Por P.A. David Nesher
«Nadie hay como el Dios de Jesurún, que cabalga los cielos para venir en tu ayuda, y las nubes, en su majestad.»
(Devarim/ Deut. 33:26)
Hemos llegado a los versículos de conclusión de la bendición que Moshé está salmodiando proféticamente sobre el Pueblo escogido de Yahvéh. Es la segunda vez que aparece la palabra Yeshurún (Jesurún) en las Escrituras (anteriormente Moshé la ha usado en su shirá – c.f. Devarim 32:15). Es evidente que esta expresión es un título para Israel, y literalmente significa «el que es justo porque ama lo que es recto» (c.f. Isaías 44:2).
La mayoría de los intérpretes modernos coinciden en tomarlo como un título poético e ideal de Israel, derivado de la expresión yashar, (el «recto«); se considera que contiene una referencia tácita a la palabra Israel (yisra’el _יִשְׂרָאֵל _), de la cual las tres primeras consonantes son casi las mismas que las de «Yeshurun» ( יְשֻׁרוּן ).
En el libro de Números (o Bamidbar) se supone que el término «los justos» (yesharim) contiene una referencia similar (Números 23:10). La mayoría de los comentaristas comparan también «el Sefer Yashar» (El Libro del Justo), y se ha sostenido que «Yashar» es similarmente un nombre por el cual Israel es llamado.
En la Versión de los Setenta o Septuaginta (primera traducción de las Sagradas Escrituras al griego), la expresión Yeshurún (Jesurún) se considera un término afectuoso y se traduce por “amado”.
Es interesante saber que el nombre Yeshurún estaba grabado junto con las doce tribus en las piedras preciosas del pectoral del juicio del Sumo Sacerdote. Según el Talmud (Yoma 73b), el pectoral del kohen gadol estaba inscrito con los nombres de los tres patriarcas, las 12 tribus y la frase “Las tribus de Yeshurun”. El Jasam Sofer (1762-1839) de Yoma 73b escribe que solo el peto de Aharon tenía esta frase. Los petos posteriores leen “Las tribus de Israel”.
Los sabios del hebreo también explican que “Yeshurún” está relacionado con “shur”, que significa «mirada» y recuerda el hecho de que cada integrante del Pueblo de Israel fue de las personas que más se acercaron a contemplar la santa presencia del Eterno cuando se les reveló en el Monte Sinaí.
Este nombre, Yeshurún (Jesurún), debería haber recordado a Israel su llamamiento como pueblo en relación de pacto con Yahvéh y, por lo tanto, su obligación de ser rectos. (Dt. 33: 5,26;) para lograr que toda la creación sea completada en la plenitud de la justicia. Sin embargo, también Moshé escribió lo siguiente:
«Pero Jesurún engordó y dio coces, has engordado, estás cebado y rollizo; entonces abandonó a Dios que lo hizo, y menospreció a la Roca de su salvación.»
Devarim/Deut. 32: 15)
En este pasaje el nombre Yeshurún (“Jesurún”) está siendo empleado por Moshé de una manera irónica. De este modo, él les está señalando que en vez de vivir en armonía con lo que ese nombre indicaba, Israel se hizo ingobernable, abandonó a su Hacedor y despreció a su Salvador.
También resulta interesante señalar que la palabra Yeshurún aparece sólo cuatro veces en todas las Sagradas Escrituras: tres en la Torah de Moshé y una entre los profetas (rollo de Isaías más precisamente).
Por todo lo dicho, considero que es importante conocer y destacar que existen tres nombres en las Sagradas Escrituras para referirse al pueblo del Eterno:
- Yaakov (Jacob),
- Yisrael (Israel) y
- Yeshurún (cf. 33:26, 28).
