Por P.A. David Nesher
“Por eso dijo a Abraham:
(Bereshit/Génesia 21:10)
—Echa a esta sierva y a su hijo, pues el hijo de esta sierva no ha de heredar junto con mi hijo, con Itzjak.”
Hemos aprendido, a través de nuestros viajes de investigación por la Torah, que sus leyes no permiten que los padres, ni siquiera las autoridades legales, expulsen a un hijo o hija de la casa por ningún motivo. Según la Torah, nadie puede ser despojado de su condición legal en el hogar al que pertenece. Entonces, un tema muy difícil de entender y de explicar es el que nos propone el pasaje que estamos aquí considerando.
Cabe decir también que esta no era una práctica entre otros pueblos del antiguo Cercano Oriente. Varios antiguos códices y documentos legales, algunos incluso anteriores a la época de Abraham, atestiguan que expulsar a la descendencia de la casa de los padres, es decir, despojar a un niño de su estatus legal en la casa de su padre, era un procedimiento legal legítimo solamente en casos de faltas cometidas contra los padres, es decir, no sujetarse a las normas éticas que estos establecieran en su hogar. Es el caso de lo que la Torah denomina hijo contumaz (Deuteronomio 21:18-21).
Teniendo en cuenta este contexto, el pasaje que estamos considerando nos trae un tema muy difícil de entender y de explicar: el maltrato recibido por Ishmael en la casa de su padre Abraham. Este texto nos presenta una anomalía llena de interrogantes ya que encontramos que Sara exige que Abraham arroje a Hagar e Ishmael del ámbito de su hogar.
Aunque Sara se refiere a Ishmael como “el hijo de esta sierva “, no puede haber duda de que Ishmael era considerado por todos, y aún por ella, un hijo legal de Abraham, como se evidencia en los siguientes versos:
“Entonces Abraham tomó a su hijo Ishmael”
(17:23);
“Su hijo Ishmael tenía trece años cuando fue circuncidado en la carne de su prepucio, y así Abraham y su hijo Ishmael fueron circuncidados en aquel mismo día”
(17: 25-26)
Así mismo, si analizamos las propias palabras de Sara: “Echad a aquella esclava y a su hijo, porque el hijo de esa sierva no participará en la herencia con mi hijo Itzjak” (21:10), llegamos a la conclusión de que, en su cosmovisión, Ishmael tenía derechos a la herencia de Abraham en virtud de ser su hijo. Nuestro padre Abraham accedió a la demanda de Sara después de que le ordenó que lo hiciera y vemos que el Eterno le prometió que el futuro de Ishmael estaba salvaguardado:
«Entonces Dios dijo a Abraham:
—No te parezca mal lo referente al muchacho ni lo referente a tu sierva. En todo lo que te diga Sara, hazle caso, porque a través de Isaac será contada tu descendencia. Pero también del hijo de la sierva haré una nación, porque es un descendiente tuyo.»
(versículos 12-13)
Primeramente, nos enfocaremos en las palabras del Eterno que le solicita a Abraham avinu que haga caso a Sara. En el hebreo no está escrito que Abraham solamente tiene que escuchar a Sara, sino “la voz” de Sara. Aquí es usada la palabra kol que significa voz, expresión que se usa para describir una voz profética. Por esto, la expresión hebrea de lo que Abba nuestro dice, literalmente es: “presta atención a la voz profética de Sara”, dándole así a entender a Abraham que la voz de su esposa era en este consejo palabras de Providencia divina. Es decir, que esta palabra no fue inspirada por el yetser hará (inclinación al mal) de Sara, sino por el Espíritu profético que vino sobre ella para prevenir el futuro de destino mesiánico escondido en Itzjak.
Desde esta consideración de lo dicho por el Eterno, la expulsión de Ishmael plantea la siguiente pregunta: ¿cuáles son las razones por las cuales Sara exigió que Ishmael fuera despojado de su condición de hijo y heredero de Abraham? La respuesta a esta cuestión se encuentra en el siguiente relato:
“Sara vio al hijo de Agar la egipcia, que esta le había dado a luz a Abraham, que se burlaba (metzajek) de su hijo Isaac,…”
(Génesis 21:9)
La palabra metzajek puede ser traducida como “jugando” o “divirtiéndose”. Explica Rashi (intérprete póstumo de la Torah) que en este contexto “diversión” puede ser interpretado como alguien entregado a la idolatría, a la lujuria, y al crimen.
