Por P.A. David Nesher
«Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Yahvéh su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel..»
(Devarim/Deuteronomio 17:19-20)
Cuando leemos los evangelios, encontramos que Yeshúa enfatizó varias veces acerca de los futuros trabajos de sus seguidores. En un momento de su entrenamiento, los discípulos le preguntaron:
“He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Y Jesús le dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna”
(Mateo 19:28-29).
Las Sagradas Escrituras nos revelan que el Eterno prometió al rey David que un descendiente suyo ocuparía el Trono del Reino de Dios para siempre. Ese descendiente fue Yeshúa (Jesús), quien hoy día gobierna como Rey en los cielos (Salmo 89:4 y Lucas 1:32, 33).
Entre las certezas que nos da nuestra fe, está el hecho glorioso que cuando Yeshúa HaMashiaj regrese, establecerá el Reino milenial de Yahvéh, dándole a todos los seres humanos lo que siempre han querido: paz, seguridad, una vida con significado, familias felices y una relación con el Eterno y los códigos de su Sabiduría. Para ello, colocará a sus hijos primogénitos como responsables de gobernar cada una de las naciones y sus ciudades con la autoridad que da la Torah.
Una de las parábolas del Mesías describe cómo uno de sus seguidores recibe “autoridad sobre diez ciudades”, otro sobre cinco y así sucesivamente. Esto muestra que aquellos que utilizan las responsabilidades dadas a ellos para beneficio del Reino, podrán servir mejor a la humanidad como gobernantes bajo la unción regia del Mesías (Lucas 19:11-27; Mateo 25:13-30).
Por eso, el apóstol Juan escuchó de boca del Mesías exaltado y coronado Rey la siguiente promesa:
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones”
(Ap. 3:21)
Así es, Yeshúa prometió que los vencedores, los que guardan sus obras (los que lo imitan fielmente) hasta el fin, tendrán autoridad sobre las naciones.
¿Cómo nos entrenamos para responsabilidades tan extraordinarias?
La Torah dejó bien establecido como es el entrenamiento de un rey que representa aquí en la Tierra las dimensionalidades del Keter (Corona) del Eterno.
El rey de Israel estaba obligado a tener un rollo de la Torah consigo en todo momento. Para cumplir con este requirimiento, primeramente el rey debía copiar de su propia mano los cinco libros de Moshé. Es impresionante pensar en el rey de Israel, trabajando en un pergamino con pluma, haciendo una copia personal de la ley de Israel. Esto demuestra lo mucho que Yahvéh quiere que Su Palabra esté en los corazones de sus gobernantes; El Eterno quería que cada rey también fuera un escriba.
Esto lo conducía a su segunda obligación: leer, investigar y meditar los códigos de luz de dicho rollo, todos los días de su vida. Esto era lo único que le garantizaba ser un rey según el corazón del Eterno. Moshé nos enseña que si el rey lee la Torá todos los días de su vida aprenderá a temer al Eterno para guardar sus mandamientos poniéndolos por obra. Además la lectura diaria de la Torá evitará que su corazón se eleve sobre sus hermanos y que no se desvíe del mandamiento ni a la derecha ni a la izquierda. Así su vida y la vida de sus hijos serán largos en el reino.
Lee una porción de la Torah todos los días de tu vida y notarás como tu corazón vibrará en el temor del Eterno. También aprenderás a guardar los mandamientos y no desviarte de ellos. Así te irá bien a ti y a tus hijos.
¡Alégrate día a día en saber que Yeshúa nos ha llamado para ser parte de su gabinete gubernamental!
NOTA CURIOSA:
Incidentalmente, la frase una copia de esta ley (v. 18) aparece incorrectamente en la versión Septuaginta (De los Setenta) como «esta segunda ley«, (en greigo para Deuteronomio touto). Fue este malentendido que dio surgimiento al nombre Deuteronomio.