Por: Natalia Nuñez
“¿Por ventura te parece poca cosa el que nos hayas hecho subir de una tierra que mana leche y miel para hacernos morir en este desierto, para que quieras también hacerte señor absoluto de nosotros?
(Números/Bamidbar 16:13-15)
Ni tampoco nos has traído a una tierra que mana leche y miel, ni nos has dado posesiones de campos y de viñas. ¿Acaso quieres arrancar (cegar) los ojos de estos hombres? No subiremos. Y se encendió la ira de Moisés en gran manera, y dijo al Eterno: No atiendas a su ofrenda; ni un solo asno de ellos tomé, y no he hecho mal a ninguno de ellos.
Basándome en estos versículos observo una insatisfacción que lleva a ser mal agradecidos, a nunca estar conformes con nada. Siempre hay un “pero” para todo, hasta para cuando estamos alegres.
En Kóraj (Coré) notamos una vez más esa klipá (cáscara, concha, y/o caparazón) y también están incluidos esos tres gigantes que vimos en el parashá Shelaj Lejá (Bamidbar 13:22) con los que día a día tenemos que luchar:
- Ajiman, el bloqueador;
- Sesay: el blanqueador (la religión) y
- Talmay: el acumulador.
Esto arrastró a ese levita a una envidia que invadió su corazón, lo enfrió y lo llevó a él y a tantos otros a rebelarse.
Si tan solo le hubiera dado lugar a la humildad como Moshé lo hizo, quizás todo hubiera sido distinto. Pero Abba nuestro nos prueba para que quede expuesto quién de verdad lo obedece o quién, como Kóraj y sus seguidores, ante cualquier situación siempre tiene el “pero” perfecto para no congregarse, o para mirar en qué momento va a caer su hermano para decir que en ese puesto no tendría que estar, etc.
“Tú salvas a los humildes, pero humillas a los orgullosos”
(Salmos 18: 27)
Más claro échale agua. Un sabio dice: “la humildad es requisito indispensable del verdadero aprendiz, del verdadero discípulo”.
La solución no es poner a un hombre con hambre de poder en un cargo de responsabilidad, sino que se humille y aprenda a someterse a los líderes que Yahveh ha puesto sobre él. Pero muchos no quieren aceptar esto ni tratar con el pecado que los domina, sino que desarrollan su rebeldía hasta que apodera de su ser.
Pero si nos humillamos bajo la poderosa mano del Eterno, Él nos exalta en su debido tiempo, como está escrito en 1 Pedro 5:5-6.
“No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes.Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.» ¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “¿Déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando ahí tienes una viga en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano”.
(Mateo 7:1-5)
Basándome en este pasaje cierro esta meditación con la conclusión de que un líder puesto por Abba nuestro siempre va a dar su vida por las ovejas (Juan 10:11) como hizo Moshé, y luego Yeshúa nuestro Maestro y Dueño. Siempre va a procurar actuar con sabiduría, entendimiento y conocimiento por su pueblo, siempre intentará hacerle bien y no mal. Por ese motivo el Señor me lleva a observar cómo todo lo permite Él.
Nosotros como comunidad tenemos que apoyar a nuestros líderes, estar en ese cargo no es fácil, ya que se les demanda más. No podemos siempre buscar un “pero” a todo. “No oro porque fulano no me llamó, no me congrego porque el viento vino del Norte en vez del Sur, no me congrego porque el dólar subió. No me congrego porque no tengo internet”, etc.
¡A ver! Seamos agradecidos que hoy podemos aprender, no es válido culpar a esta plandemia de que te enfríes. Si te enfrías es porque sale a la luz lo que por muchos años no hiciste, solamente actuaste como cualquier religioso en calentar una silla, sólo que le agregaste de yapa el shabat.
Sí, puede que moleste lo que digo, pero si nos observáramos hacia dentro nos daríamos cuenta que mucha de la escasez que vivimos es porque seguimos siendo como Kóraj y lo que menos hicimos fue convertirnos al yugo de Yeshúa. Es decir, conocerlo, obedecerlo por medio de la indagación, meditación y oración de Su palabra, meramente por comodidad u argumentos humanos.
El Martín Fierro dice: «los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera«.
Si estás siendo devorado lamentablemente es porque no estás (y/o estamos) unidos como comunidad, porque somos mal agradecidos, no aprovechamos las herramientas que Abba nuestro nos da a través del maestro que nos ha dado.
¡Basta de tanta klipot!… ¡Basta de tanto «maquillaje»! Basta de sólo querer estar en los grupos de estudios para no sentirse excluido, o que nadie te quiere. La idea es que crezcas, que madures, es por el bien de todos nosotros.
Si no, siempre vivimos dando vueltas en la queja, en el desierto, en criticar al otro por nuestro mal. El mal muchas veces nos lo causamos nosotros mismos por no obedecer la palabra que con tanto tiempo en amor es bajada a nuestras vidas.
¡Cortémosla con tanta victimización! ¡Empecemos a caminar juntos! Porque si de algo no nos podemos esconder es de nuestro Rey, nuestro dueño que no va a permitir que una raíz de amargura contamine a Su Pueblo.
¡Todo sale a luz! Entoces seamos agradecidos, y en emunah (fe verdadera), caminemos juntos valorando que todo ya se nos dio.
Kóraj se rebeló y perdió todo; sólo se enfocó en observar y sus ojos lo engañaron. ¡Quizás viéndolo desde otra perspectiva no nos trague la tierra! ¡Pero la pobreza que hoy atraviesas es igual a que la tierra te trague!… Entonces, practiquemos la teshuvá, el arrepentimiento.
Shalom amados!