Japón

La Brutal Historia de las «Mujeres de Consuelo de Japón»

Entre 1932 y 1945, el ejército de Japón obligó a las mujeres de Corea, China, Filipinas y otros países ocupados a convertirse en prostitutas militares.

Estas mujeres fueron convencidas de viajar para tener un trabajo como enfermeras o incluso vendidas por sus padres como sirvientas por contrato hasta que terminan como mujeres de confort o esclavas sexuales. Se estima que el número de mujeres que habían sido esclavizadas es de entre 20.000 y 410.000.

Muchas de ella tenían que soportar horarios y condiciones de “trabajo” realmente agónicas: veinte o treinta hombres por día desde temprana hora de la mañana hasta el anochecer. Las condiciones de higiene eran escasas y muchas de ellas sufrían infecciones o enfermedades. Si alguna se negaba a hacer lo que los soldados le pedían o intentaba escapar era brutalmente castigada (a veces hasta la muerte). La frialdad de los números nos da una idea de la magnitud de este hecho:

Se calcula que hubo un total de 400 burdeles repartidos entre los territorios ocupados por los japoneses. La mayoría ubicados en China (cerca de 300). Un aproximado de 80 mil mujeres murieron en los burdeles a causa de enfermedades contraídas por culpa de los soldados o por la escasa higiene.

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el caso fue cobrando cada vez mayor magnitud hasta llegar a los Tribunales de Tokio y años después a organizaciones de Derechos Humanos. No se sabe si los responsables fueron castigados, sin embargo, Japón fue obligado a ofrecer una disculpa pública a las naciones que padecieron este siniestro acontecimiento, entre las cuales se cuentan China y Corea en primer lugar, seguidas por Indonesia, Birmania, Vietnam, Malasia, Singapur, así como el mismo Japón.

La agencia de noticias japonesa Kyodo declaró que el Ejército Imperial Japonés le pidió al gobierno que proporcionara una «mujer de consuelo» por cada 70 soldados.

Durante décadas, la historia de las «mujeres de confort» es indocumentada y desconocida. Cuando este tema se discutió en Japón, desafortunadamente fue rechazado por funcionarios que insistieron en que nunca existieron «mujeres de confort».

Las violaciones masivas y violencia como esta siempre son horribles. Las víctimas nunca olvidaran el dolor y el miedo al que fueron obligadas a vivir.

Japón se anexionó la Península Coreana en 1910, ocupó el norte de China en 1931 y otros países asiáticos durante la Segunda Guerra Mundial, hasta que fue su imperio fue derrotado en 1945 tras la II Guerra Mundial.

Fuente: The Brutal History of Japan’s ‘Comfort Women» History Channel

Japón no tiene problemas con el Islam porque…

La nación del Japón no tiene problema alguno con el Islam porque:
a) Japón es la única nación que no da ciudadanía a los musulmanes.
b) En Japón no se da la residencia permanente a los musulmanes.
c) Hay una prohibición fuerte sobre la propagación del Islam en Japón.
d) En las Universidades de Japón, no se enseña el idioma árabe o la religión
islámica.
e) No se puede importar ‘El Corán’ publicado en idioma árabe.
f) De acuerdo con datos publicados por el Gobierno japonés, se ha dado
residencia temporal a sólo dos lakhs musulmanes, los cuales deben seguir la ley
japonesa de la tierra. Estos musulmanes deben hablar japonés y llevar a cabo
sus rituales religiosos sólo en sus hogares.
g) Japón es el único país del mundo que tiene un número mínimo de embajadas de
países islámicos.
h) Los japoneses no son atraídos por el Islam.
i) Los musulmanes residentes en Japón son sólo los empleados de empresas
extranjeras.
j) Aún hoy, no se conceden visados a los médicos, ingenieros o administradores
musulmanes enviados por empresas extranjeras.
k) En la mayoría de las empresas, incluyen en sus políticas que solamente los
no-musulmanes pueden solicitar un empleo.
l) El Gobierno japonés es de la opinión que Los musulmanes son
fundamentalistas, y que incluso en la era actual de la globalización, no están
dispuestos a cambiar sus leyes musulmanas.
m) Los musulmanes no pueden ni siquiera pensar en alquilar una casa en Japón.
n) Si alguien llega a saber que su vecino es Musulmán, informa a todo el barrio
para estar alerta.
o) Nadie puede iniciar una célula islámica o árabe en Japón.
p) No hay ninguna ley (Sharia) personal en Japón.
q) Si una mujer japonesa se casa con un musulmán, será considerada un paria
para siempre.
r) De acuerdo con el señor Komico Yagi, jede departamental de la Universidad de
Tokio, “existe una percepción en los japoneses de que el islam es una religión
para mentes muy estrechas, y que se debe permanecer lejos de ella”.
s) El periodista Mohammed Juber recorrió muchos países islámicos después del
ataque del 11 de septiembre, incluyendo Japón. Encontró que los japoneses
estaban seguros que los extremistas no podrían hacer ningún daño en Japón. 

PALESTINA A LA JAPONESA (UNA INTERESANTE VISIÓN DEL CONFLICTO PALESTINO-ISRAELÍ)

Un ciudadano japones de Tokio
envió esta carta a un diario local:

«Si Ud.s están tan seguros que
Palestina, el país fue fundado hace muchos siglos, o generaciones y registrada
a través de la Historia escrita, espero que estén capacitados para responder a
las siguientes preguntas:
 ¿Cuándo Palestina fue fundada y
por quién?
 ¿Cuáles eran sus fronteras?
 ¿Cuál era su capital?
 ¿Cuáles eran sus grandes
ciudades?
 ¿Cuál era la base de su economía?
 ¿Cuál era su forma de gobierno?
 ¿Uds. pueden citar por lo menos
un líder palestino antes de Arafat?*
 ¿Palestina fue reconocida por
algún país cuya existencia, en aquel tiempo no deje margen a interpretaciones?
 ¿Cuál era la lengua hablada en
el país Palestina?
 ¿Cuál la religión que
prevalecía en el país Palestina?
 ¿Cuál era el nombre de su
moneda?
 Escoja una fecha en el pasado y
responda
 ¿Cuál era la tasa de cambio de
la moneda Palestina frente al dólar, yen, franco, etc.?
 Desde que tal país no existe
hoy, explique ¿por qué dejo de existir?
 Si Ud. se lamenta por el
destino de la pobre Palestina, responda:
 ¿En que época este país fue
orgulloso e independiente?
 Si el pueblo que Ud., por
engaño, llama palestino es algo más que una colección de gente salida de otros
países árabes y si ellos tienen realmente una identidad étnica definida que les
asegure el derecho de la autodeterminación
 ¿Por qué ellos no trataron de
ser un país árabe independiente desde 1947 y hasta la derrota devastadora en la
Guerra de los Seis Días?
 ¿Por qué desdeñaron la
oportunidad de establecer un Estado Palestina, basado entonces en la Resolución
de Naciones Unidas de 1947, que estableció simultáneamente el derecho del
pueblo judío a tener su propio estado, que actualmente es el Estado de Israel?
Espero que Ud. no confunda palestinos
con filisteos.
 Cambiar etimología por historia
no funciona.
 Es curioso que los palestinos
quieran hoy lo que rechazaron en 1947, y que sigan insistiendo en la
eliminación del Estado de Israel, legítimamente creado por Naciones Unidas, y
que integra las mismas.
Yoshiro Shagamori
Tokio, 2 de junio de 2010

Hiroshima y Nagasaki: dos ciudades emblemas que activan la memoria de los pacificadores

Un jueves 9 de agosto de 1945, cuando el reloj marcaba las 11: 05 a.m., un bombardero de la fuerza aérea de Estados Unidos arrojó sobre la ciudad japonesa de Nagasaki una bomba fabricada a base de plutonio 239 en laboratorios controlados por el Pentágono, que provocó 100.000 muertos (39.000 al momento de estallar). Solamente tres días antes, a las 8:15 a.m. del lunes 6, un piloto estadounidense había lanzado en Hiroshima otro artefacto nuclear construido a partir de uranio 235, que causó 260.000 muertos (50.000 por el impacto inicial). 
El presidente de los Estados Unidos en turno, Harry S. Truman, justificó el genocidio con el argumento inmaduro de que resultaba urgente y necesario concluir la guerra contra Japón de esta manera, para «traer los chicos a casa». Y en verdad lo logró ya que el 15 de agosto el emperador japonés Hirohito emitió alocución radial para todo el país, en la que anunció a sus cerca de ochenta y seis millones de súbditos la rendición incondicional. Un testigo presencial narró que los sobrevivientes de Hiroshima iban bajando la cabeza poco a poco, a medida que lo escuchaban. Muchos lloraban, pero todos en silencio, sin una voz, sin una protesta.
La diplomacia atómica ensayada en Hiroshima y Nagasaki por la Administración Truman causó un total de 360.000 víctimas en 1945, pero sus secuelas llegan hasta hoy y afectan a varias generaciones. 
Por ello, entiendo que todo ser humano sensible que lea esta bitácora debiera hacerse una pregunta: ¿cómo pudo ocurrir tal barbarie?
Según algunas fuentes, el presidente Harry S. Truman, alcanzó el grado 32° de la masonería cuando ordenó el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki, escogiendo estas dos ciudades por hallarse cercanas al paralelo 33. Es bien sabido que el número 33 forma parte de la numerología ritual masónica y es una señal para sus adeptos. Así mismo, les resultará curioso saber que Truman fue electo para ser el trigésimo tercer Presidente de los Estados Unidos por el Partido Demócrata.

