Por Ptr. Moisés Franco*
Al estudiar las parashot o porciones Ajarei Mot (Lv. 16:1-18:30) y Kedoshim (Lv.19:1-20:27) de manera combinada vemos cómo al llegar a la tercera ascensión (17:8-18:21) el Espíritu de Verdad pasa de un tema alimenticio a la prevención de la inmoralidad sexual de manera abrupta.
Este “salto” en apariencia discontinuado entre un tema y otro en verdad está fundamentado.
Es decir, existe una correlación entre la manera en la que nos relacionamos con la comida y el uso de nuestra energía sexual.
Esto lo explicó una vez el profeta David Nesher citando Ezequiel 16:49:
“He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso”.
Generalmente asociamos la destrucción divina de esa ciudad por el pecado de homosexualidad, pero según este pasaje profético eso vino a ser la degradación final del alma que había empezado con pecados menos “bochornosos” ante la vista humana, pero igual de peligrosos.
En el orden de aparición según el texto:
- Soberbia
- Saciedad de pan (glotonería)
- Abundancia de ociosidad (pereza)
- No fortalecer la mano del menesteroso (indolencia)

Todo empieza por el orgullo, por creerme dueño, por tener una mirada antropocéntrica (centrada en el hombre y su placer).
Si me creo dueño entonces puedo comer cuanto se me plazca y lo que se me plazca sin importar lo que le ocurra a mi cuerpo, total, ¡es mío!
Y si es mío y los bienes materiales que manejo son míos puedo hacer con ellos según mejor me parezca: entonces no doy al necesitado, no me duele su dolor.
Finalmente, si mi cuerpo es mío, uso mi sexualidad a mi antojo (incluso dentro del matrimonio).
Como vemos, un apetito (el de alimentos, pero podríamos incluir en esto la posesión de cualquier bien físico) despierta al otro (el sexual).
Por eso dice 1 Timoteo 6:10: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (RV60).
Cabe aclarar en este punto que nada de esto es malo en sí mismo, por el contrario. Esto es, que poseer bienes materiales es bueno y correcto, asimismo disfrutar de los alimentos que el Señor nos provee y también de nuestra genitalidad en el ámbito del matrimonio.
El punto es cuando a estos elementos maravillosos los usamos desde la soberbia y generamos un espiral de decadencia.
Ahora bien, esto también puede ser inverso si lo hago desde la humildad.
Es decir, si humildemente reconozco que todo es del Eterno y viene a mí por Él (Sal. 24:1/Rm. 11:36) comeré correctamente y usaré en propósito todos los recursos que me han sido dados (esto incluye el tiempo, evitando la pereza, y la sexualidad toda).
En esto propongo un axioma: si controlo mi vientre, controlo el resto de mi vida.
Es que el ayuno es una medicina contra el ego, como ya otros tantos predecesores a mí han mencionado.
Porque si controlo mi vientre puedo controlar el resto de mis apetitos (como el sexual) y también daré al prójimo (yendo contra la codicia).

¿Por qué? Porque al ayunar nos abstenemos de relaciones sexuales mientras dura el lapso del ayuno (1 Cor. 7:5) a fin de que nuestra atención esté atenta al enfoque espiritual (Éx. 19:15).
Además, si bien no es un mandato explícito del Señor, sí es una pauta profética basada en Isaías 58:6-7 entregar tzedaká (ofrenda de caridad o justicia social) luego del ayuno.
Eso sí, no está de más aclarar que tal como menciona el profeta en este pasaje, el verdadero ayuno no es el que sólo se abstiene de alimento, sino el que también tiene oración de alianza con Abba y que busca estar en paz con el prójimo.
En síntesis, cuidémonos de la soberbia que nos lleva al materialismo y desde ahí a toda clase de apetitos descontrolados.
Enfoquémonos en lo que las primeras comunidades hacían: oración, ayuno, congregarnos para estimularnos mutuamente al amor y la proclamación del Evangelio tanto con palabras como con acciones.
*pastor en el Ministerio Internacional Monte Santo
PREGUNTAS PARA MEDITAR
- ¿De qué tiendo a sentirme dueño?
- ¿Cómo está mi relación con el dinero? ¿lo codicio en mi interior?
- ¿Cómo está mi relación con la comida? ¿y mi apetito sexual?
- ¿Practico habitualmente el ayuno? ¿por qué?
- ¿Brota el amor compasivo desde mí o es algo forzado?