Por P.A. David Nesher
Lo interesante, y a la vez misterioso de esta Fiesta del Eterno es que el Shofar es la mitzvat principal de esta celebración. Es la Torah misma la que nos ordenó tocar el shofar en el día de Yom Teruah, y meditar en nuestros corazones acerca de nuestro obrar, mientras escuchamos sus sonidos reparadores. Sí, así es, el sonido del shofar rectifica y repara el alma, y todo lo que tenemos que hacer es simplemente escucharlo.
¿Qué es este instrumento?
El shofar es un cuerno que ha sido ahuecado para permitir que salgan los sonidos. En principio, es tradicionalmente conveniente tratar de conseguir un shofar que provenga de un carnero (macho de la oveja) en recuerdo del mérito de la atadura de Itzjak, ya que en aquella oportunidad, Abraham Avinu sacrificó a un carnero cuando Yahvéh finalmente le prohibió sacrificar a su hijo Itzjak.
El shofar es un cuerno de carnero, que fue utilizado en diversas batallas bíblicas, entre ellas podemos mencionar la batalla que tuvo Josué, cuando iba a derribar los muros de Jericó, en donde Yahvéh le pide a su ejército que hagan sonar el shofar, para así derribar los muros de esta ciudad cananea. Lo asombroso del milagro en Jericó, es que efectivamente Yahvéh muestra su poder por medio de la obediencia de Josué, quien tras hacer sonar “las bocinas” pudo experimentar la fidelidad del Eterno y ver como los muros en Jericó fueron derribados. Por este acontecimiento histórico, el shofar se hará símbolo de guerra, ya que su sonido causaba que los guerreros cobraran valor, al escuchar el teruah (sonido principal) llamándolos a la guerra.
Por todo esto, algunas versiones de la Biblia registran el shofar “como un cuerno de carnero”, al que llamaban también “bocina”.
Debo aquí añadir que el listado de la extensa significación que tiene la palabra shofar considerándola en su raíz hebrea (Strong: 8231):
- «brillo» o «brillar«,
- «hacer algo hermoso«,
- «hermosura o belleza«,
- «hacer a algo aceptable«,
- «convertir algo en bueno y esplendido»,
- trompeta,
- bocina.
Evidentemente, y ante este listado de significaciones, nos damos cuenta que el Shofar no es un instrumento musical. Es más bien una herramienta cuántica que, por medio de nuestra fe (emunah) genera una vibración que impacta en los campos de energía electromagnéticas que puede matar o curar, crear o destruir. Por eso, es un símbolo del poder creador de la Palabra de Yahvéh. El Eterno creo al mundo hablando desde su emunah (fe), es decir, que generó vibraciones (sonidos) y la Creación fue. Ante esto, nosotros tocamos el shofar y nuestros escenarios se van creando.
La Tecnología mística que manipula los destinos de la Creación.
De acuerdo a los descubrimientos de la ciencia de la física cuántica, hoy sabemos que la energía es la fuente esencial de todo lo creado. También se ha descubierto que la energía es vibración, y que la vibración es sonido. Sin embargo, el Eterno, mediante este mitzvá (mandamiento) de tocar shofar en este día específico otorgó a Israel, una tecnología que les permitiría oficiar como un reinado sacerdotal que represente al Eterno y bendiga a las naciones. Por todo esto, sabemos que el sonido del shofar disuelve los bloqueos de energía negativa que los seres humanos hemos creado que son los que provocan los “dinim” (juicios) posteriores, que causan caos en el planeta.
El sonido del Shofar, obliga a que la meditación que hacemos mientras lo escuchamos genere en nosotros una consciencia que produce flujos de suavidad para afrontar las distintas circunstancias que nos tocará vivir en lo que resta del año, marcando un nuevo ritmo para el venidero.
El sonido generado en este día permite que el espíritu de cada redimido entre en el programa de esa especie de «computadora galáctica» que el Eterno creó, y desde donde descienden paquetes de bendiciones en esta fecha especial. Estoy hablando del Gan Eden (Jardín del Edén), esa dimensionalidad especial colocada entre el Cielo y la Tierra, que permite al hombre mesiánico, tomar toda potestad para trazar el curso planetario.
El sonido del shofar, bien escuchado y meditado, dejará que el portal abierto entre Gan Edén y la Tierra otorgue en forma correcta y organizada los paquetes de energía que el Eterno ha determinado para cambiar el mundo en los tiempos venideros. El shofar es una herramienta que permite manipular todos estos paquetes de energía para cambiar toda esterilidad en fertilidad.
Debemos entender que el sonido de shofar genera primeramente un escudo contra todo bombardeo cósmico, y a la vez permite suavizar todo es bombardeo que está aterrizando en la Tierra como juicios de maldición.
Nuestra conciencia es la llave que en este día permite entrar en el Gan Edén y modificar «el software» de esta gran maquinaria cósmica. Gracias a esta festividad, descubrimos que los mitzvot (mandamientos) tienen en nuestra conciencia un impacto proactivo ya que influyen en nuestra inteligencia emocional para crear nuevas ideas que promocionen nuestras vidas y familias en la nueva era que se avecina.