Como Presidente de grado masón 33, Truman inició lo que la élite luciferina anhelaba: la era nuclear, el éxito supremo de la alquimia, la expresión pragmática de la doctrina de Caín. 
Lo más vergonzoso de todo es lo que el propio Truman escribió después de este ataque diabólico: “Sabía lo que estaba haciendo cuando detuve la guerra… no me arrepiento y, bajo las mismas circunstancias, lo volvería a hacer.” La propia Eleonor Roosevelt justificó el hecho como la única solución posible.
Un poco de la historia conspirativa previas al terror.
Cuentan los relatos históricos que en agosto de 1939, el conocido científico Albert Einstein había escrito al presidente de Estados Unidos, advirtiéndole de que la desintegración nuclear en cadena podía producir una bomba atómica más devastadora que cualquiera de las armas hasta entonces conocidas. En un esfuerzo secreto con Canadá y Gran Bretaña, Roosvelt, lleno de expectativas ante este dato, dio curso a un trabajo de investigación que cinco años más tarde culminaría con el lanzamiento de la bomba atómica sobre la población civil de Hiroshima. En realidad, una primera bomba atómica fue lanzada como prueba en el desierto de Nuevo México. 
El 26 de julio de 1945, el presidente Harry Truman lanzó una proclama al pueblo japonés, conocida luego como la Declaración de Potsdam, pidiendo la rendición incondicional del Japón so pena de sufrir una devastadora destrucción aunque sin hacer referencia a la bomba atómica. Según la proclama, Japón sería desposeído de sus conquistas y su soberanía quedaría reducida a las islas niponas. Además los dirigentes militares del Japón serían procesados y condenados restableciéndose la libertad de expresión, de cultos y de pensamientos. 
Ante todo esto, Japón quedaba sujeto a pagar indemnizaciones, sus ejércitos serían desmantelados y el país tendría que soportar la ocupación aliada. 
Es evidente que Truman, Conociendo la mentalidad de los japoneses, buscaba el efecto contrario al que manifestaba públicamente. Él sabía que los japoneses, humillados en su orgullo, no se rendirían y entonces podría lanzar su anhelada bomba atómica, más como un mensaje intimidatorio hacia Stalin que pensando en la derrota japonesa que ya era casi un hecho. 
El 29 de julio el premier japonés Suzuki como era previsible rechazó la propuesta de Truman. El 3 de agosto, Truman dio la orden de arrojar las bombas atómicas en Hiroshima, Kokura, Niigata o Nagasaki. El objetivo le era indistinto y la suerte de cientos de miles de almas inocentes parecieron no importarle demasiado. 

El 6 de agosto despegaba rumbo a Hiroshima la primera formación de bombarderos B-29. Uno de ellos, el Enola Gay, piloteado por el coronel Paul Tibbets, llevaba la bomba atómica; otros dos aviones lo acompañaban en calidad de observadores. 
Testigos del hecho cuentan cómo súbitamente apareció sobre el cielo de Hiroshima el resplandor de una luz blanquecina rosada, acompañado de una trepidación monstruosa que fue seguida inmediatamente por un viento abrasador que barría cuanto hallaba a su paso. Las personas quedaban calcinadas por una ola de calor abrazador. Muchas personas murieron en el acto, otras yacían retorciéndose en el suelo, clamando en su agonía por el intolerable dolor de sus quemaduras. Quienes lograron escapar milagrosamente de las quemaduras de la onda expansiva, murieron a los veinte o treinta días como consecuencia de los mortales rayos gamma. Generaciones de japoneses debieron soportar malformaciones en sus nacimientos por causa de la radiactividad. Unas cien mil personas murieron en el acto y un número no determinado de víctimas se fue sumando con el paso de los días y de los años por los efectos duraderos de la radiactividad. 
El sacerdote católico Pedro Arrupe, rector de la orden jesuita en Nagatsuka, localidad ubicada a unos seis kilómetros del centro urbano, describió el efecto del impacto:

«En todas direcciones fueron disparadas llamas de color azul y rojo, seguidas de un espantoso trueno y de insoportables olas de calor que cayeron sobre la ciudad, arruinándolo todo: las materias combustibles se inflamaron, las partes metálicas se fundieron, todo en obra de un solo momento. Al siguiente, una gigantesca montaña de nubes se arremolinó en el cielo; en el centro mismo de la explosión apareció un globo de terrorífica cabeza. Además, una ola gaseosa a velocidad de quinientas millas por hora barrió una distancia de seis kilómetros de radio. Por fin, a los diez minutos de la primera explosión, una especie de lluvia negra y pesada cayó en el noroeste de la ciudad, un mar de fuego sobre una ciudad reducida a escombros» (Arrupe, 1952: 66-67).

El sacerdote narró en sus memorias que apenas se podía avanzar entre tanta ruina, de la que intentaban salir unas ciento cincuenta mil personas que huían a duras penas. No podían correr, como quisieran, para escapar cuanto antes de aquel infierno, a causa de las espantosas heridas que sufrían. Lo más impresionante eran los gritos de niños que corrían como locos pidiendo socorro o que sollozaban sin encontrar a sus padres. De repente, unas doscientas mil personas por auxiliar, pero de los 260 médicos que vivían en la ciudad, 200 murieron en el primer instante, y entre los que salvaron la vida, muchos estaban gravemente heridos. Todos estaban conmocionados, nadie comprendía lo sucedido. Solo al día siguiente, cuando llegaron personas de otras ciudades para socorrer, lo supieron: «¡Ha explotado la Bomba Atómica!». «¿Pero qué es la bomba atómica?»: «Una cosa terrible» (Arrupe, 1952: 90).

Poco después de esta atrocidad contra las ciudades japonesas saldrían a relucir otros hechos, que ponen de manifiesto las razones del genocidio: el 9 de octubre de 1945 la Junta de Jefes de Estados Mayores Conjuntos del Ejército de Estados Unidos aprobó la directiva 1518: «Concepción estratégica y plan de utilización de las fuerzas armadas de los Estados Unidos», que previó la posibilidad de asestar el primer golpe nuclear sorpresivo contra la Unión Soviética. Y en la directiva 432/d del Comité Unificado de Planificación Militar, emitida el 14 de diciembre de ese propio año, se afirmó: «La bomba atómica es la única arma que los Estados Unidos puede emplear eficientemente para el golpe decisivo contra los centros fundamentales de la URSS» (Gribkov et al., 1998: 48).

Debemos concluir que las dos bombas atómicas que se arrojaron sobre aquellas ciudades niponas fueron sendos actos de terrorismo a gran escala, en el sentido estricto de la definición de terrorismo. Por lo demás, nadie duda que éste tipo de bombardeos estén atribuidos en los actos tipificados como crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad. Cómo humanos agentes de cambio, no deberemos jamás olvidar esta atrocidad, cometida en nombre de la libertad y la paz. 
La siguiente ilustración toma el poder profético de la ironía y desde una caricatura expone la pregunta correcta que permitirá que todo ser humano justo elabore la respuesta correcta.

Otra nación que se muere… ¡Japón vende ya más pañales para adultos que para bebés!

La demografía es una ciencia implacable y par Japón el futuro se anuncia terrorífico. Si el pueblo japonés no encuentra un impulso vital, un deseo de vida y un deseo de tener hijos, simplemente desaparecerá.
La respuesta más evidente al problema demográfico de Japón sería la inmigración en gran escala. Pero los japoneses están muy apegados a sus particularismos culturales y se oponen con firmeza a esa solución.
Esa la conclusión de un estudio llevado a cabo por unos científicos nipones. Según las conclusiones de ese trabajo, no quedará ni un japonés de menos de 15 años en el año 3011, o sea dentro de 1000 años. Sobre una población de unos 127 millones de habitantes hay solamente 16,6 millones de niños de menos de 14 años. El índice de natalidad es de sólo 1,4 hijos por mujer, muy lejos de los 2,1 necesarios para permitir el relevo generacional de la población.
Investigadores de la universidad de la ciudad de Sendai, explican que el pueblo japonés se ha internado en una espiral de autodestrucción, ya que su envejecimiento se acelera y el número de niños no deja de descender.
La población japonesa disminuirá de un tercio en el transcurso del siglo próximo, y hoy más del 20% de los japoneses tiene más de 65 años. Los fabricantes de pañales Unicharm han anunciado la semana pasada que por primera vez en su historia han vendido a Japón más pañales para adultos que para bebés.
Fuente: Alerta Digital

Franklin D. Roosevelt sabía del ataque a Pearl Harbor y lo ocultó

El 7 de diciembre de 1941 la Marina Imperial japonesa atacó Pearl Harbor (Hawai), causando cerca de 2500 muertos y un daño importantísimo a la flota estadounidense del Pacífico, sus 3 portaviones de la flota de la zona en cambio no sufrieron daño alguno al no estar en puerto en el momento del ataque.
Hasta esa fecha, 2 años después del comienzo de la guerra en Europa, la ciudadanía americana y el congreso se mostraban en contra del deseo de su presidente Franklin Delano Roosevelt (FDR) de participar en la guerra contra la Alemania nazi, Italia y Japón. Como consecuencia del ataque EE.UU apoyado ahora por su ciudadanía declaró la guerra a Japón y el 11 de diciembre Alemania e Italia hicieron su declaración contra los EE.UU. 


