One thought on “Cuidado con los falsos profetas de vestiduras blancas

  1. Nicanor Attel says:

    Sobre el artículo de Mike, sobre falsos profetas con vestiduras blancas… En mi apreciación, hay una sub-estimación del pueblo católico, pues la celebración y reconocimiento de un liderazgo no supone una adoración idolátrica como -en otros términos- plantea el articulista. Tampoco puede decirse que se use con «arrogancia» el nombre reservado para el primer y único Santo Padre, como si el Espíritu le mostrara lo que hay en el corazón del pontífice y sus profundas motivaciones. El comentario del articulista sobre la expresión «…y su vida, humanamente hablando, terminó en un fracaso, el fracaso de la Cruz» es a todas luces desatinado, desde que se la interpreta fuera de contexto y con un fuerte prejuicio teológico que le impide acceder al verdadero sentido de la expresión: no se quiso señalar que el Señor fracasara, sino que a los ojos del hombre sin revelación, por tanto sin fe, la cruz es sinónimo de fracaso. Como dice al Ap. Pablo, «…Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.» Debo aclarar que comparto el criterio de que el catolicismo adolece de graves desviaciones doctrinarias y eclesiológicas, y particularmente en la praxis religiosa de las grandes masas, pero creo que hay que considerar estos asuntos y en especial el trato hacia el liderazgo de la iglesia romana con mayor respeto, y esto en consideración a dos cuestiones fundamentales: primero, antes de quitar la paja del ojo ajeno habría que remover la viga del propio. Si el catolicismo deslumbra a muchos, tal vez sea por la pobre luz que exhiben las restantes iglesias. Si el testimonio de vida de la mayoría de nosotros reflejara verdaderamente a Cristo, ya el mundo entero estaría lleno del conocimiento de Dios… Si fuéramos guiado por el Espíritu de Dios, no estaríamos ocupados en criticar los yerros del Papa sino avocados al servicio verdadero a los demás en el poder del amor. Estoy convencido de una «mala praxis» generalizada en los ámbitos evangélicos con el uso de la doctrina: tales conocimientos y de la misma biblia ocupan el lugar que pertenece a Dios, de modo que se incurre en fundamentalismos religiosos que tanto daño han causado y causan al hombre de todos los tiempos. Si tenemos sana doctrina, si nuestra teología es correcta, ¡a buena hora! Que sirvan de andarivel en el CONOCIMIENTO de Aquel que es mayor a lo que podemos medir y pensar… Y sólo desde Él, cuando nuestro corazón, nuestra mente y todo nuestro ser ha sido transformado de manera que podamos decir como el Ap. Pablo «Ya no vivo yo, sino Cristo en mí», recién entonces Dios estaremos habilitados a tener una mirada hacia los demás…. Finalmente, si analizamos el artículo como estrategia para derribar la ignorancia de los católicos, es pésima… Jamás ataques de esta naturaleza convencerán a alguien de su error. Por el contrario, frente ataques que lesionan afectos y sentido de pertenencia, los errores se reafirman, por lo que al atacar del modo que se hace, somos más eficientes instrumentos del infierno que del cielo. Tengamos presente que cuando el Señor nos diga «Vengan a mi benditos de mi Padre…», no lo dirá por nuestro celoso ataque al Papa, curas ni monjas, sino «…porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis…», es decir: tu fe, mi fe, la que nos salva, se juzga por el amor, sólo por el amor, no por pureza doctrinaria ni acciones apologéticas que lejos de afirmarlo lo niegan radicalmente.

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Cuidado con los falsos profetas de vestiduras blancas

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