“No andes difundiendo calumnias (otra versión: no chismorrearas) entre tu pueblo, ni expongas la vida de tu prójimo con falsos testimonios.
Yo soy Yahvéh.”
(Levítico 19:16)
“El que anda en chismes descubre el secreto; Mas el de espíritu fiel lo guarda todo”.
(Proverbios 11: 13)
Primeramente, se oirán las típicas frases: «Por ahí me dijeron«, «…me contó un pajarito…», «…me dijeron que no contara pero voy a confiar en ti porque sé que tú guardas el secreto…», «… si supieras la última…», «… qué ha pasado últimamente, ¿alguna novedad?…»
Luego, desde alguna de ellas, la epidemia se inicia y sus víctimas comienzan a morir lenta e inconscientemente. El hábito, entonces se hace endémico, y crece; y se propaga arruinando las relaciones de millones.
El mal es de centurias. Algunos aseguran que bajo del arca con Noé y su familia, sobreviviendo también al Diluvio.
Sí. Lo dedujeron bien. Se trata del rumor. El chisme que hablando del otro a sus espaldas se convierte en el arma que gatilla la peor de las formas del homicidio: el perjurio o difamación.
Lo real es que, para muchos, hablar de alguien a sus espaldas, especialmente cuando esa persona es el objeto de rumores que se han extendido mucho, puede ser algo muy jugoso. Pero, infortunadamente, esto siempre termina hiriendo en serio los sentimientos de alguien. El chisme también es un arma de doble filo: puede ser divertido mientras el chisme se basa en otras personas, pero cuando lo hacemos, permitimos también que se hagan chismes sobre nosotros, lo que casi nunca es divertido. Hazles un gran favor a tus amigos (y a ti): deja tu hábito de chismear antes de herir a alguien.
Lo cierto es que los chismes abundan y destruyen. Popularmente se asegura que hay chismes para todos los colores, sabores y olores. Cada chisme tiene su público y su mercado.
Estudios de los últimos años han demostrado que el estrés causado por el chisme puede provocar que los seres humanos bajen su rendimiento académico y laboral.
A tal punto llega el peso de este mal, que existen empresas dedicadas a hacer correr rumores para destruir a la competencia.
Todos sabemos que los chismes viajan a gran velocidad y algo que fue tan diminuto y sin trascendencia termina siendo un gran monstruo depredador. Por eso, el rey Salomón, sabiendo que el chisme puede acabar hasta con una nación, lo describió de esta manera:
«¡Qué sabrosos son los chismes, pero cuánto daño causan!»
(Proverbios 18: 8 – TLA)
La palabra hebrea traducida en las Sagradas Escrituras como “chismoso” es raquíl que, en su significado más profundo, significa lo que viaja de un lugar a otro sin sentido o propósito . En los libros del Antiguo Pacto esta expresión es definida como alguien que revela secretos que suceden a su alrededor. Este es alguien que le saca secretos a la gente, acerca de ellos mismos y de sus familias, y luego va repitiéndolos de casa en casa, ocasionando gran perjuicio para aquellos cuyos secretos le fueron confiados, así como para aquellos a quienes se los cuenta, y también para sí mismo.
El chisme se distingue de compartir información por su intención. El traficante de rumores tiene como meta edificarse a sí mismo por medio de hacer ver mal a los demás y así quedar exaltado por la admiración que cree que causará su gran conocimiento de los demás.
El chisme tiene la característica que va aumentando el contenido de la información a medida que pasa de boca a boca. Estudios psicológicos del tema han logrado calcular que el 70 % del tiempo que hablamos en cualquier conversación es de otra gente. Estas mismas estadísticas aseguran que a la quinta persona que le contamos algo de alguien, ese relato ya se distorsionó un 70 % del original. Por ello es que el chisme destruye todo a su paso dejando víctimas con daño que casi siempre es irreparable.