Durante más de 70 años, muchos han creído que el presidente
estadounidense Franklin D. Roosevelt tenía información de inteligencia
sobre un inminente ataque japonés en 1941 a la base naval de Pearl
Harbor, pero voluntariamente optó por no actuar en consecuencia.
Según esa teoría, Roosevelt lo hizo pensando que el impacto del
ataque convencería a los estadounidenses de la necesidad de entrar en la
Segunda Guerra Mundial.
«Es una leyenda«, dice el historiador militar Daniel Martínez, quien
trabaja para el Monumento Nacional Pearl Harbor en Hawai. «Este es el
tipo de teoría conspirativa inventada para vender libros
«, dijo.
De hecho, Roosevelt se afanaba en convencer a los estadounidenses de
que ir a la guerra era una necesidad, pero antes del ataque a Pearl
Harbor el 7 de diciembre de 1941, el mandatario tenía los ojos puestos
en la batalla que se libraba en la Europa ocupada por los nazis, no en
el Pacífico.
«Él quería ir a la guerra contra Alemania», explicó Martínez. «Lo último que necesitaba era una guerra en dos frentes».
Los estadounidenses tienden a olvidar que en 1941 Estados Unidos estaba lejos de ser la superpotencia militar que es hoy.
«Teníamos un pequeño ejército, una marina pequeña, una fuerza aérea muy pequeña«, dijo Martínez.
En la víspera del ataque a Pearl Harbor, Roosevelt le escribió al
emperador Hirohito de Japón en un intento desesperado por evitar un
conflicto militar con Tokio, contó el historiador.
Aunque los servicios de inteligencia en Washington sabían que un
conflicto con Tokio era inminente, no había indicios de que la base
naval de Hawai se convertiría en el primer objetivo, según Martínez.
Muchos estadounidenses creían que las bases militares estadounidenses
en Filipinas eran un objetivo mucho más probable para los japoneses.
Los militares estadounidenses tenían sistemas de radar, pero aún así
no detectaron la aproximación de seis portaaviones japoneses, con 400
aviones a bordo, que se detuvieron a unos 350 kilómetros de su objetivo.
«Nuestra vigilancia era rudimentaria«, dijo Martínez, al explicar que
Estados Unidos estaba cegado por su sentido de superioridad.
«Había una sensación de que los japoneses no eran capaces de eso»,
señaló. «Veíamos a los japoneses como inferiores militar y racialmente,
incluso
«.
El día después de Pearl Harbor, el Congreso de Estados Unidos declaró
oficialmente la guerra a Japón. Tres días más tarde, Alemania declaró
la guerra a Estados Unidos. Washington comenzó así a pelear en dos
frentes.
Más de 2.400 estadounidenses murieron en el ataque a Pearl Harbor.

Hoy
día, en EE.UU hay quien cree que el ataque fue permitido por el
presidente para conseguir su objetivo. ¿Pero, permitió realmente Roosevelt que ocurriera la catástrofe?

La respuesta
podría estar en los siguientes puntos:

• El bloqueo energético (petróleo) llevado a cabo por EE.UU. ahogaba a
Japón por lo que una respuesta japonesa era predecible.
• Antes del ataque, FDR se había mostrado partidario de hundir navíos
americanos (false flag) o provocar un ataque contra estos para así
tomar parte en la guerra a lo cual los mandos militares se habían
negado rotundamente.
• FDR desinformó a los militares y a la ciudadanía haciéndoles creer
que las negociaciones con Japón seguían su curso cuando la realidad era
que ya estaban en guerra.
• La inteligencia americana tenía descifrados códigos secretos de la
armada japonesa y solamente fue cuestión de ocultar esta información al
servicio de inteligencia de Hawai.
• En 1940, FDR en una decisión controvertida ordenó trasladar y atracar
la flota del oeste a Hawai, lo que desató las protestas de su máximo
responsable “almirante Richardson”. Según el almirante, la flota no
tenía la adecuada protección contra un ataque aéreo y ninguna contra un
ataque por medio de torpedos. Richardson en octubre planteó su queja
directamente a FDR y fue seguidamente relevado del puesto.
• Se dice también que la marina británica avistó la flota nipona
dirigiéndose hacia la zona del ataque y que avisó al alto mando
americano, por lo que estaba en manos de Roosevelt prevenir el ataque.

Japón invierte 26 millones de dólares en matanza de ballenas

La decisión correspondería a los intereses pesqueros, y a no querer
ver mermado el poder de éstos. Por Karen Hermosilla.
La decisión del gobierno japonés de inyectar recursos a la matanza de
ballenas, se realiza en medio de una profunda crisis financiera que se
ha agudizado a raíz de la devastación del noreste del país tras el
terremoto, tsunami y posterior derretimiento de la central nuclear de la
empresa TEPCO en Fukushima. Al parecer, les interesa más esta innoble
práctica, que asegurar una reconstrucción efectiva.
Además, el anuncio se produce luego que en Julio pasado las
conclusiones de un comité de revisión de la Agencia de Pesca de Japón
(APJ) contemplara  la posibilidad de disminuir o cerrar estas criticadas
operaciones balleneras. No obstante, la controversial matanza de
ballenas se seguirá realizando en el Santuario de Ballenas del Océano
Austral, durante el último trimestre de este año, y con mayor cantidad
de recursos destinados para ella.
Para el corresponsal australiano Mark Willacy, de ABC News “la
decisión se fundamenta básicamente en un orgullo nacionalista que no
quiere ceder ante las obstrucciones en alta mar y que busca mantener
activa la industria ballenera”. De acuerdo al medio informativo
australiano, el costo de las operaciones balleneras sería de alrededor
de 38 millones de dólares anuales, pero este año se habrían invertido 26
millones adicionales orientados a aumentar la seguridad de la flota
ballenera.
Lo extraño de esta medida, es que no tiene un correlato en la
sociedad nipona, que repudia la práctica, y que está cada vez
más consciente de las implicancias para el medio ambiente que tienen sus
acciones luego de verse enfrentados a la crisis nuclear sufrida en
Fukushima, que los ha sensibilizado respeto a estos temas. Ya no
justifican la “investigación” en los cetáceos, pues existen fuentes
suficientes, y el consumo de su carne ha disminuido de forma
considerable, quedando una enorme cantidad de toneladas congeladas, que
no son ni serán consumidas por el pueblo japones.
La decisión correspondería a los intereses pesqueros, y a no querer
ver mermado el poder de éstos. La señal del gobierno entonces, es
mantener la caza de ballenas, para no dar cabida a los grupos
conservacionistas y al movimiento ecológico, ni mostrar debilidad frente
a ellos.

Las pérdidas en Japón superan los 220 mil millones de dólares

El terremoto y posterior tsunami que azotó al país asiático en marzo pasado, dejó destruída la economía ya que deberán utilizar cerca de 16,9 millones de yenes para la reconstrucción de infraestructura.
El terremoto y posterior tsunami que asoló Japón en marzo pasado causó pérdidas totales de 16,9 millones de yenes (unos 221 mil millones de dólares), según los últimos cálculos dados a conocer este viernes por las autoridades niponas.

En esa estimación no se contempla la catástrofe nuclear en la central de Fukushima, que sufrió graves daños a causa del terremoto y el tsunami, y desde entonces está emitiendo radiación.

La tragedia del 11 de marzo, en la que murieron casi 15.500 personas, arrasó por completo unas 100 mil viviendas y provocó destrozos en edificios por casi 70 mil millones de dólares, precisaron las agencias ANSA Y DPA.

No obstante, distintas fuentes privadas empiezan a reportar señales parciales de recuperación, a una velocidad inesperada.

Por lo pronto, los daños en carreteras y rutas marítimas tras el sismo de grado 9 en la escala de Richter, ascienden a 59 mil millones de dólares aproximadamente.

Mientras, los perjuicios en la explotación forestal y de estructuras hídricas se elevan a unos 55 mil millones de dólares y la reparación de los conductos de aprovisionamiento de agua y gas costará además otros 19 mil millones.

