Por P.A. David Nesher
«Y que me hagan un Santuario, para que yo habite entre ellos.
– Éxodo 25:8
En los estudios de la semana pasada, Mishpatim, vemos muchas listas de «mandamientos civiles» que también definen las relaciones entre el Hombre y Dios, el Hombre y el Hombre, el Hombre y la Tierra, y el Hombre y la Propiedad.
Esta semana, hemos aprendido los mandamientos relacionados con el Tabernáculo ( Mishkan) , y los conceptos profundamente ocultos involucrados en los que se pueden explorar los misterios de Dios y Su creación.
La palabra Terumah significa «Ofrenda alzada» y describe la elevación de la Shekinah hacia los cielos , especialmente la unión con el novio.
Aquí necesitamos enfocarnos con todo nueestro corazón en el concepto de Shekinah (Gloria):
“…para que pueda habitar [sh’kan como en Sh’kinah] entre [en] ellos”.
Es que el principal concepto importante es sobre la construcción del Mishkan y el Templo Sagrado se fundamenta en una sola razón: que la Sagrada Presencia del Altísimo esté entre nosotros. Sin duda, sería un lugar donde se hicieran ofrendas, se realizaría la purificación y donde se enseñaría la Torah a las naciones. Y el resultado final es que el Altísimo moraría entre nosotros, sus hijos primogénitos, los Benei Israel. Es por eso que los primeros seguidores de Yeshúa, nuestro Mesías, se refirieron a sí mismos como Ha-Derekh [el Camino]. Es por eso que las imágenes del Camino al Árbol de la Vida [Derekh etz ha-Jaim, Gen 3:24] eran evidentes tanto en el Mishkán como en el Templo Sagrado de Jerusalén.
Ahora bien: ¿Qué significa realmente Terumah?
La raíz de terumah es rum [letras: resh-vav-mem]. Esta raíz verbal significa “levantar”.
El primer uso se encuentra en Bereshit (Génesis):
«Y el diluvio estuvo sobre la tierra cuarenta días. Las aguas crecieron y alzaron (teruma) el arca, y se elevó sobre la tierra.«
(Génesis 7:17)
Terumah, (griego: aparche), se trata de levantar, para que podamos experimentar la Presencia del Altísimo morando entre nosotros. En aquellos días embriagados de simjah (alegría) al pie del Monte Sinaí, levantamos los materiales usados para construir el Mishkan (Tabernáculo), de YHVH. Después de que nos levantamos, Moisés contó fielmente el patrón. Betzalel, lleno del Espíritu de Sabiduría, construyó el Arca y el mobiliario. Aarón y sus hijos fueron ungidos. El Mishkan y todo su mobiliario fueron ungidos. Y entonces… la Presencia del Altísimo descendió y llenó ese lugar.
El Dios Infinito llenó una dimensión de la fisicalidad: el espacio-tiempo. ¡El Santo, Bendito sea, descansó entre los hombres y finalmente Su Shekinah (Gloria) habitó físicamente entre nosotros!
Por ello, los primeros discípulos de Yeshúa comprendieron que todoa esta manifestación gloriosa del Eterno había sido lograda en la vida del Maestro, tal como lo expresara el apóstol Juan en sus escritos:
«El Verbo se hizo carne y habitó con nosotros, y vimos su Sh’khinah (Gloria)…»
— Juan 1: 14
«Y como está escrito:
Oí una gran voz desde el trono que decía:
“¡Mira! La Shekhinah de Dios está con la humanidad, y vivirá con ellos.
Ellos serán su pueblo, y él mismo, Dios-con-ellos, será su Dios»
– Apocalipsis 21:3
Así mismo el apóstol Pablo escribía:
«Porque el Templo de Dios es santo, y ustedes mismos son ese Templo.»
– 1 Corintios 3: 17
«¿O no sabes que tu cuerpo es un templo para el Ruach HaKodesh que vive dentro de ti, a quien has recibido de Di-s? El hecho es que ustedes no se pertenecen a sí mismos.»