“Lo mismo pasa con la lengua; es una parte muy pequeña del cuerpo, pero es capaz hablar con arrogancia cosas que irritan. ¡Qué bosque tan grande puede quemarse por causa de un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego. Es un mundo de maldad puesto en nuestro cuerpo, que contamina a toda la persona. Está encendida por el infierno mismo, y a su vez hace arder todo el curso de la vida”.
(Santiago 3:5-6 _ DHH)
Logramos ver aquí como el apóstol, hermano de nuestro Mesías, asegura en su carta que la lengua es un miembro tan pequeño pero tan dañino que puede encender contienda, puede irritar a las personas, puede dañar más que los golpes secos a mano limpia. Por eso, él continúa diciendo:
“pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.”
(Santiago 3:8-10)
De acuerdo a esta enseñanza, es evidente que nuestra lengua, a causa de la programación reptiliana, está cargada de veneno y nadie la puede domar, este miembro daña con una facilidad y es uno de los factores por los cuales muchos discípulos de Yeshúa pierden su testimonio ante los incrédulos.
Cualquiera puede involucrarse en el acto del chisme, simplemente con repetir algo que escuchó en confianza. El rey Salomón, al escribir el libro de Proverbios, nos legó una larga lista que permite que sepamos como cubrirnos de los peligros del chisme y la potencial herida que resulta cuando no se toma el cuidado de pensar en los demás y en cómo pueden ellos reaccionar si es revelado algo que hayan querido mantener en privado. En esta discursar he elegido los siguientes:
“El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; mas el hombre prudente calla.”
(Proverbios 11:12-13)
La persona necia, debido a sus complejos, se esforzará día a día en el entrometerse en la vida de los demás, como truco psicológico para no aceptar sus problemas psicológicos. Su falta de entendimiento acerca de quien es ella y para qué está en esta tierra la presionará a hurgar en la vida de los demás, menospreciándolos y juzgándolos. En cambio, el silencio es el mejor regalo que otorgan los seres humanos sabios en demostración práctica de que aman a su prójimo.
También les dejaré este proverbio salomónico:
“El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias.”
(Proverbios 21:23)
Evidentemente gran poder se desarrollará en nosotros si practicamos la disciplina de guardar nuestras lenguas y refrenarnos del acto pecaminoso del chisme. Si rendimos nuestros deseos naturales al Señor, Él nos ayudará a mantenernos rectos. El Eterno recompensa al justo y al recto, así que todos debemos luchar para permanecer como tales.
Vigila todo el tiempo lo que hablas con los demás. Nunca comiences los rumores. Sé que esto parece demasiado obvio o fácil, pero, todos sabemos que es muy fácil comenzar los rumores por casualidad. Cada vez que dices algo malo sobre alguien en la presencia de otras personas, no puedes confiar en que guarden el secreto, estás creando la posibilidad de que alguien difunda rápidamente lo que has dicho. ¡Por favor, sé confiable!
Por último te aconsejo, que cierres tus oídos al chisme y clames día a día al Señor que guarde tu boca y tus labios de hablar cosas vanas. Reza todo el tiempo posible este pedido del salmista:
“SEÑOR, ponle un guardia a mi boca
y un vigilante a la puerta de mis labios.”
(Salmos 141:3 PDT)
En verdad te insisto, si quieres ver lo bueno de la vida, desecha el chisme de tu manera de vivir:
“Porque: el que quiere amar la vida, y ver los días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño…”
(1 Pedro 3:10).
Ya no seamos instrumentos de muerte para otros hermanos, dejemos de juzgar a la otra gente:
“Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.”
(Romanos 14:13)
NOTA:
Me ha parecido muy oportuno aconsejarte que, más allá de evitar los chismes, de detestarlos, de identificar a personas chismosas, te realices estas preguntas:
- ¿De qué forma actúo cuando llega a mis oídos un comentario de gran tamaño?
- ¿De qué forma puedo frenarlo?
- ¿Cómo hacer si no es un solo chisme sino dos, tres o más?
- Si ya he identificado a la persona que hace tanto daño y acaba con la dignidad de los demás, ¿cómo la abordaré y le daré freno a un ambiente lleno de chismes que lastima y estropea la tranquilidad de todos?