La OCDE (el club de los países ricos) revisó recientemente a la baja su pronóstico de actividad económica en Japón, a -0,9%.

Pese a la fuerte caída de la producción industrial, las exportaciones y el turismo, entre otros sectores, distintos informes destacan datos sobre una incipiente recuperación, por ejemplo en el sector automotor.

La mayor firma del área, Toyota, habrá puesto en marcha casi 90% de su producción a fines de este mes, lo cual es notorio considerando el impacto que sufrió el tejido fabril japonés, según analistas privados.

El Ministerio de Industria, por otra parte, hace notar la paulatina vuelta a la normalidad del tráfico en Tohoku, donde fueron dañados 347 kilómetros de autopista sobre 675.

También están abiertos todos los puertos de la ciudad costera de Ishinomaki, donde el tsunami hizo que gran cantidad de barcos quedasen varados en medio de las calles.

Del mismo modo, la red ferroviaria funciona como antes del desastre, luego de superar las dificultades de las primeras semanas, mientras la actividad inmobiliaria toma impulso en la ciudad de Sendai, en el epicentro del terremoto.

Télam

Regresa el terror a Japón: fuerte terremoto y alerta de tsunami

El sismo ocurrió a las 06:51 horas (21:51 GMT del miércoles) y su epicentro se localizó frente a la costa este de la prefectura de Iwate, a una profundidad de 20 kilómetros.

 

Para la costa de Iwate fue emitida un alerta de tsunami, que fue levantada a las 7:45 horas (22:45 GMT del miércoles).
La emisora local NHK aseguró que es posible que llegue una ola de gran altura pero que hasta el momento no hay reportes de daños o víctimas del terremoto.
 

¿Se acerca el final de la energía nuclear?

La era post-nuclear

Fukushima marca, en materia de energía atómica, el fin de una ilusión y el comienzo de la era post-nuclear. Clasificado ahora de nivel 7, o sea el más alto en la escala internacional de los incidentes nucleares (INES), el desastre japonés ya es comparable al de Chernóbil (ocurrido en Ucrania en 1986) por sus “efectos radiactivos considerables en la salud de las personas y en el medio ambiente”.

El seísmo de magnitud 9 y el descomunal maremoto que, el pasado 11 de marzo, con inaudita brutalidad, castigaron el noreste de Japón, no sólo originaron la actual catástrofe en la central de Fukushima sino que dinamitaron todas las certidumbres de los partidarios de la energía nuclear civil.

Con decenas de construcciones de centrales atómicas previstas en innumerables países, la industria nuclear, curiosamente, se hallaba viviendo su época más idílica. Esencialmente por dos razones. Primero, porque la perspectiva del “agotamiento del petróleo” antes de finales de este siglo, y el crecimiento exponencial de la demanda energética por parte de los “gigantes emergentes” (China, la India, Brasil) la convertían en la energía de sustitución por excelencia (1). Y segundo, porque la toma de conciencia colectiva ante los peligros del cambio climático, causado por los gases de efecto invernadero, conducía paradójicamente a optar también por una energía nuclear considerada como “limpia”, no generadora de CO2.

A estos dos argumentos recientes, se sumaban los ya conocidos: el de la soberanía energética y menor dependencia respecto a los países productores de hidrocarburos; el bajo coste de la electricidad así creada; y, aunque parezca insólito en el contexto actual, el de la seguridad, con el pretexto de que las 441 centrales nucleares que hay en el mundo (la mitad de ellas en Europa occidental), sólo han padecido, en los últimos cincuenta años, tres accidentes graves…

Todos estos argumentos –no forzosamente absurdos– han quedado hechos añicos tras la descomunal dimensión del desastre de Fukushima. El nuevo pánico, de alcance mundial, se fundamenta en varias constataciones. En primer lugar, y contrariamente a la catástrofe de Chernóbil –achacada en parte, por razones ideológicas, al descalabro de una vilipendiada tecnología soviética–, esta calamidad ocurre en el meollo hipertecnológico del mundo y en donde se supone –por haber sido Japón, en 1945, el único país víctima del infierno atómico militar– que sus autoridades y sus técnicos han tomado todas las precauciones posibles para evitar un cataclismo nuclear civil. Luego, si los más aptos no han conseguido evitarlo, ¿es razonable que los demás sigan jugando con fuego atómico?

En segundo lugar, las consecuencias temporales y espaciales del desastre de Fukushima aterran. A causa de la elevada radiactividad, las áreas que circundan la central quedarán inhabitadas durante milenios. Las zonas un poco más alejadas, durante siglos. Millones de personas serán definitivamente desplazadas hacia territorios menos contaminados, teniendo que abandonar para siempre sus propiedades y explotaciones industriales, agrícolas o pesqueras. Más allá de la propia región mártir, los efectos radiactivos repercutirán en la salud de decenas de millones de japoneses. Y sin duda también, de numerosos vecinos coreanos, rusos y chinos. Sin excluir a otros habitantes del hemisferio boreal (2). Lo cual confirma que un accidente nuclear nunca es local, siempre es planetario.

En tercer lugar, Fukushima ha demostrado que la cuestión de la pretendida “soberanía energética” es muy relativa. Ya que la producción de energía nuclear supone una nueva supeditación: la “dependencia tecnológica”. A pesar de su enorme avance técnico, Japón tuvo que acudir a expertos estadounidenses, rusos y franceses (además de los especialistas de la Agencia Internacional de la Energía Atómica) para tratar de controlar la situación. Por otra parte, los recursos del planeta en uranio (3), combustible básico, son muy limitados y se calcula que, al ritmo actual de explotación, las reservas mundiales de este mineral se habrán agotado en 80 años. O sea, al mismo tiempo que las del petróleo…

Por estas razones y por otras más, los defensores de la opción nuclear deben admitir que Fukushima ha modificado radicalmente el enunciado del problema energético. Ahora se imponen cuatro imperativos: parar de construir nuevas centrales; desmantelar las existentes en un plazo máximo de treinta años; ser extremadamente frugal en el consumo de energía; y apostar a fondo por todas las energías renovables. Sólo así salvaremos quizás el planeta. Y la humanidad.

Fuente: Le Monde Diplomatique

 

Las mentiras comienzan a ser alumbradas….

Misterio de Fukushima 1: 

¿bombas atómicas debajo de la planta?

 Los confusos e incluso contradictorios informes sobre la planta nuclear de Fukushima 1 no pueden ser el efecto solamente de los desastres causados por el terremoto de magnitud 9 y el posterior tsunami que el 11 de marzo se ensañaron con la costa noreste del Japón. Tampoco por la torpeza o la falta de información: para el veterano escritor ambientalista Yoichi Shimatsu, residente en Honk Kong,  antiguo editor del Japan Times Weekly y colaborador frecuente del Global Research —grupo independiente de prensa e investigación— los inexplicables retrasos y las incomprensibles explicaciones de la Tokio Electric Power Company (Tepco) —el operador privado de la energía nuclear en Japón—, así como del ministerio japonés de Economía, Comercio e Industria parecen ser fruto de algún factor que se ha intentado soslayar: la posibilidad de que debajo de la planta nuclear funcione un arsenal subterráneo de ojivas nucleares en el marco del acuerdo de seguridad EU-Japón. 

«La cortina de humo sobre Fukushima 1 parece ocultar un propósito y una tarea sombría desconocida para los de fuera. La explicación más lógica podría ser que la industria nuclear y las instancias oficiales están luchando para evitar que se descubran unas instalaciones dedicadas a la investigación de bombas atómicas escondidas dentro de las plantas de energía nuclear civil de Japón», afirma Shimatsu —quien cubrió como enviado los terremotos de San Francisco y Kobe, y participó en el operativo de rescate inmediatamente después del tsunami en el océano Índico (2004)—, al pasar revista en un extenso artículo a los hechos que siguieron al desastre natural del 11 de marzo (newamericamedia.org/2011/04/is-japans-elite-hiding-a-weapons-program-inside-nuclear-plants.php). Shimatsu pretende acomodar «las piezas del puzzle» de Fukushima 1, donde según la Tepco había tres reactores funcionando al momento del desastre.

 Luego se informó de una explosión de hidrógeno que agrietó la unidad 3 (U3), causando escapes de óxido mezclado con uranio-plutonio y más tarde de un incendio dentro de la vasija de contención del reactor de la U4, al parecer por sobrecalentamiento de las barras desechadas de combustible de uranio depositadas en una piscina de enfriamiento en seco.
Esto, según Shimatsu, indicaría que «este reactor se mantenía encendido para algún objetivo que no era la generación de electricidad, lo que plantea la pregunta de si la unidad 4 estaría usándose para enriquecer uranio, el primer paso del proceso que conduce a la extracción de material fisionable para construir armas nucleares».

FuenteEl Sol On line

Y todavía falta el más fuerte….!

