Autora: Laura Arco
(Todos los Derechos Reservados)
Como dije alguna vez, ¡Dios tiene tantísimos y tan variados métodos para enseñar a sus hijos! Quizás, como educadora que soy, hay en mí una habilidad especial para advertir y admirar métodos y estrategias pedagógicas. Hoy, cuando quedé en la quietud y el silencio de las casa, pues algunos ya no estaban y otros todavía no se levantaban, le preguntaba al Maestro qúe tenía que meditar, aprender y compartir en este día; y quedé a la espera.
Un rato más tarde mi esposo puso música de películas famosas y pude reconocer la banda sonora de «Cinema Paradiso». Una sola escena vino a mi memoria: cuando el operador del cine, Alfredo, ya ciego, le dice al joven Salvatore que se vaya del pueblo y no vuelva nunca más. Y como cartelitos luminosos se encendieron estas palabras en mi mente:
«Ningún profeta es bien recibido en su propia tierra«
(Lucas 4:24)
«No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes, y en su casa.»
(Marcos 6:4)
«…habéis invalidado el mandamiento de Dios por guardar vuestra tradición«
(Marcos 7:9)
«Vete de tu tierra y de tu parentela y de la casa de tu padre«
(Génesis 12:1)
El joven protagonista de esa película tenía aspiraciones que no se amoldaban a la cultura tradicionalista de su comunidad. Si quería verlas concretadas debía ser en otro ámbito en donde no hubiera «familiaridad», donde no fuera el «Toto», sino un hombre con proyectos personales y superlativos.
Cuando Dios le manda a Abram abandonar sus orígenes le está diciendo que Él lo llevará a buen puerto. Lo lleva a un lugar donde Abram podría prosperar de adentro hacia afuera.
¡Cuántas riquezas han permanecido toda una vida encofradas en un ser humano que no pudo ser fructífero al extremo a causa de las ataduras de las convenciones sociales del lugar donde se crió!
¡Cuántos hay que emigran buscando mejores pastos, pero siguen tan atados a esas estructuras mentales como los que se quedaron!
¡Cuántos, sin haber salido jamás de su comarca, llegan a recorrer toda la esfera terrestre y aun alcanzan su centro, o la ven desde la luna!
Así lo hizo Julio Verne, quien jamás cruzó los límites de París ¡pero sí los de su tiempo y cultura!
Desde Mendoza, Argentina, yo me uno a todos Uds., los que leen estas reflexiones y los invito a que nos unamos al que está más allá de las estrellas quebrantando todas las fronteras para ser varones y mujeres superlativos como el mismo Jesús que rompió a todas las barreras que nos separaban del Altísimo.
Oración:
«Amado Papá, te agredezco este llamado a salir de mi conformismo. Siempre me llamas a subir a un nivel mejor. Gracias por mirarme como a Abraham, capaz de engendrar multitudes. Gracias por romperme los moldes una y mil veces, ya que soy adicta a ellos. Gracias por llamarme a la expansión y la libertad. Oigo tu voz _eres mi Papi_ y la sigo. Hágase tu voluntad en mí. Amén.»
Laura Arco
Maestra Apostólica
¿Te animas a compartir las reflexiones que sacas de este artículo?
Te pido que no te vayas de esta bitácora sin hacer el comentario sabio que en tu interior se ha formado.
Gracias.
Cada generación se encuentra con esta "confrontación generacional", aquella que determina si seguir adelante con las tradiciones o enseñanzas muchas veces erróneas provenientes de nuestra familia y parentela o la de dejar todo atrás y empezar "de cero" corriendo el riesgo de "salir" y "lograr" y "alcanzar" lo que grita en su interior: el cumplimiento de su misión. Saludos!