Como creo que ustedes estarán ya discerniendo, éstos tres nombres, representan tres niveles de espiritualidad, en los que Yaakov es el más bajo y Yeshurún es el más alto. Así pues, ordenando mejor nuestro conocimiento diremos que:
- Yaakov representa al pueblo escogido en su conciencia y misión terrenal, ocupado de la mayordomía de todos los elementos que componen la fisicalidad;
- Israel representa al pueblo escogido en su conciencia espiritual, ocupado en la investigación de los códigos de la Torah;
- Yeshurún representa al pueblo escogido ya en su conciencia celestial, apegado completamente al Eterno y gobernando la existencia en todos sus planos.
Veamos cómo el profeta Isaías usó este término al dar este oráculo:
“Mas ahora escucha, Jacob, siervo mío, Israel, a quien yo he escogido. Así dice Yahvéh que te creó, que te formó desde el seno materno, y que te ayudará:
«No temas, Jacob, siervo mío, ni tú, Jesurún, a quien he escogido.”
(Isaías 44:1-2)
Insisto que la ocurrencia de los tres nombres usados aquí es muy notable, y el orden en que se encuentran no es accidental. El profeta habla aquí de estos tres niveles espirituales del pueblo del pacto. Isaías comienza con el nombre que perteneció al patriarca de nacimiento; el nombre de su naturaleza, que contenía algunas indicaciones de su temperamento y carácter. Pasa al nombre que conmemoraba el misterioso conflicto en el que, como príncipe, Jacob tenía poder con el Eterno y prevaleció. Por último, el patriarca, esta vez representado en sus descendientes, termina con el nombre Yeshurún , cuyo significado es «el justo«, y que fue otorgado al pueblo como un recordatorio de lo que deberían ser.
El nombre Yaakov se aplica a la parte física de la personalidad de nuestro patriarca. Señala a los asuntos relacionados con su existencia terrestre. En cambio, el nombre de Yisrael (Israel) se refiere a aspectos espirituales de su personalidad. Es decir, a los asuntos relacionados con su existencia eterna vinculada con las regiones celestiales.
Recordando la historia patriarcal, cuando Yaakov recibió por primera vez su nombre, la Torah declaró que esto se debió a que reflejaba su aferramiento al talón de su hermano Esav (Esaú). Luego, encontramos que el nombre Israel se utilizó por primera vez, cuando Yaakov, habiendo luchado exitosamente con la fuerza celestial que representaba a su hermano Esav, salió victorioso. Por lo tanto, es evidente que el nombre adicional de Israel tenía como objetivo principal reflejar los logros espirituales de Yaakov. Este nombre recordaba el hecho de que Yaakov había alcanzado una dimensión adicional en su desarrollo de la personalidad. Por causa de esta historia patriarcal, el nombre Yaakov quedó proféticamente subordinó al de Israel. El uso de estos nombres enseña entre otras cosas que si alguien hace su dimensión espiritual subordinada a sus preocupaciones físicas , terrestres esto «lo mata», conduce a su muerte tarde o temprano.
Después de este examen detallado, notaremos que cuando la Torah emplea el nombre de Yaakov para describir a nuestro patriarca, se refiere a sus preocupaciones terrenales (el atributo femenino de la Luz Infinita) y, por lo tanto, a su tendencia a retener. Con esto el Eterno revela que dichas preocupaciones son indispensables para cualquier ser humano. Mientras que cuando cambia llamándolo Israel se refiere a sus preocupaciones espirituales, asuntos que son en gran medida abstractos (atributo masculino de la Luz Infinita). Esto es lo que el profeta tenía en mente cuando dijo:
«¿Quién te creó, oh Yaakov, que te formó, oh Yisrael?»
(Yeshayahu/Isaías 43: 1)
Por todo esto, entendemos que el nombre Yaakov es el que ha sido designado para servir al Eterno y cumplir sus propósitos en la tierra. Él no recibió ninguna promesa de tener una descendencia como las estrellas, como Avraham e Yitzjak, sólo como la arena y el polvo. De ese modo el nombre Yaakov representa el pueblo del pacto que vive en el mundo natural, rectificando y reparando el mundo físico; por lo tanto tiene su parte y función en esta edad presente.