Más de mil temblores han sacudido Japón desde el 11 de marzo

La magnitud de 405 de ellos ha sido superior a los 5 grados, según portavoz de la Agencia Meteorológica nipona
Tokio (EFE). Más de mil sismos superiores a una magnitud 4,5 Richter han sacudido Japón desde el terremoto y un devastador tsunami del 11 de marzo pasado, que dejó más de 28.000 víctimas entre muertos y desaparecidos.
Según datos del Instituto Geológico de EE.UU. (USGS), hasta hoy, jueves, a las 17.00 hora de Japón (08.00 GMT) se habían registrado en este país al menos 1.001 temblores de más de 4,5 en la escala de Richter.
Un portavoz de la Agencia Meteorológica nipona detalló que 408 movimientos telúricos han tenido una magnitud de 5 o más grados en la escala Richter y que, de tener en cuenta aquellos de al menos 4 grados, la cifra podría multiplicarse por diez.
De los temblores registrados desde el 11 de marzo, un total de 68 han sido de 6 o más grados Richter y otros cinco han registrado al menos 7 grados, la misma magnitud del terremoto que dejó unos 300.000 muertos en Haití en enero de 2010.
El terremoto de magnitud 9 Richter que hace poco más de un mes sacudió el noreste nipón fue el más fuerte en este país desde que se iniciaron las mediciones, hace 140 años, y estuvo seguido de un gran tsunami con olas de hasta quince metros.
A más de un mes de la catástrofe, la cifra de muertos se sitúa en 13.456 y todavía hay 14.851 desaparecidos, según el último recuento policial.
La tragedia provocó además una grave crisis nuclear en la planta de Fukushima, donde los operarios continúan trabajando día y noche para tratar de refrigerar los reactores de la central y contener la radioactividad.
Japón se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, por lo que está relativamente acostumbrado a temblores que, en su mayoría, no tienen consecuencias graves por las estrictas normas de construcción en vigor.
Hasta el del 11 de marzo, el terremoto más grave en la historia reciente de Japón era el de 7,2 Richter que sacudió la ciudad de Kobe en 1995, que causó la muerte de unas 6.400 personas.

¿Programa secreto de armamento en la planta nuclear de Fukushima?

El tratado de seguridad EEUU-Japón retrasó fatalmente los esfuerzos de los trabajadores de la central para evitar la fusión del reactor
Los confusos e incluso contradictorios informes sobre la planta nuclear de Fukushima I no pueden ser únicamente consecuencia de los desastres causados por el tsunami, la torpeza o la falta de información. Los inexplicables retrasos y las incomprensibles explicaciones de la Tokio Electric Power Company (TEPCO) y del Ministerio de Economía, Comercio e Industria (MECI) parecen ser fruto de algún factor que se ha intentado soslayar.
  La cortina de humo sobre Fukushima 1 parece ocultar un firme propósito, una voluntad de hierro y una tarea sombría desconocida para los de fuera. La explicación más lógica podría ser que la industria nuclear y las instancias gubernamentales están luchando para evitar que se descubran unas instalaciones dedicadas a la investigación de bombas atómicas escondidas dentro de las plantas de energía nuclear civil de Japón.
Un programa secreto de armas nucleares es como una especie de fantasma en la maquinaria, detectable tan sólo cuando el sistema del control de la información falla o se rompe. Es necesario que dirijamos una mirada cuidadosa a las disparidades entre el relato oficial y los inesperados sucesos.

Informes contradictorios

TEPCO, el operador de energía nuclear de Japón, informó inicialmente que había tres reactores funcionando en el momento en que se produjo el terremoto de Tohoku y el tsunami del 11 de marzo. Después, una explosión de hidrógeno agrietó la Unidad 3, provocando que hubiera escapes de óxido mezclado con uranio-plutonio (o MOX). La Unidad 6 desapareció inmediatamente de la lista de reactores operativos, a la vez que de la Unidad 3 empezaban a escaparse partículas enormemente letales de plutonio. El plutonio es el elemento del que se componen las ojivas nucleares más pequeñas, que se libera con mayor facilidad.

Un incendio estalló dentro de la dañada vasija de contención del reactor de la Unidad 4, al parecer debido al sobrecalentamiento de las barras desechadas de combustible de uranio depositadas en una piscina de enfriamiento en seco. Pero las dimensiones del fuego indican que este reactor se mantenía encendido para algún objetivo que no era la generación de electricidad. Su omisión de la lista de operaciones generadoras de electricidad plantea la pregunta de si la Unidad 4 estaría utilizándose para enriquecer uranio, el primer paso del proceso que conduce a la extracción de material fisionable al nivel necesario para construir armas nucleares.

La aparición de agua de mar irradiada en el Pacífico supone otra pieza del puzzle, porque es imposible rastrear su fuente subterránea (o quizá porque es inconfesable). El laberinto de tuberías inundadas, donde se encontraron los cuerpos desaparecidos de dos trabajadores de la central –desaparición que no se había comentado ante los medios con anterioridad-, bien podía contener la respuesta al misterio: un laboratorio que nadie se atreve a nombrar.

Guerra política

En reacción a la demanda del Primer Ministro Naoto Kan de una pronta información sobre los problemas, el lobby pro-nuclear cerró filas, negándole información vital a la oficina del Primer Ministro. La gran alianza de los partidarios de la energía nuclear incluye a TEPCO, al diseñador de la planta de General Electric, al MECI, al anterior partido gobernante, el Partido Demócrata-Liberal y, según todos los indicios, a la Casa Blanca.

Los ministros del gabinete encargados de las comunicaciones y de las emergencias nacionales arremetieron recientemente contra Banri Kaeda, el jefe del MECI, por actuar a la vez como promotor y regulador nuclear encargado de la ahora amordazada Comisión por la Seguridad Industrial y Nuclear. TEPCO contraatacó con toda rapidez culpando al sobrevuelo del helicóptero del Primer Ministro de haber retrasado la ventilación de los gases volátiles, provocando así una explosión en el Reactor 2. Por “razones de salud”, el presidente de TEPCO se retiró a una sala de hospital, cortándole a Kan la línea de comunicación con la compañía y desautorizando su visita a Fukushima 1.

La enemistad que Kan mantiene con su rival en el Partido Democrático Ichiro Ozawa ha acabado perjudicándole, porque era el único aliado potencial de peso con quien habría podido enfrentarse a la formidable coalición a favor de la energía nuclear.

El jefe de los Demócratas Liberales, que promovió la energía nuclear en sus casi 54 años de trayectoria, acaba de mantener conversaciones confidenciales con el Embajador de EEUU, John Roos, mientras el Presidente Obama hacía declaraciones en apoyo de las nuevas plantas de energía nuclear por todo EEUU.

Corte en las comunicaciones

El contenido no revelado de las conversaciones entre Tokio y Washington puede deducirse a partir de las interrupciones a las recientes llamadas telefónicas que le hice a un colega periodista japonés. Cuando estaba dentro de zona caliente radioactiva, su número de móvil se desconectaba, al igual que los móviles de los trabajadores nucleares de Fuskushima, a los que se negaba el acceso telefónico con el mundo exterior. La suspensión del servicio no se debe a fallos de diseño. Al ayudar en la preparación del plan de respuesta a la crisis de Tohoku en 1996, mis esfuerzos se centraron en garantizar que las estaciones base de los móviles tuvieran suficiente energía como para poder recargarse con toda rapidez.

Una llamada telefónica posterior cuando mi colega regresó a Tokio se cortó de inmediato en cuanto mencioné “GE” [General Electric]. Ese incidente ocurrió el día en que el director ejecutivo de GE, Jeff Immelt, aterrizaba en Tokio con la promesa de reconstruir la planta nuclear de Fukushima 1. Tales supuestas escuchas son sólo posibles si el operador de la telefonía nacional, NTT, está cooperando con el programa para interceptar señales de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés).

El acuerdo de Manchuria

La cadena de sucesos detrás de esta inmensa fabricación de mentiras se remonta a muchas décadas atrás.

Durante la ocupación militar japonesa del noreste de China en los años de la década de 1930, el estado-títere de Manchukuo se fue forjando como potencia económica totalmente moderna en apoyo de un superpoblado Japón y su maquinaria militar. Un planificador de la economía de alto rango llamado Nobusuke Kishi trabajó estrechamente con el entonces comandante de la división ocupante de Kanto, conocido por los chinos como el General Hideki Tojo, del Ejército de Kwantung.

Los estrechos vínculos entre el ejército y los economistas coloniales produjeron sorprendentes logros tecnológicos, incluido el prototipo del tren bala (o Shinkasen) y el comienzo del proyecto de bomba atómica de Japón en el norte de Corea. Cuando Tojo se convirtió en Primer Ministro de Japón durante la época bélica, Kishi fue designado Ministro de Comercio y Economía, planeándose entonces una guerra total a escala global.

