1º – Di en todo momento: «Esto también pasará»
preocupaciones en la almohada, y despertar con una actitud certera que a los que a Dios aman todo ayuda a bien (Rm. 8:28).
2º – Recuerda lo que has conseguido
Con gran facilidad lo cotidiano nos conduce a los extremos y pensamos que somos las personas más incapaces del planeta cuando quizá el día anterior pensábamos que no había reto que se nos resistiese. Entendamos que esto no es tan así. Simplemente, debemos intentar que nuestra autoestima salga indemne de estos envites. No debemos pensar acerca de nosotros con más alto concepto de sí que el que debemos tener, ni tampoco con más bajo concepto (Rom. 12:2). ¿Cómo? Será muy útil pararse y escribir una lista de esas cinco metas que pensábamos que nunca alcanzaríamos y que, sin embargo, hemos superado. Es un buen recordatorio de que cuando queremos y, sobre todo, no nos ofuscamos, podemos.
3º – Especialízate en algo.
Tengamos en cuenta que conocer algo en profundidad puede ayudarnos a volver a arrancar en esos momentos en que nos sentimos atrapados. Encontrar algo que nos apasione, en lo que seamos buenos y que disfrutemos puede ser un buen bote salvavidas cuando el mundo parece, de la noche a la mañana, incomprensible y hostil.
4º -No te compares con los demás (porque quizá estén peor que tú).
La raíz de muchos de nuestros males se encuentra precisamente en mirar más al vecino que a nuestro propio hogar. Como es habitual, pensamos que lo que hacen los demás es siempre mejor y tendemos a olvidar que debajo de la apariencia de felicidad pueden latir problemas más serios de los que sospechamos. Siempre habrá algún campo en el que destaquemos por encima de los demás (aunque no lo parezca).
5º – No quieras demasiado.
¿Conformismo? Quizá, pero solamente para la opinión de los obsesivos materialistas. Las Escrituras a esto lo llaman contentamiento y en verdad es un paradigma que permite el ejercicio de una higiene mental que nos permite mantenernos lejos de las metas inalcanzables cuya persecución tan sólo puede conducirnos a la frustración propia de la carrera frenética del materialismo individualista.
6º – Socializa y lo verás todo con otros ojos.
Todos necesitamos una cierta dosis de introspección de cuando en cuando, eso está claro. Pero a veces, este tiempo de reflexión es el equivalente al aislamiento que conduce indefectiblemente a la obsesión, la ansiedad y la depresión. Con levantar el teléfono y llamar a uno de nuestros hermanos en la fe y/o líderes mentores para contarle lo que nos atormenta tendremos mucho ganado.
7º – La decepción forma parte de la vida.
El grupo de rock Rolling Stones cantaba «You Can’t Always Get What You Want» («no siempre podrás conseguir lo que quieres«), y cuanto antes lo aprendamos, mejor viviremos. A veces intentamos ir demasiado lejos con nuestros objetivos, y otras veces, simplemente no podemos conseguir lo que queremos, aunque sea asequible.
8º – Vence todo tipo de miedo.
hacerle frente. Si lo conseguimos, no sólo habremos superado un obstáculo, sino que recobraremos la confianza perdida. Incluso si fracasamos, el intento nos recordará que no somos unos cobardes.
9º – Haz algo nuevo.
Siempre tengamos en cuenta que el Eterno Dios es un creador, un innovador. Al final de la Biblia, en Apocalipsis 21:5, está escrito: El que estaba sentado en el trono dijo: “¡Yo hago nuevas todas las cosas!” Alabemos a Dios cuya misericordia es nueva cada mañana y quien nos asegura nuestro lugar en la nueva creación.
10º – Pasea.
¿Nada de lo anterior ha funcionado? Quizá todo sea tan fácil como salir a dar una vuelta y, de esa manera, desengrasar nuestra mente. Es una de las maneras más sencillas y baratas de acabar con la fatiga mental, tal y como demostró este mismo año un estudio realizado por la Universidad de Escocia, que indicaba que algunas de las peculiaridades de los paseos por el parque (como la
llamada “fascinación suave”) nos ayudaban a resetear nuestro cerebro y a recuperar la concentración. En definitiva, a volver al punto cero y
recuperar la confianza.
LO PRACTICARE APOLTOL GRACIAS POR SUS DOCTRINAS SON DE MUCHA AYUDA