Entre las diversas opiniones para encontrar la explicación de esta expulsión, algunos comentaristas dicen que Sara estaba disgustada con la idea que Ishmael, el hijo de su esclava estaba jugando con Itzjak o incluso acercándose a él. Algunos comprenden que Sara, viendo a los hermanos en juego, veía esta situación como un peligro para el estatus de Itzjak como heredero de Abraham.
La palabra metzajek está relacionada con tzejok y por lo tanto se refiere sólo y exclusivamente a la herencia. De la respuesta de la matriarca Sara a Abraham, que este hijo de una esclava no heredará con su hijo, aprendemos que él [Ishmael] no heredará con su hijo Itzjak”.
Esta idea se puede ver en el comentario de Rashbam: “Él había crecido mucho, y ella no quería tenerlo por más, no sea que quiera tomar posesión de la herencia de su padre con Itzjak”. A medida que Ishmael crecía, se convertiría en un rival más difícil para Itzjak y, en última instancia, podría compartir la herencia con Itzjak. Sara decidió que Ishmael tenía que ser despojado inmediatamente del estatus de hijo y heredero.
Otra opinión sostiene que metzajek significa despreciar, burlarse (en nuestras expresiones “hacer bullying”). En otras palabras, Sara vio que Ishmael se burlaba de Itzjak, incluyendo en sus palabras de desprecio los nombres de Abraham o de Sara. Esto ocurrió el día que Itzjak fue destetado, y ella lo vio burlándose de Itzjak o de la gran fiesta que se estaba realizando en honor a esta nueva etapa en la vida de Itzjak. Por ello es que la Escritura dice, “el hijo que Hagar la egipcia había dado a Abraham” e “Ishmael burlándose”.
Otras autoridades de la exégesis de la Instrucción (Torah) como Rabí Akiva, sostienen que metzajek se refiere a relaciones sexuales ilícitas (lujuria) como en la descripción del momento romántico entre Itzjak y Ribka:
“Y sucedió que después de haber estado allí largo tiempo, Avimelej, rey de los filisteos, miró por una ventana, y he aquí, vio a Isaac acariciando (tsajak) a Rivká su mujer.”
(Génesis 26:8)
Y también lo vemos en el caso de la esposa de Potifar acusando a José:
“… llamó a los sirvientes de su casa y les dijo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que se burle (tsajak) de nosotros; vino a mí para acostarse conmigo, pero yo grité a gran voz… y entonces le contó esa misma historia. Le dijo: El hebreo Esclavo que tú trajiste a nuestra casa vino a mí a flirtear (letzajek bi) conmigo.”
(Génesis 39: 14, 17)
Es decir, que el significado llano demetzajek significa hacer algo prohibido en el ámbito de la conducta sexual. En el hebreo bíblico, el verbo tz-j-k significa tanto reír, bromear, jugar y divertirse, como disfrutar de sí mismo sexualmente. Por extensión, significa ser seductor, atraer a una persona a acciones sexuales que van en contra de la norma aceptada.
Esto estaría indicando que nuestra matriarca Sara vio a Ishmael haciendo algo sexual que aparentemente no era consistente con un comportamiento moral aceptable en la casa de Abraham. La expresión da a entender que observó que Ishmael estaba comportándose de manera vergonzosa, acosando a mujeres casadas del campamento de discípulos y abusando de ellas (aprovechando su condición de heredero de Abraham). En este sentido el uso de la palabra tzejok no se refiere a otra cosa que idolatría, como se dice, “Al día siguiente por la mañana se levantaron y ofrecieron holocaustos y sacrificios de reconciliación. Después el pueblo se sentó a comer y beber, y luego se levantaron a divertirse (Letzajek).” (Shemot7Éxodo 32: 6). Lo que también insinuaría este texto es que Sara observó algunas actitudes malintencionadas de Ishmael al niño Itzjak (¿posible intento de abuso incestuoso?).
Por todo esto, Sara discernió que Ishmael, en lugar de desarrollar amor entre hermanos, estaba despreciando al pequeño, por lo cual comenzó a perseguirlo, tal como el apóstol Pablo lo explica:
“Pero, así como entonces el que nació según la carne persiguió al que nació según el Espíritu, así también sucede ahora.”