Después de la derrota de Japón en 1945, tanto Tojo como Kishi fueron declarados culpables como criminales de guerra de Clase A, pero Kishi se libró de la horca por razones desconocidas, posiblemente por sus útiles conocimientos para una nación devastada por la guerra. La concepción del escuálido economista de una economía controlada a nivel central proporcionó el anteproyecto para el MCII (Ministerio de Comercio Internacional e Industria), predecesor del MECI, que creó el milagro económico que transformó el Japón de la posguerra en una superpotencia económica.

Después de abrirse paso a empujones para caerle en gracia al Guerrero del Frío John Foster Dulles, el secretario de estado de Eisenhower, Kishi fue elegido Primer Ministro en 1957. Su protegido Yashuhiro Nakasone, ex oficial naval y futuro Primer Ministro, encabezó la campaña de Japón para convertirse en potencia nuclear bajo la cobertura de la Ley Básica de la Energía Atómica.

Complicidad estadounidense

Kishi negoció en secreto un acuerdo con la Casa Blanca que permitía que el ejército de EEUU almacenara bombas atómicas en Okinawa y en la estación naval-aérea de Atsugi, en los alrededores de Tokio. (El cabo de marines Lee Harvey Oseald sirvió como guardia en el arsenal subterráneo de ojivas nucleares de Atsugi). A cambio, EEUU dio su visto bueno para que Japón emprendiera un programa nuclear para uso “civil”.

Fue necesaria toda una diplomacia secreta debido al abrumador sentimiento del pueblo japonés en contra de la energía nuclear tras los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Hace dos años, Katsuya Okada, Ministro de Asuntos Exteriores en el gabinete del Primer Ministro del Partido Democrático Yukio Hatoyama (que desempeñó ese puesto durante nueve meses de 2009 a 2010), sacó a la luz el texto del acuerdo secreto.

De ese documento, que había estado encerrado dentro de los archivos del Ministerio de Asuntos Exteriores, habían desaparecido muchos detalles clave. El veterano diplomático jubilado Kazuhiko Togo reveló que los asuntos más sensibles se recogieron en breves documentos adjuntos, algunos de los cuales se guardaban en una mansión frecuentada por el hermanastro de Kishi, el difunto Primer Ministro Eisaku Sato (que estuvo en el poder desde 1964 a 1972). Esas notas diplomáticas, mucho más importantes, añadió Togo, se habían eliminado y consiguientemente desaparecido.

En Japón, estas revelaciones se consideraron de especial importancia, sin embargo, los medios occidentales las ignoraron en gran medida. Con la planta nuclear de Fukushima cada vez más llena de humo, el mundo está pagando ahora el precio de esa negligencia periodística.

En su visita a Gran Bretaña del año 1959, un helicóptero militar trasladó a Kishi hasta la planta nuclear de Bradwell en Essex. Al año siguiente, se firmó el primer anteproyecto de seguridad entre EEUU y Japón, a pesar de las protestas masivas celebradas en Tokio. Un par de años después, la firma británica GEC construía el primer reactor nuclear en Tokaimura, en la Prefectura de Ibaragi. Al mismo tiempo, inmediatamente después de las Olimpiadas de Tokio de 1964, el recién inaugurado tren bala deslizante Shinkansen atravesando la ladera del Monte Fuji proporcionaba la racionalidad perfecta para promover la electricidad de origen nuclear.

Kishi pronunció la famosa declaración de que “las armas nucleares no están expresamente prohibidas” en función del artículo 9 de la Constitución de la posguerra que prohibía la energía con fines bélicos. Su nieto, el entonces Primer Ministro Shinzo Abe, repitió dos años después esas palabras. La “crisis” en curso con Corea del Norte sirvió de pretexto para que esta progenie de tercera generación de la elite política pusiera a flote la idea de un Japón dotado de armas nucleares. Muchos periodistas y expertos de inteligencia japoneses asumen que el programa secreto ha avanzado lo suficiente como para conseguir el montaje rápido de un arsenal de ojivas nucleares, y que se han llevado a cabo pruebas subterráneas a niveles subcríticos con bolitas pequeñas de plutonio.

Saboteando las fuentes de energías alternativas

La cínica actitud del lobby nuclear se extiende hacia el futuro lejano, estrangulando de raíz la única fuente viable de energía alternativa del archipiélago japonés: la energía eólica costera. A pesar de décadas de investigación, Japón tiene sólo el 5% de la producción energética eólica de China, una economía (al menos de momento) de tamaño comparable. La industria pesada de Mitsubishi, socio en la energía nuclear de Westinghouse, fabrica turbinas de viento pero sólo para el mercado de exportación.

La zona de Siberia, con sus altas presiones, asegura un flujo de viento fuerte y constante sobre el norte de Japón, pero las compañías del servicio público de la región no aprovechan ese recurso de energía natural. La razón es que TEPCO, que tiene su sede en Tokio y controla el mayor mercado energético, actúa en gran medida como un shogun sobre las nueve compañías energéticas regionales y la red nacional. Sus burócratas, ejecutivos y políticos de alto rango, grandes influencias y bolsillos profundos, como el gobernador de Tokio Shintaro Ishihara, aunque con ambiciones nucleares, mantienen a los contratistas y generales de la defensa de su lado. Pero TEPCO no es el mandamás aquí. Su socio principal en esta mega-empresa es la creación de Kishi, el Ministerio de Economía, Comercio e Industria (MECI).

El lugar para las pruebas nacionales para calibrar el viento marino costero no está, lamentablemente, situado en Hokkaido o Niigata, tan azotados por el viento, sino mucho más hacia el sureste, en la Prefectura de Chiba. Los resultados de estas pruebas, que decidirán el destino de la energía eólica, no van a hacerse públicas hasta 2015. El patrocinador de un proyecto de tan lento recorrido es TEPCO.

La muerte de la disuasión

Aunque en 2009, la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) emitió una apagada advertencia acerca de la reforzada deriva de Japón hacia una bomba nuclear, no hizo nada más. La Casa Blanca tiene que hacer la vista gorda ante la radiación que pasa por los cielos estadounidenses o exponerse al riesgo de un vergonzoso doble rasero en cuanto a la proliferación nuclear de un aliado. Además, la callada aprobación de Washington de una bomba japonesa no casa muy bien con el recuerdo tanto de Pearl Harbor como de Hiroshima.

En sí misma, una capacidad de disuasión nuclear no sería ni objetable ni ilegal en el improbable caso de que la mayoría de los japoneses votaran a favor de una enmienda constitucional del Artículo 9. La tenencia legalizada requeriría inspecciones de seguridad, controles estrictos y transparencia, de forma tal que se podría haber acelerado una respuesta de emergencia en Fukushima. En cambio, un desarrollo secreto armamentístico no hace sino crear una total abundancia de problemas. En el caso de una emergencia, como la que está desarrollándose en este momento, es el secreto lo que se impone a toda costa, incluso aunque suponga innumerables hibakusha, o víctimas nucleares.

En lugar de habilitar un sistema de disuasión regional y un regreso al estatus de gran potencia, el acuerdo de Manchuria sembró las bombas de relojería que están ahora vomitando radiación alrededor del mundo. El nihilismo en el corazón de esta amenaza nuclear para la humanidad no se esconde en el interior de Fukushima 1, sino dentro de la mentalidad de la seguridad nacional. Sólo derogando el tratado de seguridad entre EEUU y Japón podrá liquidarse el espectro de autodestrucción existente, la causa raíz del secretismo que retrasó fatalmente la lucha de los trabajadores nucleares contra la fusión del reactor nuclear.

Autor:Yoichi Shimatsu

New America Media

Yoichi Shimatsu es editor especial de 4th Media y escritor medioambientalista. Vive en Hong Kong. Es antiguo editor del Japan Times Weekly y colaborador frecuente también de Global Research.

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

El mar devolverá a sus muertos (Ap.20:13)

Más de 8 mil muertos y 12 mil desaparecidos por terremoto y tsunami en Japón

El desastre ocurrido el 11 de marzo constituye la mayor tragedia en la historia del país asiático desde la Segunda Guerra Mundial.


Tokio (DPA). La cifra de muertos confirmados tras el terremoto y tsunami que afectó el noreste de Japón el 11 de marzo superó los 8.100, mientras que hay más de 12.200 desaparecidos, informó hoy la agencia de noticias Kyodo.
La Agencia Nacional de Policía indicó que la cantidad de fallecidos es de 8.133 y la de desaparecidos 12.272, reportó Kyodo. De esta manera, este terremoto y tsunami son la mayor tragedia en la historia de Japón desde la Segunda Guerra Mundial.
Se espera que estas cifras sigan aumentando.
Kyodo citó a un jefe policial local de la prefectura de Miyagi diciendo que solo en esta región murieron 15.000 personas. Entre las localidades más afectadas figura Minamisanriku, donde tras el tsunami sigue sin conocerse el paradero de sus 9.500 habitantes.
Doce de las 47 prefecturas de Japón están directamente afectadas por el terremoto y tsunami, informó el diario “Asahi Shimbun”. La mayoría de los fallecidos se registró en Miyagi, seguida por las prefecturas de Iwate y Fukushima.
Según diferentes fuentes, entre 360.000 y 400.000 personas están alojadas en refugios de emergencia. Unos 120.000 miembros de las Fuerzas de Autodefensa, policía y bomberos están participando en las tareas de búsqueda y rescate.

