«Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos«
(Romanos 5:18-19).
Los bebés no tenían nada que ver con el hecho de ser herederos de la naturaleza pecaminosa de Adán. Por tanto, es lógico que se les pueda dar el regalo de la salvación sin que lo hayan aceptado conscientemente. Sólo el rechazo del amor de Cristo por ellos -algo que no puede ocurrir hasta que alcancen la edad en que les sea posible pecar conscientemente- puede dar como resultado el que pierdan el don de Cristo.
Una explicación muy completa y profunda que me ha ayudado a comprender cuál es el estado correcto de aquellos niños pequeños que fallecen. Gracias por esta excelente tarea de despertar permanentemente conciencias.