“Ésta es la ley de los celos, cuando una mujer se involucre con otro hombre que no es su marido y se impurifique, o cuando el hombre tenga celos de su mujer y le advierta a su mujer… y entonces el sacerdote aplicará a ella esta ley… Dios habló a Moshé diciendo: ‘Habla a los hijos de Israel y diles: el hombre o la mujer que se aparte haciendo un voto de nazir de abstinencia para Dios, de vino nuevo o añejo se abstendrá…”
(Bamidbar 5:29 hasta el final del capítulo y Bamidbar 6:1 en adelante).
En la parasha Nasó estudiamos que el esposo de una mujer sospechada de adulterio era llevado junto con ella al Mishkán (Tabernáculo) [más tarde al Beit HaMikdash (Templo)]. Una vez allí, el sacerdote que oficiaba su turno ritual prepara un cóctel de agua y polvo del suelo del Tabernáculo. Hacía que la mujer pronunciara un juramento que traería una imprecación sobre ella si era culpable.
Entonces el sacerdote escribía las palabras del juramento en un rollo, lavaba la tinta del rollo en el agua y le daba el agua a la mujer para que la bebiera.
Una vez realizado este acto, el sacerdote escribía estas maldiciones en un rollo, y las lavaba en el agua de amargura. (Números 5:23).
La mujer bebía el agua, simbolizando la ingestión de la maldición para probar su culpabilidad o inocencia. Si era culpable, el agua la dañaría. Si fuera inocente, el agua no tendría ningún efecto maligno sobre ella. En cambio, aumentaría su fertilidad.
Sin embargo, al leer esto, notamos que el procedimiento planteaba una dificultad. Ordinariamente en el judaísmo está prohibido borrar el santo Nombre del Eterno. Por ejemplo, cuando un escriba está copiando las Sagradas Escrituras en hebreo, puede borrar cualquier error que cometa a menos que contenga el Nombre de Dios. Si se equivoca al escribir una línea de texto con el Nombre de YHVH, puede borrar el resto de la línea, pero no el Nombre de Elokim.
Por esta razón, los judíos practicantes no escriben el Nombre de YHVH en hebreo en una pizarra o pizarra blanca que pueda borrarse. Los documentos que contienen el Nombre del Eterno escrito en hebreo adquieren un estatus más preciado. No se tiran ni se destruyen por descuido, ni se tiran irreverentemente a la basura. Los libros sagrados que contienen el Nombre de YHVH ni siquiera se dejan boca abajo sobre una mesa o se colocan debajo de otros libros menos sagrados. Los libros sagrados nunca se llevan a los baños. Incluso las fotocopias que contienen el Nombre de YHVH adquieren un estatus sagrado. Cuando un pergamino, un libro o una hoja de papel que contiene el Nombre de D’s está listo para desecharse, se le otorga una especie de «entierro» apropiado en un depósito para escritos sagrados. Estas tradiciones nos enseñan a respetar y reverenciar el Nombre de YHVH.
Dado el respeto otorgado al Nombre del Eterno y la fuerte tradición en contra de borrar el Nombre de YHVH, ¿por qué la Torah le ordena al sacerdote que borre la maldición del rollo en el agua? El santo Nombre de YHVH aparece dos veces en la maldición. Los sabios enseñan que el Eterno está tan preocupado por la paz entre marido y mujer que incluso está dispuesto a que Su propio Nombre sea borrado para lograrlo ( Sifre 17).
En el judaísmo, la paz entre marido y mujer se conoce como shalom bayit, un término que literalmente significa «paz de la casa«. La paz entre marido y mujer tiene prioridad incluso sobre la santidad del Nombre de YHVH. Si ese es el caso, debemos tener cuidado de no permitir que la religión interrumpa el matrimonio. El Eterno está más interesado en el éxito de su matrimonio que en sus elecciones religiosas particulares. Él está tan comprometido con la santidad del matrimonio que incluso está dispuesto a que su Nombre sea borrado para preservar la paz en el hogar. Cuánto más debemos esforzarnos por llevar la paz a nuestros hogares.