El nombre Israel representa la descendencia de Yaakov espiritual, que ha tenido la experiencia de un quebranto en sí mismo y que reconoce su urgente necesidad de ayuda del cielo para poder vivir. Es el pueblo del pacto que lucha junto con el Eterno y vence sobre las fuerzas del mal tanto interiores como exteriores en el mundo físico y en el mundo espiritual.
Ahora bien, hemos dicho al iniciar este estudio que el nombre Yeshurún viene de la raíz ישר (yashar), que significa «recto«, «justo«, «directo«, «fino«, «honesto«. La misma palabra encierra la idea de «ver lo recto por medio de la meditación de la Torah«. Este nombre representa al pueblo del pacto que ha llegado al nivel ideal, diseñado por Dios mismo, y que Él tanto anhela que Su Pueblo alcance. El mismo es un nivel de obediencia inmediata e incondicional tal en el que nadie puede encontrar motivos para argumentar contra él reproches, acusarlo y/o condenarlo. Es el pueblo justo y celestial que conoce a su Elokim y camina con Él adorándolo en el Espíritu y en Verdad.
Todos sabemos qué tan lejos debajo del ideal del nombre cayó el pueblo israelita, y sin embargo, el nombre se aplica a ellos hasta hoy desde los cielos. Aunque la realización del ideal ha sido tan imperfecta, el ideal no se destruye. Aunque han hecho tantos pecados, sin embargo, Yahvéh los llama por su nombre de «justo«.
Entonces, considerando el texto y el mensaje del profeta Isaías, nos damos cuenta que habla de dos pueblos escogidos, Israel y Yeshurún. De esa manera Israel puede representar los redimidos que están dentro del pueblo del pacto y Yeshurún puede ser entendido como los que han sido escogidos de entre los de Israel para llegar a un nivel más alto de justicia. Esos que han recibido la justicia del Eterno por la fe prometida a los antiguos y que ha sido perfectamente cumplida por medio de la muerte expiatoria y resurrección de Yeshúa.
Los que alcanzan este tercer nivel de santidad son los señalados escrituralmente como las estrellas del cielo, los que tienen una ciudadanía celestial y los que habitarán la Yerushalayim (Jerusalén) celestial futura que vendrá a la tierra. Son los que han experimentado, por su fe en el Mesías, los poderes de la resurrección, y han recibido así el don del Espíritu del Santo por medio de la glorificación de Yeshúa en el cielo (Juan 7:37-39; Hch. 2).
Al captar el mensaje del Evangelio del Reino de Dios desde su contexto hebreo, comprendemos que la oferta de salvación ha llegado también a los gentiles; así pues aquellos que de entre ellos responden al llamado al arrepentimiento y abandono de la idolatría para volverse al Elohim de Israel y creer en Su testimonio acerca de la resurrección de Yeshúa recibirán el mismo Espíritu que los hebreos que han llegado a ese nivel y también serán contados entre los rectos y podrán ser llamados Yeshurún.
De esa manera hay una puerta abierta para los integrantes de la gentilidad a ser parte del pueblo celestial, el pueblo escogido entre los hijos de Israel y también entre las naciones. ¡Qué grande es poder ser parte del pueblo Yeshurún!
Llegando al final de todo esto, aceptamos que el texto de la Torah de hoy nos enseña que los que son de Yeshurún tienen un Dios que está por encima de todo y muestra su poder en este mundo desde el Cielo. Los que han aprendido a confiar en Él y no en sus propias obras ni en su propia justicia son el pueblo escogido celestial, es decir, Yeshurún.
Pueblo de Yeshurún entre judíos y gentiles: ¡Regocíjate en tu Dios que pronto viene en tu ayuda!