La decisión correspondería a los intereses pesqueros, y a no querer
ver mermado el poder de éstos. Por Karen Hermosilla.
ver mermado el poder de éstos. Por Karen Hermosilla.
La decisión del gobierno japonés de inyectar recursos a la matanza de
ballenas, se realiza en medio de una profunda crisis financiera que se
ha agudizado a raíz de la devastación del noreste del país tras el
terremoto, tsunami y posterior derretimiento de la central nuclear de la
empresa TEPCO en Fukushima. Al parecer, les interesa más esta innoble
práctica, que asegurar una reconstrucción efectiva.
ballenas, se realiza en medio de una profunda crisis financiera que se
ha agudizado a raíz de la devastación del noreste del país tras el
terremoto, tsunami y posterior derretimiento de la central nuclear de la
empresa TEPCO en Fukushima. Al parecer, les interesa más esta innoble
práctica, que asegurar una reconstrucción efectiva.
Además, el anuncio se produce luego que en Julio pasado las
conclusiones de un comité de revisión de la Agencia de Pesca de Japón
(APJ) contemplara la posibilidad de disminuir o cerrar estas criticadas
operaciones balleneras. No obstante, la controversial matanza de
ballenas se seguirá realizando en el Santuario de Ballenas del Océano
Austral, durante el último trimestre de este año, y con mayor cantidad
de recursos destinados para ella.
conclusiones de un comité de revisión de la Agencia de Pesca de Japón
(APJ) contemplara la posibilidad de disminuir o cerrar estas criticadas
operaciones balleneras. No obstante, la controversial matanza de
ballenas se seguirá realizando en el Santuario de Ballenas del Océano
Austral, durante el último trimestre de este año, y con mayor cantidad
de recursos destinados para ella.
Para el corresponsal australiano Mark Willacy, de ABC News “la
decisión se fundamenta básicamente en un orgullo nacionalista que no
quiere ceder ante las obstrucciones en alta mar y que busca mantener
activa la industria ballenera”. De acuerdo al medio informativo
australiano, el costo de las operaciones balleneras sería de alrededor
de 38 millones de dólares anuales, pero este año se habrían invertido 26
millones adicionales orientados a aumentar la seguridad de la flota
ballenera.
decisión se fundamenta básicamente en un orgullo nacionalista que no
quiere ceder ante las obstrucciones en alta mar y que busca mantener
activa la industria ballenera”. De acuerdo al medio informativo
australiano, el costo de las operaciones balleneras sería de alrededor
de 38 millones de dólares anuales, pero este año se habrían invertido 26
millones adicionales orientados a aumentar la seguridad de la flota
ballenera.
Lo extraño de esta medida, es que no tiene un correlato en la
sociedad nipona, que repudia la práctica, y que está cada vez
más consciente de las implicancias para el medio ambiente que tienen sus
acciones luego de verse enfrentados a la crisis nuclear sufrida en
Fukushima, que los ha sensibilizado respeto a estos temas. Ya no
justifican la “investigación” en los cetáceos, pues existen fuentes
suficientes, y el consumo de su carne ha disminuido de forma
considerable, quedando una enorme cantidad de toneladas congeladas, que
no son ni serán consumidas por el pueblo japones.
sociedad nipona, que repudia la práctica, y que está cada vez
más consciente de las implicancias para el medio ambiente que tienen sus
acciones luego de verse enfrentados a la crisis nuclear sufrida en
Fukushima, que los ha sensibilizado respeto a estos temas. Ya no
justifican la “investigación” en los cetáceos, pues existen fuentes
suficientes, y el consumo de su carne ha disminuido de forma
considerable, quedando una enorme cantidad de toneladas congeladas, que
no son ni serán consumidas por el pueblo japones.
La decisión correspondería a los intereses pesqueros, y a no querer
ver mermado el poder de éstos. La señal del gobierno entonces, es
mantener la caza de ballenas, para no dar cabida a los grupos
conservacionistas y al movimiento ecológico, ni mostrar debilidad frente
a ellos.
ver mermado el poder de éstos. La señal del gobierno entonces, es
mantener la caza de ballenas, para no dar cabida a los grupos
conservacionistas y al movimiento ecológico, ni mostrar debilidad frente
a ellos.