El Talmud dice: «Uno siempre debe tener cuidado de no hacer daño a su esposa, porque sus lágrimas son frecuentes y se lastima rápidamente«. El pasaje talmúdico continúa diciendo que el Eterno responde rápidamente a las lágrimas de una esposa y que sus lágrimas son más eficaces que sus oraciones. YHVH toma muy en serio las lágrimas de una mujer. El pasaje concluye diciendo: «Uno siempre debe ser respetuoso con su esposa porque las bendiciones descansan en el hogar de un hombre solo por el bien de su esposa«. (n. Baba Metzia 59a)
Cuando venimos a los Escritos Mesiánicos (o Pacto Renovado) encontramos que el apóstol Kefas (Pedro) exhorta a los esposos a amar a sus esposas basándose en la salvación común que disfrutan en el Mesías. En su primera epístola en el capítulo 3, versículo 7 dice:
«De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes.»
(1 Pedro 3:7)
El apóstol exhorta a tomar conciencia que somos herederos de la gracia de la vida. También somos herederos del don de la vida. Un esposo debe vivir con su esposa como compañeros de casa, de piso y de cama. Sin embargo, implica más que compartir domicilio, comer juntos y dividir los pagos de la hipoteca. El mandato implica intimidad física y sexual. Se desgarra el tejido de un matrimonio cuando el esposo y la esposa se privan mutuamente del amor físico.
El sabio rey Salomón escribió:
«Disfruta de la vida con la mujer que amas, todos los días de tu vida vana que te son dados bajo el sol; porque esta es tu parte en la vida y en tu trabajo con que te afanas bajo el sol».
Salomón concluyó que toda la vida es vanidad. Se vive, se trabaja y se muere. Sin embargo, afirma que esta vida vana cobra sentido si se ama a la esposa. Por eso, él también expresó:
«El que halla esposa halla el bien, y alcanza el favor del Señor».
Por eso es que el apóstol Pedro recuerda que un esposo piadoso se compromete al trabajo importante de entender a su esposa. Al conocerla bien, él es capaz de demostrarle su amor por ella de una manera más efectiva. Cuando un esposo tiene este entendimiento, el Eterno lo dirige a usarlo, y eso es para que viva con su esposa sabiamente. Se supone que debe de tomar su conocimiento y aplicarlo en la vida diaria con su esposa. Aquí es donde muchos hombres batallan al llevarlo a cabo. Tal vez tengan conocimiento acerca de sus esposas, pero no lo utilizan para vivir con ellas.
Un esposo piadoso sabe cómo hacer que su esposa se sienta honrada. Aunque se someta a él, él se asegura de que ella no se sienta como una empleada o bajo el poder de un dictador. Esto fue una enseñanza radical en el mundo que Pedro vivía. En la cultura antigua, el esposo tenía derechos absolutos sobre su mujer y la esposa no tenía derechos en el matrimonio. En el mundo romano, si un hombre sorprendía a su esposa en el acto del adulterio, podía matarla en ese mismo momento. Pero si una esposa sorprendía a su marido, no podía hacer nada en su contra. Todos los deberes y obligaciones del matrimonio eran puestos sobre la esposa. La enseñanza radical de Pedro es que el esposo tiene deberes y obligaciones de parte de Dios para con su esposa.
La cláusula final del versículo 7 de la carta de Pedro es una advertencia que asume que los esposos son hombres de oración. Su vida de oración debe ser lo suficientemente intensa como para que no se sientan amenazados por el estorbo de sus oraciones.
- Los esposos amorosos oran por sus esposas.
- Los esposos amorosos oran con sus esposas.
Si no amas, ni honras a tu esposa, esto obstaculizará tus oraciones. La expresión griega que se traduce como «estorbar» significa «impedido», «obstaculizado». Significa cortar o derribar. En la antigüedad era un término militar que describía a los soldados que cortaban un camino para impedir el avance del enemigo. El apóstol Pedro da a entender que las fuerzas del Oponente conspiran para obstaculizar tus oraciones. Esposo amigo: ¿Estás haciendo el trabajo del enemigo por él?
Por favor, no leas este versículo con superstición. Un desacuerdo matrimonial no te separa del Eterno. Pero no puedes ignorar a tu esposa y esperar que Dios te escuche. Charles Bigg dijo: «Los suspiros de la esposa ofendida se interponen entre las oraciones del esposo y la escucha de Dios». La forma en que tratas a tu esposa puede obstaculizar la práctica de la oración. Puedes mantener tus rutinas de oración, sin embargo tus oraciones perderán su poder espiritual si no amas a tu esposa.
Tu esperanza de un matrimonio mejor no está en que tu cónyuge cambie. Tu esperanza se encuentra en que el Eterno te sostenga y te cambie.