Japón: El amor al dinero causó este mal

Fukushima adulteró los informes correspondientes a la seguridad


Con el perverso afán de evitar contrariedades con el gobierno y ocultar los problemas que ya aquejaban a la central nuclear, la Tokyo Electric Power alteró datos. 
Quienes se quejaron ante el gobierno japonés por las prácticas fraudulentas de los dueños de Fukushima, fueron los trabajadores que trabajaban en el reactor. Uno de ellos, confezó haber adulterado informes de supervisión del reactor desde 1989 por pedido de Tepco.

A su vez, acusaron que fue trucado el diseño del reactor nuclear y este sirvió como boceto para el armado de los otros cinco reactores que fueron desbastados por el movimiento sismico de dejo en ruinas a gran parte del suelo nipón. 

Como antecedente más reciente en el año 2007 la empresa se vió inmersa en rumores de falsificación, ya que no informaron al gobierno japones sobre los daños ocurridos en la planta de Kashiwazaki-Kariwa luego del terremoto de 6,8 grados que ocurrio dichoaño.

La información respecto al fraude de la empresa fue develada por WikiLeaks, que ya había denunciado que la empresa sabía que sus reactores no soportarían un terremoto superior a los 6 grados.

Tokio: portal de Abadón (destrucción)

La radiación nuclear alcanza la metrópoli de Tokio

Una explosión en el reactor 2 de Fukushima daña el núcleo y obliga a huir a 750 trabajadores de la central. Dos incendios se declaran en el reactor 4 y desaparecen dos empleados.


El martes quedará registrado en la historia negra de Japón casi con la misma gravedad que el 11 de marzo, fecha en que ocurrió el tsunami. Desde el bombardeo atómico de la Segunda Guerra Mundial sobre Hiroshima y Nagasaki, nunca el país había sufrido un nivel de radiactividad en la atmósfera tan elevado. Porque lo que comenzó como un accidente localizado y eficazmente controlado (siempre según fuentes del Gobierno), se transformó en estado de emergencia nacional, después de que el reactor 2 de la central de Fukushima terminara, finalmente, sufriendo una explosión de hidrógeno, la tercera en uno de sus reactores en tres días, que causó daños en el núcleo y fue mucho más grave que las anteriores.

La principal diferencia respecto a los reactores 1 y 3 (cuyos edificios ya habían sufrido explosiones) es que en este caso el sistema dañado por la deflagración evacua líquido directamente al exterior, lo que provocó la liberación de partículas radiactivas a la atmósfera de manera descontrolada. A partir de ese momento, la catástrofe comenzó a tomar forma alrededor de las instalaciones de Fukushima, de las que fueron evacuados casi todos los trabajadores de emergencia que hasta entonces trataban de mantener en funcionamiento los circuitos de refrigeración.
Para agravar el desastre, se declararon dos incendios en el reactor 4, y se advirtió del riesgo de sobrecalentamiento en otros dos almacenes. La Tokyo Electric Company (TEPCO), responsable de la instalación, indicó que el primer fuego había sido controlado y dijo que los niveles de radiación se habían reducido. Sin embargo, dos trabajadores se encuentran desaparecidos y aún se están realizando esfuerzos para apagar el segundo incendio.
El ministro portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, declaró: «Creemos que no se han liberado en la atmósfera sustancias radiactivas de alto nivel de forma continuada procedentes del reactor número 4». Edano citó información de la sala de control de la central nuclear para afirmar que el agua para refrigerar las piscinas de residuos de los reactores 5 y 6 volvía a presentar «niveles correctos».

El viento gira hacia el sur

Pero como empieza ya a ser la norma en Fukushima, las palabras oficiales no se sincronizaron en absoluto con la realidad. A media mañana, el viento soplaba a una velocidad de 80 kilómetros hora en sentido sur, directo hacia la metrópoli de Tokio, en lugar de las rachas hacia el este, que debían disolverse asépticamente en la inmensidad del Pacífico.
Eso hizo que la radiación, supuestamente inexistente, no tardará más que un puñado de horas en llegar a Tokio, a pesar de que la capital se encuentra a 270 kilómetros de la central nuclear. Cuando se detectaron niveles de radiación de más del doble del nivel máximo permitido y se confirmó la presencia de isótopos de cesio y de yodo en el aire que respiran 35 millones de personas, fue cuando se desató realmente la alarma nuclear.
Desde Washington, la organización científica norteamericana especializada en la amenaza nuclear expresó su temor de que una gran nube radiactiva alcance Tokio. Muchos residentes en la inmensa conurbación de Tokio, sobre todo embarazadas, mujeres con niños de corta edad y ancianos, emprendieron un discreto éxodo hacia el sur del país en trenes y automóviles.
La información sobre el estado de Fukushima, especialmente la referente a si los 50 ingenieros que trabajan contra reloj están logrando detener la fusión del núcleo de varios reactores, fue ayer durante todo el día completamente inaccesible. Expertos de todo el mundo aseguraron que la posibilidad de que se repitiera un escenario similar al de Chernóbil era casi nula, pero reconocieron que la situación en Japón es «muy preocupante». La Autoridad de Seguridad Nacional francesa afirmó que el accidente es de nivel 6, sobre una escala de 7. Yukiya Amano, director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, admitió por vez primera la «posibilidad de daños en el núcleo» del reactor 2, aunque los estimó en «menos del 5%».
No es nada habitual que tres reactores de un misma central nuclear estén en peligro de fusión y que 750 ingenieros traídos para solucionar los problemas terminen huyendo despavoridos de la planta que iban a salvar. Hasta TEPCO reconoció que es «muy probable» la fusión del núcleo de alguno de los reactores.
La radiación llega a Rusia

El primer ministro, Naoto Kan, lanzó un mensaje a la nación pidiendo calma y sentido común. También urgió a la gente que vive entre 20 y 30 kilómetros de distancia de la central de Fukushima a mantener la calma, sin salir de casa.
«El peligro de nuevas fugas radiactivas se está incrementando», reconoció Kan, en el primer gesto de alarma que emite desde que comenzaron los problemas en la central. Las radiaciones alcanzaron la ciudad de Vladivostok, en el extremo oriental de Rusia, e hicieron que en Tokio se multiplicara por 10 el nivel máximo de radiación permitido.

JAPÓN: Punto de partida para el cumplimiento de 2 de Pedro 3:8-11

Tras el tsunami, cuatro de los seis reactores están fuera de control

Tratan por todos los medios de refrigerar la central. Pedirían la intervención de las fuerzas militares de EEUU. Un helicóptero sobrevoló la zona con carga de agua, pero fracasó.
FUKUSHIMA, Japón.- Fukushima agoniza. La central nuclear que tiene en vilo al mundo entero parece vivir sus últimas horas. Funcionarios, especialistas y gobiernos, incluyendo el japonés, calificaron la situación de «apocalíptica«. Nuevos incidentes en la planta, afectada por el terremoto y por el tsunami del pasado viernes, complicaron hoy la situación.

Lo más grave está ocurriendo en los reactores dos y tres, que parecen tener dañadas sus estructuras de contención. Para peor, esta madrugada (hora de la Argentina) se desencadenó un nuevo incendio en el reactor cuatro, el segundo en 24 horas. Minutos después, comenzó a salir humo blanco.

La empresa que gestiona la central, Tepco, tomó a esta última usina como su máxima prioridad, entre otras cosas porque su combustible es plutonio; es decir, en caso de fuga sería mucho más peligroso para la salud. Así las cosas, los seis reactores que configuran la central japonesa siguen su camino hacia la catástrofe nuclear. Y lo que muchos intentaban controlar se va de las manos.

Ante el aumento de la radiación y pese a que las autoridades han permitido niveles de hasta 250 milisievert para los trabajadores, la planta obligó a evacuar a los últimos empleados que permanecían en el recinto, aunque regresaron horas después. Ahora son 180 los valientes que tratan por todos los medios de refrigerar el lugar.

Un helicóptero ha estado sobrevolando la zona con carga de agua, pero los altos niveles de radiactividad han impedido cumplir el objetivo. El segundo intentó se realizará con cañones de líquido apuntando directamente a los reactores.