– 1 Corintios 6:19
Entonces, lo que en la porción Terumáh se revela de acuerdo a nuestra emunah, es que nuestro Maestro y Dueño Yeshúa es la Terumah del Altísimo. Él fue levantado, para que el Santo de Israel, Bendito sea, pudiera habitar entre nosotros, y manifestarse desde nuestro interior. ¡Yeshúa es nuestro Mishkan actual, y nosotros mismos debemos levantarlo!
Yeshúa es la Terumah de Elohim, tal como lo afirmara el apóstol Pablo al escribir:
«… pero ahora el Mesías ha resucitado de entre los muertos y se ha convertido en las primicias [aparché] de los que durmieron. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre vino la resurrección de los muertos.«
(1 Corintios 15:20-21)
Y aquí encontramos la buena pieza de información paulina:
«Así que de ahora en adelante no consideraremos a nadie desde un punto de vista mundano . Aunque una vez consideramos al Mesías de esta manera, ya no lo hacemos. Así que hemos dejado de evaluar a los demás desde un punto de vista humano. Hubo un tiempo en que pensábamos en el Mesías simplemente desde un punto de vista humano. ¡Cuán diferente lo conocemos ahora!«
– 2 Corintios 5:16
«De hecho, el Tanaj lo dice: Adán, el primer hombre, se convirtió en un ser humano viviente; pero el último «Adán» se ha convertido en un Espíritu vivificante (es decir, Espíritu vivificante / Torá del alma).»
– 1 Corintios 15:45
Para captar todo esto, y lograr una correcta conclusión de todo este mensaje divino, les contaré que existe un paradigma que los Sabios de Israel siempre han dicho al describir la misión del Mesías entre los hijos de Israel:
«Y quien respira el temor de Yahvéh está participando del Espíritu del Mashiaj.»
¿Qué secreto esconde esta frase para todo Talmidim que estudia Torah y espera desde Su guía al Mashiaj?
Para explicarlo, los maestros citan lo que el salmista dice del Mesías:
«Tu Trono, Dios es eterno… amas la justicia y rechazas la maldad, por eso Elohim, tu Elohim, te ha ungido ; aceite de alegría por encima de tus compañeros»
(Salmos 45:7)
Como está escrito:
«Sopló en su nariz»
(Génesis 2:7)
Aquí es donde encontramos una muy buena conexión entre la «Nariz» y el «Mesías«.
Esta conexión revela que la Kedushá (Santidad) divina viene sí o sí por los méritos del Alma del Mesías, pues está escrito:
«El Aliento de nuestras Narices es el Mesías de YHVH»
(Lamentaciones 4:20).
Con este oráculo, se revela a Israel que sólo con y a través del Mesías se logrará la conexión plena con el Creador; pues está escrito en el profeta Isaías:
«Él respirará el temor de Dios»
(Isaías 11:3).
Así mismo de Él está escrito en los Salmos:
‘Su Nombre es para siempre,
ante el Sol [Yinon] es su Nombre‘
(Salmo 72:17).
El salmista está expresando que el Mashiaj es más elevado que el Orden de la Creación (cf. Ohr haTorah, Mikets p. 2202). Ante esta concepción es que el apóstol Juan expresó:
«… y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros…»
(Juan 1:14b)
Y también lo describe en el libro de Revelación así:
«Llevaba una túnica empapada en sangre, y el nombre por el que se le llama es:
«LA PALABRA DE DIOS (es decir, el Davar YHVH).»
(Apocalipsis 19 : 13)
Nosotros también somos Su Terumah. Somos Sus primicias (aparche). Somos Su ofrenda elevada. Podemos, en Él, ser una especie de Primicias de Sus Criaturas.
«Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, y desciende del Padre de las luces, con quien no hay variación ni sombra de cambio. De su propia voluntad nos hizo nacer por la palabra de la verdad, para que fuéramos una especie de primicias [aparché] de sus criaturas.»
(Santiago 1:17-18)