Adam era consciente de este poder, hasta que lo perdió por el exilio que provocó la desconexión voluntaria de su conciencia respecto al Eterno. Por eso, en este día, y mediante el uso de esta herramienta profética, que todos los hijos primogénitos del Eterno, volvemos nuestras mentes a la posición original que tenía la mente del primer Adam, tal como Yeshúa lo consiguió mientras estuvo aquí en la Tierra.
Tenemos que mimetizar la conducta de Adán cuando bajó a la Tierra. Él sabía subir por la pasarela, captando la abundancia de bendición que estaba disponible en esa dimensión para bajarla en el tiempo oportuno a la Tierra. Por eso, Aquel que es llamado por el apóstol Pablo, el Segundo Adán (Romanos 5: 12; 1 Corintios 15: 21), fue ascendido como el ser humano que logró reposicionarse en el diseño original, y junto con Él elevó a muchos hijos a este nivel de Gloria (Hebreos 2: 10). Con esta consciencia podemos entender mejor que nunca aquella promesa que Yeshúa hizo, en el Getsemaní, la noche de su Pasión:
«Les digo la verdad, todo el que crea en mí hará las mismas obras que yo he hecho y aún mayores, porque voy a estar con el Padre.»
(Juan 14: 12 – NTV)
Esta conexión perfecta del hombre original con el Gan Edén definía el estado de bienaventuranza para la humanidad y la creación toda. Mediante este estado de consciencia el ser humano logra actuar en su cotidianidad, de tal modo, que todo lo conduce a la plenitud de la vida: sentirse exageradamente feliz.
Ese influjo que viene del Gan Edén a la Tierra cargado de abundancia y felicidad es lo que se conoce como Shekinah. Es la Presencia Divina que se vierte a la Tierra para acumular gran abundancia a favor de todo lo creado. Por eso, en este día festivo tan especial, a los hijos primogénitos del Eterno, se nos considera como los únicos responsables de todos los acontecimientos que ocurran en todas las dimensionalidades de los mundos existentes. En el momento de escuchar el Shofar lo interdimensional anhela nuestra manifestación.
Una Herramienta Divina que Sacrifica el Falso Yo (EGO).
Una cosa que también es conveniente tener en cuenta es que el shofar no debe ser recto sino curvo, para recordarnos que debemos ser sumisos al acercarnos a los ámbitos celestiales, doblegando nuestros corazones ante Yahvéh, y sin enaltecernos delante de Él, ni de las dimensiones espirituales que lo rodean y adoran. Por eso, se discierne que esta Fiesta es el remedio divino para comenzar a erradicar el EGO, ya que este es un pensamiento que nos fue implantado, mediante bombardeos negativos, desde el exterior. El mismo intoxica nuestra mente y nos hace creer que nosotros somos los dueños de nuestro destino y que, por lo tanto, no necesitamos recurrir al Eterno y Su Gan Edén para obtener las energías (potestad) de modificación.
Este EGO aporta las malas mitdot o cualidades como el temor, las dudas, los odios, las envidias, etc. que nos desconectan del Gan Edén y hacen que tengamos una naturaleza reactiva. Desde esta falsa naturaleza, nuestras mentes buscan el placer de solucionar las urgencias, sin la alegría de dar respuesta a cada circunstancia negativa que nos desafía a manifestarnos como luz.
El shofar logra romper el EGO, y controla todo pensamiento que nos limita. Al hacer sonar el shofar, recordamos la fe (emunah) de los patriarcas y nuestra capacidad de autosacrificio. Sirve como recordatorio del cuerno del carnero en la “atadura de Itzjak (Isaac)” (Akedat Itzjak), quien ofreció su vida humildemente al Eterno pero en cuyo lugar fue sacrificado el carnero. De la misma manera, todos nosotros debemos estar dispuestos a entregar nuestras vidas en aras de la santificación del Nombre del Eterno, y clamamos a Él, en el Mesías, para que esta actitud sirva para que seamos recordados por los Cielos para bien.
El sonido del shofar despierta en nosotros una sensación de estremecimiento y temor que nos conduce a acercarnos a Yahvéh con humildad, como expresa el profeta:
«¿Acaso es posible hacer sonar el shofar en la ciudad y que el pueblo no se estremezca?»
(Amós 3:8)
El shofar nos llena de maravilla y humildad al contemplar la verdadera infinitud de Yahvéh, cómo Él llena el tiempo y el espacio, y a través de Su Presencia en nosotros se reprograman los campos electromagnéticos universales.
Resumiendo nuestra meditación, diremos que Yom Teruah persigue el acto de grabar abundancia a favor de los seres humanos que han programado su intelecto con los códigos lumínicos de la Torah. Por ende, no es una jornada de carencias, lo que demanda que solamente existan tefilot (oraciones) de gratitud y no de pedidos. Entendiendo esto, esta festividad es una oportunidad que el Eterno nos otorga de escribir en nuestra imaginación aquello que imaginamos para el próximo año. Es un día ideal y muy propicio para comprometer a los Cielos con nuestras palabras de bendición.
En este día todo debe ser Mashiaj. Es decir, es decir que debemos llevar nuestro intelecto a una activad de consciencia de abundancia ilimitada. Es que de lo que se trata Yom Teruah es GRABAR ABUNDANCIA.