Por P.A. David Nesher
“Por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes…”
(Bereshit/Génesis 26:5)
Mientras más peregrino en este maravilloso Camino de Emunáh (Fe certera) revelado por la Instrucción (Torah) divina, me encuentro en mi día a día con voces de personas manipuladas por la programación dogmática de la Gran Ramera, Babilonia la Grande que me atacan con sus prejuicios mentales para que yo termine «arrepentido» del «error en el que he caído». Dichos varones (y mujeres), repiten cual cotorras lo que sus maestros religiosos le han implantado mediante el cruel adoctrinamiento reptiliano de las religiones anti-Mashiaj. Dichos líderes les han asegurado que los mandamientos dados por medio de Moisés se aplicaban únicamente a la antigua Israel, la que salió con Moisés de Egipto, y por lo tanto, no afectan a los creyentes en Cristo de la actualidad. Pero, lo lamentable de esto, es que para llegar a esta conclusión, la mayoría pasa por alto el significado de lo que el Eterno dijo acerca de la obediencia de Abraham cientos de años antes de que hablara con Moisés en el monte Sinaí, según está escrito en el Rollo de Bereshit (Génesis):
“…porque Abraham obedeció mi voz, y guardó mi ordenanza, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.»
(Génesis 26:5).
A esta altura de nuestro peregrinar sabemos que la Torah existe desde antes de que el Mundo fuera creado. Es el diseño pre-existencial desde el que YHVH comenzó a crear todas las cosas, visibles e invisibles.
Lo que necesito aclarar de antemano es que en este caso que estamos considerando, no debemos entender por Torah lo que nosotros conocemos hoy como tal, con sus relatos y estructura, sino su médula, su esencia. Por lo que, entonces comprenderemos y aceptaremos que los patriarcas ya habían recibido del Eterno la parte ontológica (esencial) de la Torah, y eso era lo que estudiaban y aplicaban. Veamos con mayor detenimiento esto.
Las palabras hebreas que Yahvéh utiliza en este versículo son muy importantes, tal como lo explica el Expositor’s Bible Commentary [“Comentario bíblico del expositor”] donde se lee:
“El Señor luego agregó un comentario muy relevante: Abraham ‘guardó mi precepto [mismarti], mis mandamientos [misvotay], mis estatutos [huqqotay] y mis leyes [vetorotay]’ (v. 5).
Lo impresionante es que esta es precisamente la forma en que se expresa la obediencia al pacto del Sinaí en Deuteronomio 11:1: «Amarás, pues, al Eterno tu Dios, y guardarás sus ordenanzas [mismarto], sus estatutos [jukotay], sus decretos [mishpatim] y sus mandamientos [misvotaym], todos los días . . . Así, Abraham es un ejemplo de uno que demuestra que tiene la ley escrita en su corazón (Jeremías 31:33). El escritor lo muestra como el ejemplo máximo de verdadera obediencia a la ley, aquel del cual el Señor pudo decir: ‘Abraham obedeció mi voz’ (v. 5). Al mostrarnos a Abraham como un ejemplo de alguien que ‘guardó la ley’, el escritor nos ha mostrado la naturaleza de la relación que existe entre la ley y la fe. Abraham, un hombre que vivió por fe, podría ser descrito como aquel que guardó la ley”
(1990, 2:186-187, énfasis añadido).
Aquí aparecen cinco palabras diferentes.
- Voz – Abraham obedeció mi voz – En hebreo se dice shamá Avraham be-kolí. Esta expresión se utiliza para describir la obediencia a la voz del Eterno en los momentos de prueba. También podemos destacar su obediencia a la voz del Espíritu del Eterno en el caminar diario en la relación íntima con Él: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios.” (Romanos 8:14)
- Guardar – y guardó mi ordenanza – En hebreo se dice va-yishmor mishmartí, literalmente “y guardó mi guardia”. Esto tiene que ver con decretos de prevención relacionados con las prohibiciones de la Torah. De esto aprendemos que Avraham tenía una actitud de vigilancia y cuidado en cuanto a las cosas del Eterno que había que guardar.
- Mandamientos – mis mandamientos – Aquí se encuentra la palabra mitsvot que normalmente incluye todos los mandamientos del Eterno. Sin embargo Rashí le da aquí un significado limitado, refiriéndose a las leyes de carácter social que son naturales para el ser humano, como el no robar y no derramar sangre etc. Las leyes de carácter social normalmente son llamadas mishpatim en la Torá.
- Estatutos – mis estatutos – En hebreo jukotai. Son aquellos mandamientos que no tienen explicación lógica, contra los cuales se revela la inclinación al mal más que contra los otros mandamientos.
- Leyes – y mis leyes – En hebreo ve-torotai, y esta viene de la palabra torah, instrucción, enseñanza. Se refiere tanto a la Torah que luego fue escrita en Sinaí, como la Torah oral que también fue dada en Sinaí.
