Pastor Moisés Franco
“Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer y una tentación para los ojos, y que el árbol era propicio para lograr conciencia, tomó su fruto y comió; y le dio también a su esposo que estaba con ella. Y él también comió.
(Bereshit/Génesis 3:6 | Torat Emet)
¡Alabo al bendito Espíritu de Verdad por haberme hablado esta mañana desde este pasaje!
Desde hace años que me preguntaba dónde estaba Adán cuando la serpiente habló con ella y hoy el Señor me lo mostró con este versículo que tantas veces había leído. Por algo la oración Shajarit dice que Él es el que “da vista a los ciegos”.
Claramente esta traducción judía al español dice: “y le dio también a su esposo que estaba con ella”.
Lo corroboré con otras traducciones cristianas y para mi sorpresa La Biblia de las Américas (LBLA), la Biblia Textual 4ta Edición y la Nueva Traducción Viviente también dicen “su esposo estaba con ella”.
¡Adán estaba ahí! Pero, ¿realmente estaba ahí?
Esto me recuerda a la película estadounidense “Click” (2006). En ella el personaje principal protagonizado por Adam Sandler obtiene por medio de un ángel un control remoto que le permite “jugar” con el tiempo de su propia vida.
Esto le da la posibilidad de adelantar los momentos incómodos o aburridos. Cuando el ángel le explica esto, él le pregunta qué ocurre mientras tanto cuando se adelanta y el emisario le responde que el protagonista está “en piloto automático”.
Así, entonces, puede estar en la mesa de familia comiendo, pasando condimentos, hasta respondiendo preguntas rápidas, pero sin estar en plena consciencia.
Pienso en cuántas veces como varón hice lo mismo, con mi mente enfocada en preocupaciones internas o en planes económicos estuve al lado de mis seres queridos, pero en piloto automático. Sin estar verdaderamente consciente.
El primer Adán estaba con su esposa cuando ésta fue engañada, pero evidentemente algo le pasó para no estar totalmente consciente.
¿Vamos a juzgarlo? ¿cuántas veces también hemos dejado que el enemigo engañe a nuestras esposas e hijos por estar enfocados en otra cosa y no en nuestro rol sacerdotal?
No es la mujer quien debe tener la principal responsabilidad espiritual de una casa, no tiene el deber de enseñar la doctrina. Esa tarea el Señor se la dio al varón y en ese sentido es cabeza según Efesios 5:23 (y no en términos de imposición machista).
Según ese mismo capítulo de la carta apostólica el marido es comparado al Mesías y tiene la orden de amar a su esposa y “lavarla” por medio de la palabra (Ef. 5:24-26).
El varón tiene la orden divina de estudiar los mandamientos, internalizarlos y exponerlos -no imponerlos- a su esposa para que ella desde la capacidad administrativa que le ha dado el Eterno pueda bajar eso a cada ámbito de su casa.
Obviamente, esto demanda algo que al feminismo actual le causa crispación: “Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo” (v.24).
Ese “todo” se refiere siempre y cuando la directiva no vaya en contra de la Torah desde el yugo de Yeshúa (aquí se aplica el principio de Hechos 4:19-20). Por eso, claramente ella también debe ser discípula y estudiar la Instrucción.
Sin embargo, el punto es que la doctrina debe ser dada por el varón. En eso evidentemente Ishá (la primera mujer) también falló, dado que debería en tal caso haber seguido lo que su esposo le enseñó en cuanto a lo dicho por el Eterno y no modificarlo agregando que al Árbol del Conocimiento del bien y del mal no se lo podía tocar (Gn.3:3). Esto último no había sido dicho por el Creador.
Volviendo al punto principal de esta reflexión, la responsabilidad principal sigue siendo de Adán, dado que él manejaba bien la enseñanza divina, pero estuvo ahí sin estar.
En verdad él no fue engañado, como lo deja en claro 1 Timoteo 2:14, sino que voluntariamente se desligó de su responsabilidad espiritual como cabeza y responsable doctrinal.
A modo de conclusión, aliento a cada varón a que reflexiones sobre su rol en el hogar (incluso si es soltero) y que, en caso de hallarse en “piloto automático”, retorne a su posición según el propósito de YHVH.
A las mujeres casadas, exhorto a que trabajen para estimular a sus esposos a tomar con responsabilidad ese rol (y a respetarlo cuando lo haga).
En tanto, a la soltera que piensa algún día casarse, que mire principalmente cuánto el varón que desea está hoy desde su soltería siendo alguien que pueda representar al Mesías en su hogar.
Que sea “Aquel que lo llena todo en todo” (Ef. 1:23) el que nos guíe a cada cual a ocupar el rol establecido por el Señor.