Por P.A. David Nesher
Hacer sonar el Shofar en Yom Teruah es un mandamiento del Eterno que la Torah revela. Esta mitzvatt la podemos leer en el versículo (Números 29:1):
«Y en el séptimo mes, el primer día del mes, será declarado día festivo para vosotros, un día de teruá para vosotros«.
Para cumplir con esta mitzvá (mandamiento), el único requerimiento es escuchar y prestar atención a su sonido. Este tiene un mensaje íntimo y detallado para el alma, que lo dirige hacia su raíz misma, sin que el oyente capte directamente su significado. Desde allí el mensaje penetra en la psique y rectifica los poderes interdimensionales de su espíritu.
¿Qué hay con respecto al shofar que es tan especial? ¿Por qué es obligatorio que cada hijo del Eterno escuche su llamado? ¿Cuál es el significado detrás de esos sonidos primitivos y fascinantes? ¿Qué les da el poder de entrar en nuestra recóndita alma? ¿Y por qué la Torah designa a esta festividad como “Iom Teruá”, “Día del Shofar”?
Esta Fiesta es llamada también el Día del Juicio, cuando todos nosotros nos paramos en juicio frente al Eterno Dios. Los libros están abiertos, nuestras vidas son examinadas y cada acto, cada palabra, es cuidadosamente examinada. ¿Quién vivirá? ¿Quién morirá? ¿Quién tendrá facilidades? ¿Quién será atormentado? ¿Quién será elevado? ¿Quién será degradado? La lista continúa. ¿Quién no temblaría en este día?
El shofar es un llamado de reconciliación con nuestro padre celestial. Es un llamado para revertir nuestros errores, nos renueva y nos concede otra vez nuestro potencial dado por Dios.
¿Quién de nosotros no ha cedido ante los deseos? ¿Quién de nosotros no se arrepiente? ¿Quién de nosotros no tiene sueños por cumplir?, “Si sólo pudiera hacerlo todo otra vez… si sólo pudiera tener otra oportunidad…si sólo pudiera arreglar los errores del pasado…”.
El shofar viene a decirnos que podemos reinventarnos a nosotros mismos, podemos deshacer nuestro pasado, podemos convertir nuestros errores en experiencias de aprendizaje y empezar de nuevo.
Comenzamos tocando tekia, un sonido largo y constante, recordándonos que dentro de nosotros llevamos el aliento puro de Dios, y por lo tanto somos puros. La tekia es seguida por shevarim, sonidos cortados, nos dicen que estamos desviados de nuestro camino, perdimos la dirección, y olvidamos nuestro propósito. Pero una vez que nos damos cuenta, nos arrepentimos y lloramos a Dios con los corazones rotos, simbolizados por el tercer sonido del shofar, terua (tu-tu-tu-tu), el sonido del llanto.
Al sonido de las trompetas (shofarim) experimentamos como nuestro Abba nos llama, y la voz del shofar es Su llamado interior. Pero los sonidos de la vida nos ensordecen y no la escuchamos, y a veces ni siquiera nos interesa escucharlo. Él quiere sacudirnos de la sordera y hacer que respondamos al insistente llamado de Su shofar. Él quiere que corramos a Él para ser abrazados en Su regazo, donde podremos estar protegidos, seguros…y hallados.
Veo oportuno compartirles aquí las palabras del sabio judío Nosson Scherman quien dice: “El shofar es un instrumento primitivo, apenas capaz de modular tonos o producir distintas notas. ¿Podrá alguien tocar una sinfonía o una canción con un shofar? No, pero su sonido penetrante simboliza el llanto inarticulado de un alma indeleblemente manchado que ansía ser limpiado, pero no sabe cómo. Es un llanto que sólo el oído de Dios puede traducir como una plegaria. Le decimos: ‘Es nuestro deseo hacer Tu voluntad,’ pero no sabemos cómo. El continuo atractivo de la Malvada Inclinación, la sociedad, la cultura, el hábito y el ambiente nos ha adormecido a Tu toque, nos ha ensordecido a Tu mensaje”.
Recientes estudios científicos confirman que el sonido del shofar hace que nuestros cuerpos reaccionen físicamente. La respuesta al fuerte e insistente sonido provoca una reacción a veces conocida como “pelea o huye,” la misma respuesta que tendríamos a una fuerte alarma. Nuestros sentidos son inmediatamente alertados a un posible peligro o estrés. Son despertados y agudizados, produciendo mayor energía para responder de manera activa. Nos da mayor claridad de mente y habilidad para ver las cosas que no notaríamos de otra manera. Nos lleva a un nuevo estado de alerta. La energía que ganamos al oír los fuertes sonidos del shofar nos da, por un momento, un estado de consciencia renovado y más agudo, así como una forma diferente de ver el mundo.
Cuando suena el shofar, su sonido penetrante y evocador vibra muy profundo en nuestro interior, tocando las cuerdas más profundas del alma. Recordamos el grito de victoria y celebración, y el llanto de arrepentimiento del pueblo de Israel. Despierta cada parte de nuestro ser a la voz de Dios.
Existe una rica dicotomía en el uso del shofar. En las Escrituras, un cuerno usualmente representa el poder y la fuerza de un rey, pero el cuerno de carnero también es curvado, lo que representa ser doblegado en sumisión ante la grandeza infinita del Eterno Dios. Por lo tanto, estamos también ante una bella representación del Mesías, quien primero vino como siervo humilde y luego vendrá nuevamente como Rey.
El sonido del shofar es un aviso de alerta, un llamado para separarse de toda la mundanalidad profesional, social, y política para volver a dedicarse a los valores básicos y corregir nuestro orden de prioridades. La palabra «shofar» proviene del verbo hebreo «leshaper» que significa “realzar” y “mejorar”. Por eso, desde esta primera instancia, el shofar nos viene a enseñar que debemos mejorar nuestras acciones. Algunas otras fuentes dicen que la raíz también significa “belleza”. Esta etimología nos invita a meditar en que el Eterno requiere que la trompeta sea usada para conmemorar la Fiesta de las Trompetas (Lev. 23:24-25). a fin de discernir que este acto representa un momento especial que Él crea para nosotros a fin de que nos arrepintamos y arreglemos nuestra relación de hijos delante del Eterno Dios, de esa manera realzar, mejorar y embellecer nuestra comunión con Él.
Las Escrituras enseñan que es posible tomar decisiones importantes y cambiar nuestra vida en un instante. La capacidad extra que tenemos durante este período hace que el cambio sea más accesible.
Satanás conoce el poder de los sonidos del shofar. Él sabe que aunque se originen en los labios del hombre, ese día mismo pueden muy bien culminar con la llegada del Mashíaj ben David.
Les dejo este VIDEO que evoca a este instrumentos y su técnica profética a través del tiempo y la historia de Israel.