En este contexto, el jefe del Gabinete japonés, Yukio Edano, admitió que podría ser necesario la ayuda de terceros países. Así, barajó la posibilidad de solicitar la intervención de las fuerzas militares estadounidenses para atender la emergencia. La situación en Fukushima está causando una ola de respuestas de todo tipo en el exterior. Desde las revisiones de las políticas nucleares domésticas a reuniones de emergencia en otras naciones para tratar la situación. (Especial-Reuters-AFP-NA-DPA)

Tokio: Ayer ciudad populosa… hoy, con calles fantasmas




TOKIO.- Muchos comercios permanecieron cerrados ayer en Tokio, lo que está dando a la capital de Japón el aspecto de una ciudad fantasma. Las calles están vacías y en los edificios no hay luces por los cortes eléctricos. También el puente Rainbow, normalmente muy iluminado, en el puerto de la capital, está apagado por completo. 

Los daños económicos son cada vez mayores: numerosas empresas japonesas suspendieron ayer su producción, como las automotrices Toyota, Honda, Daihatsu y Hino Motors, u otras como Sony o Toshiba, luego de que muchas fábricas quedaron destruidas y el suministro eléctrico interrumpido. 
Los supermercados se llenaron ayer de gente que quería hacer acopio de alimentos, agua potable y pilas. También en las estaciones de servicio se agolpaban. Muchas ya colgaron el cartel de «agotado» en la prefectura de Ibaraki, situada entre Tokio y Fukushima, una de las regiones más afectadas, donde las temperaturas bajaron mucho. 
Además, los japoneses tendrán que afrontar durante semanas problemas de suministro y apagones eléctricos, pues el racionamiento de la electricidad durará al menos hasta finales de abril.
Los recortes tienen ya repercusiones en el tráfico ferroviario. En la línea que une la parte oriental con la occidental pasando, por Tokio, sólo circulaba uno de cada 10 trenes, y las conexiones con el aeropuerto de Narita se vieron interrumpidas tras temblores que asustaron a los pasajeros. (DPA)

RECONOCIMIENTO DE LA DIFÍCIL SITUACIÓN

El primer ministro japonés asegura que su país afronta «la crisis más grave desde la II Guerra Mundial»

 El reactor 3 de la central nuclear de Fukushima I sufre fallos similares a los registrados ayer en el reactor 1 y las autoridades no descartan que se haya iniciado un proceso de fusión del núcleo en ambos reactores- Hasta 160 personas pueden haberse visto expuestas a la radiación, que sobrepasa los límites de seguridad.Informa el Diario español «El Pais».

Las autoridades japoneses siguen en situación de máxima alerta pendientes de la situación de la central nuclear de Fukushima I y los efectos del devastador terremoto y posterior tsunami del pasado viernes, que se han cobrado la vida de más de más de 1.200 personas, según cifras oficiales. Para el primer ministro, Naoto Kan, el país vive «la crisis más grave desde la II Guerra Mundial» y ha instado a sus ciudadanos a «construir un nuevo Japón».
Kan ha advertido que la situación caótica que viven los japoneses se prolongará durante varios días ya que el suministro eléctrico tardará en reestablecerse en muchas zonas y que incluso podrían producirse nuevos apagones. Una de las primeras medidas del Ejecutivo ha sido autorizar a las empresas Tokyo Electric Power y Tohoku Electric Power a efectuar cortes de electricidad de hasta tres horas de duración al día, a partir de mañana, para garantizar el suministro en las zonas del noreste del país. Kan ha reconocido que la situación es «preocupante» y advertido que la recuperación «no será fácil» pero que Japón la logrará como «hecho en el pasado».

Fuente:Elpais.com

 

EL SISTEMA TRATA DE OCULTAR LO QUE SE LES FUE DE LAS MANOS Parte II

Gobiernos y medios occidentales minimizan la catástrofe nuclear en Japón
TEPCO pide al gobierno que declare el estado de emergencia.

Los grandes medios de comunicación y los gobiernos occidentales están tratando de maquillar y ocultar las informaciones sobre la que es, sin duda, una de las mayores catástrofes nucleares ocurridas. Según los datos ofrecidos por la agencia de seguridad nuclear japonesa, los daños causados por el terremoto en la central nuclear de Fukushima han sido catalogados como un accidente de nivel cuatro en una escala de siete, lo que le sitúa por detrás de los sucesos de Chernobil y Three Mile Island. Pero la situación nuclear en Japón es gravísima: 11 centrales están detenidas, 5 reactores tienen problemas graves de refrigeración y se multiplican los riesgos de una explosión nuclear. Más de 140.000 personas han sido evacuadas.

A la explosión ocurrida a las 16.00 hora local (07.00 GMT) de ayer, después de una sacudida en la que se derrumbaron el techo y las paredes que albergaban el reactor, siguieron varias réplicas del terremoto que afectó a Japón el viernes.

Tanto el gobierno de Japón como la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) intentaron minimizar la magnitud de la tragedia. En rueda de prensa, el ministro portavoz de Japón, Yukio Edano, manifestó que la explosión no fue en el reactor, que se debió a una reacción química entre hidrógeno y oxígeno y aseguró que no se había generado una fuga radiactiva importante e, incluso, que había bajado el nivel de radiactividad en la zona. 

Con respecto a la orden de evacuación, en un radio de veinte kilómetros en torno a la central, Edano insistió en que se trataba de una medida de «prevención» puesto que no había un riesgo específico.

La AIEA por su parte informó de que las autoridades trataban de verificar, tras la deflagración, las condiciones en que había quedado el reactor, que aparentemente no había sufrido daños.

Ese fue el mensaje tranquilizador difundido por los grandes medios de prensa y los gobiernos occidentales pese a que los efectos del accidente fueron clasificados en un nivel cuatro en una escala de siete. En esta escala, el accidente de Three Mile Island, en Pensilvania, en 1979, está valorado de nivel cinco, mientras que el desastre nuclear de Chernobil en 1986, el más grave de la historia de esta industria, representa un siete sobre siete. 

Tras el seísmo el nivel de radiactividad en la planta 1 de Fukushima alcanzó hasta mil veces su nivel habitual en la sala de control de un reactor y hasta 70 veces su nivel cerca de la entrada principal de la central.

La realidad sin embargo es otra. Según la cadena local NHK a lo largo de la tarde noche de ayer los responsables de la central nuclear (la empresa Tokyo Electric Power Company -TEPCO-) habrían intentado inyectar agua de mar al reactor para refrigerarlo, pero las operaciones debieron ser suspendidas a causa de un nuevo temblor de tierra y el temor a un tsunami (1).

 A esas horas más de 83.000 personas estaban siendo evacuadas de la zona en un radio de 10 km alrededor de las centrales Fukushima 1 y Fukushima 2 (2). En estas dos plantas siete reactores fueron detenidos de urgencia para tratar de evitar la fuga de vapor radiactivo y disminuir la temperatura y la presión de la central nuclear (3). TEPCO anunció que sólo 1 de los 4 reactores detenidos en la central Fukushima 2 estaba en parada fría (4). Según la empresa, el nivel de agua era muy bajo en el reactor 2 de Fukushima 1 y la presión muy alta en los reactores 2 y 3. (5).

Solicitud de estado de emergencia
 
A la 1.00 h. de la madrugada (hora local) TEPCO advirtió de que el reactor 3 estaba siendo insuficientemente refrigerado al no poder hacer llegar agua a la vasija del reactor para su refrigeración y solicitó al gobierno la declaración del estado de emergencia. «Todas las funciones para mantener el nivel de refrigeración están averiadas», aseguró un portavoz de la empresa. (6)

En esos momentos, según la AIEA, alrededor de 140.000 personas estaban siendo evacuadas en un radio mayor de las dos centrales nucleares y se les estaba suministrando yodo para evitar la formación de cánceres. Sin embargo Asahi TV reportó informes según los cualesresidentes locales habrían sido diagnosticados con envenenamiento por radiación.
 
Al menos 190 personas podrían estar afectadas. Muchos de los residentes de la zona de evacuación o con muestras de exposición a la radiación fueron separados del resto. (7)

Tras la alerta de TEPCO, la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón admitió que estaba teniendo lugar una fusión parcial en el corazón del reactor nuclear número 1 (Fukushima 1), y que otros 3 tenían problemas de temperatura (reactores 1, 2 y 4 de Fukushima 2). (8)

Fuentes:
(1) NHK a las 17h35 del 12.03.11 http://www.tepco.co.jp/en/press/corp-com/release/11031231-e.html
(2) http://edition.cnn.com/2011/WORLD/asiapcf/03/12/japan.nuclear/
(3) http://www.tepco.co.jp/en/press/corp-com/release/11031233-e.html
(4) http://www.tepco.co.jp/en/press/corp-com/release/11031233-e.html
(5) http://www.tepco.co.jp/en/press/corp-com/release/11031229-e.html
(6) http://groupes.sortirdunucleaire.org/blogs/alerte-nucleaire-au-japon-apres-un/article/reacteur-3-en-panne-de-systeme-de

(7) http://www.beyondnuclear.org/home/2011/3/12/people-around-fukushima-reactor-suffering-radiation-poisonin.html

(8) http://groupes.sortirdunucleaire.org/blogs/alerte-nucleaire-au-japon-apres-un/article/4-autres-reacteurs-presentent-des