(Gálatas 4:29)
Esta persecución podía tener un sesgo de mala intención lujuriosa. Por lo tanto, es muy posible que la burla que hizo Ishmael de Itzjak era una mezcla de violencia, sexo e idolatría, los tres pecados cardinales. Sará lo vio y le sentó muy mal. Esa influencia no era buena para su hijo. Además, Itzjak corría el peligro de morir por un “accidente”.
Esta fue la razón de su exigencia inequívoca de que Abraham expulsara a la esclava y a su hijo. La Torah, de hecho, no dice que Sara le dijo a Abraham que había visto a Ishmael haciendo esto, pero podemos razonablemente asumir que ella le dijo a Abraham acerca de esto, porque ella debió haberle dado justificación para exigirle que tomara tan cruel acción contra Ishmael.
Aquí debemos recordar que el Eterno le dio a Abraham el mandamiento de la circuncisión. Este acto quirúrgico, practicado en el miembro viril de los varones descendientes de Abraham, así como toda su casa, esclavos nacidos en el hogar y los comprados de forasteros, tenía la intención de servir como una marca del pacto entre Yahvéh y los hijos de Abraham y los que se unían a ellos. La circuncisión tenía la intención de distinguir de la manera más clara posible entre la descendencia de Abraham y los miembros de otras culturas. La distinción, simbolizada por la eliminación de la carne del prepucio, significaba observar costumbres sexuales diferentes.
El hijo de Abraham Ishmael fue circuncidado a la edad de trece años (Gén. 17:25). Como hijo de Abraham, su conducta sexual tenía que ser completamente diferente de la de los cananeos, sin embargo, Sara lo vio metzajek. Si esta palabra se toma como un eufemismo por un comportamiento sexual inaceptable, podríamos decir que Sara lo vio cometiendo una ofensa muy seria. Ishmael no había cumplido con las reglas de comportamiento que se esperaban de la descendencia de Abraham. A lo mejor Sara le dijo a Abraham lo que había visto e inmediatamente le exigió desterrar a la esclava y su hijo. En la cosmovisión profética de Sara, Ishmael, por su conducta sexual ilícita, había decidido dejar de ser el hijo de Abraham, y ser únicamente sólo “el hijo de esa esclava”.
Sara dijo que Agar e Ishmael debían ser echados. Este mismo verbo, garásh (echar, expulsar, enviar a otra dimensión), se utilizó para describir el momento en que Adam fue expulsado del Gan Edén (3:24), y cuando Caín fue expulsado de la presencia de Yahvéh(4:14). Por lo tanto, lo que había ocurrido en esta familia era algo muy serio que no permitía la benevolencia y el perdón.
Abraham era un hombre amable y generoso; sin embargo, este asunto angustió mucho a Abraham porque se trataba de (Ismael) su propio hijo (21:11). Abraham se enfrentó a una doble tragedia. Su hijo primogénito había cometido un terrible pecado, y además su esposa había pedido que le diera a Ishmael el castigo más severo que se conoce entre los pueblos del antiguo Cercano Oriente: despojar a un hijo de su condición filial y de su herencia. Mientras pasaba por esta terrible situación. Fue entonces cuando Yahvéh se le apareció a Abraham y lo consoló instruyéndolo en lo que debía hacer.
Yahvéh dijo:
“…no te angusties por el muchacho ni por la esclava.
Dijo además:
Hazle caso a Sara, porque tu descendencia se establecerá por medio de Isaac.”
(Génesis 21:12)
En todas las épocas el mensaje de nuestro Abba a su pueblo ha sido:
“No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí.”
(Juan 14:1 – BTX)
Sin lugar a duda, la presencia de Ishmael en la casa habría hecho extremadamente difícil que se cumplan los propósitos de Yahvéh para Isaac. No había ninguna duda al respecto, Ishmael tenía que irse. Ser discípulo implica siempre soportar el rigor de la disciplina, ya que esta es siempre necesaria para la bendición espiritual. Yahvéh estaba tomando los hilos enredados de la vida de Abraham, tejiéndolos en Su propio patrón divino, y guiando todo para bien del propósito eterno: el Mesías entre los hombres.
¡Maravillosa dicha tenemos al confiar en “la profundidad de las riquezas, de la sabiduría y del conocimiento de Dios” (Romanos 11:33)!