripción, el sabio asegura que este evento en la historia se convierte en un hecho contemporáneo y actual para cualquier humano que lo lee.
La plaga de la oscuridad se hizo parte de la historia atemporal del hombre, símbolo de aflicciones análogas que no admiten inmunidad. Oscuridad física simple de la noche se convierte en una enfermedad del individuo, del alma. No hay ceguera como el egoísmo que mancha a otros hombres en nuestro punto de vista, la oscuridad que previene a uno de ver a su hermano. Esta es la plaga dirigida hacia el exterior.
Es que en un sentido alegórico, la peor oscuridad es aquella en la que uno «no puede ver a otro», esto es, negándole la atención que aquel pudiera requerir. El que «no puede ver a otro» tampoco puede «levantarse de su lugar», es incapaz de despegarse de su chatura (mediocridad) humana y espiritual para crecer y evolucionar [Torat Emet].
La oscuridad tiene dos peligros:
- 1) La oscuridad trae consigo confusión: un poste puede ser confundido con una persona.
- 2) La oscuridad trae temor de chocar contra una pared. Una persona puede paralizarse en un estado de shock.
La plaga física de la oscuridad tiene su raíz en la oscuridad espiritual, que puede ser definida como ausencia de la presencia revelada de Yahvéh.
Por ello, debemos reconocer que vivimos en una época de gran oscuridad espiritual en la cual las personas chocan unas con otras en su ceguera. No pueden diferenciar entre un poste y un hombre. Si están parados no pueden sentarse y si están sentados no pueden pararse. Por ello, la gran mayoría de los que integran las masas de la Gran Ramera van de aquí para allá, tratando de encontrar un «gurú» para obtener una elevación espiritual instantánea. Prefieren la actividad mágica de esto líderes escrupulosos que esforzarse en alcanzar méritos personales en la búsqueda de la Luz que da la Instrucción (Torah) divina en su interior, por medio del Mesías.
En estos tiempos de oscuridad, es el esplendor y la pureza de cada casa hebrea y todo lo que hay en ella, el que continúa brillando como un faro en un oscuro mundo… «Y para todos los hijos de Israel hubo luz en sus moradas…”, cita la Escritura. Esto nos enseña que los hijos de Dios andamos en Luz y los hijos de las tinieblas están esclavizadas por la oscuridad de sus mentes y corazón.
Lo maravilloso de esto es que aquellos que se encuentran bajo las tinieblas podrán pasar de allí al Reino de Su Luz Admirable:
“Moradores de tinieblas y de sombra de muerte, prisioneros en miseria y en cadenas, porque fueron rebeldes a las palabras de Dios y despreciaron el consejo del Altísimo; humilló pues, sus corazones con trabajos, tropezaron y no hubo quien los socorriera. Entonces en su angustia clamaron a Yahvéh y Él los salvó de sus aflicciones; los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte y rompió sus ataduras. Den gracias a Yahvéh por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos de los hombres.”
(Salmo 107:10-15 )
Es por esto, que al leer los Escritos Mesiánicos notaremos que la pasión de los discípulos de las primeras comunidades mesiánicas era proclamar con denuedo el Evangelio del Reino divino a todas las naciones:
“ …para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados.”
(Hechos 26:18 )
De este modo, con los paradigmas lumínicos de su mensaje, impactaban en los corazones y las mentes de sus oyentes, produciendo que multitudes salieran de la tinieblas y fueran promocionadas por el Espíritu del Eterno a la posición de hijos primogénitos en el Mesías:
“Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”
(1 Pedro 2:9 )
“Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado.”
(Colosenses 1:13 )
“…porque todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. No somos de la noche ni de las tinieblas.”
(1 Tesalonicenses 5:5 )
Por todo esto, los exhorto e incentivo a que no teman en predicar este evangelio a tiempo y destiempo, ya que no serán avergonzados. Por el contrario, el Señor los respaldará con señales y maravillas, provocando que multitudes de varones y mujeres se sometan a los principios mentales de Su amor.