¡Muy interesante es todo esto para nuestra fe! Abraham es destacado por su obediencia a todo lo que el Eterno había establecido, tanto los mandamientos que fueron transmitidas desde Adam, como los mandamientos que fueron dados a Noaj, como los mandamientos que le fueron revelados proféticamente. Y a esto se le añadía lo que Abraham aprendió de la obra de Yahvéh como modos correctos de vida, tales como el amor en justicia social, generosidad, amabilidad, hospitalidad, juicio, etc. Y por último, el empeño que tenía Abraham por compenetrarse con el Eterno, tanto en acción como en pensamiento, empeño apoyado en su grado de profecía, pues de lo contrario sería vanidad. Esto demuestra que si bien él no contaba con la Torah como guía escrita, si la contenía a través de la escritura que hacía Yahvéh con su Espíritu Santo en su mente y corazón.
Una cosa maravillosa se destaca en este primer libro del Pentateuco, y es que a pesar de que la Torah fue promulgada en el Sinaí es bien conocido que esta vigente desde el principio. Para dar solo algunos ejemplos, citaré que en Bereshit vemos que HaSatán (Satanás) comete el pecado de la codicia, desde antes de la caída de Adam; Caín infringe el mandamiento de «no mataras» desde antes que naciera Abraham. El rey de Egipto estaba por cometer el pecado de adulterio con la mujer de Abraham. En tiempo de los patriarcas se practicaba el levirato (Génesis 38:8), que sería uno de los mandamientos dados luego por escrito, (cf. Deuteronomio 25:5-6). Otro ejemplo es cuando Yehudá, como juez, ordena que sea quemada Tamar, por su relación fornicaria, (cf. Génesis 38:24). Según la tradición ella fue la hija de un sacerdote (este mandamiento luego se escribió en Levítico 21:9). También podemos mencionar el mandamiento del diezmo que fue practicado tanto por Avraham como por Yaakov, (cf. Génesis 14:20; 28:22. Ver también Levítico 27:30-32), y muchos otros ejemplos. Podríamos ver otros pasajes más pero lo que sí o sí queda vibrando en nuestra mente es el hecho de que la Torah se observaba desde de la fundación del mundo. Vemos por lo tanto que varios de los mandamientos que luego fueron escritos, estaban rigiendo la vida de los patriarcas y sus generaciones (toldot).
Algunos líderes religiosos aseguran que la Torah fue «promulgada» en Sinaí lo que, según su interpretación, esta antes no existía, y por ende, el Eterno la entregó solamente para Israel, y para un determinado tiempo o dispensación. Sin embargo, el hecho de que haya sido promulgada en Sinaí no contradice el hecho de que ella ya existiera. Recordemos que el significado de la palabra promulgar es:»publicar oficialmente una ley u otra disposición.» Y que según la significación juridica «la promulgación tiene por finalidad autentificar la existencia de una ley y ordenar su ejecución.» Como podemos ver entonces, promulgar no es «inventarse algo en el momento«, sino dar a conocer de manera OFICIAL una ley existente y practicada.
Entonces es muy importante aceptar que la justicia de Abraham avinu no era una cuestión de fe sin obediencia. Cualquiera que enseña que observar las leyes de Eterno es contrario a la vida de fe, debe considerar este versículo. Las Sagradas Escrituras (Biblia) dicen que Yahvéh pasó las bendiciones y promesas a Isaac porque Abraham obedeció Sus leyes. Esto está en consonancia con lo que el apóstol Pablo enseña cuando dice:
“¿Es entonces la Torah contraria a las promesas de Dios? ¡De ningún modo!”
(Gálatas 3:21)
Así mismo, Santiago, el hermano de nuestro Señor Yeshúa , demuestra que la vida de fe resulta siempre en obediencia a la Instrucción (Torah) de Dios :
“Ya ves que la fe actuaba juntamente con sus obras, y como resultado de las obras, la fe fue perfeccionada”
(Santiago 2:22 )
En un encuentro con líderes religiosos de su época, nuestro amado Maestro Yeshúa les respondió acerca de la característica principal que tiene aquel que dice poseer linaje de Abraham:
“Le respondieron diciéndole:
Nuestro padre es Abraham.
Les dice Jesús:
Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham harías”
(Juan 8:39 )
Con esta respuesta, el Mesías Yeshúa, nuestro Dueño y Maestro, está dejando bien en claro que Abraham conocía y guardaba la Torah de Yahvéh. Y además, deja también establecido que guardar los mandamientos de Yahvéh es una parte importante de la práctica de la fe de Abraham, y de aquellos que dicen tener su fe, y por lo tanto su linaje (Gálatas 3:29).
¡Anhelo que esto te fortalezca y logres soportar la lucha de todos los detractores de la Luz que te rodean en tu diario vivir!