Por P.A. David Nesher
Vayenashek lekol-ejav vayevk alejem ve’ajarey jen dibru ejavito.
«Besó a todos sus hermanos y lloró sobre ellos. Y después
[que lo vieron llorar y que las lágrimas brotaban de su corazón]sus hermanos hablaron con él.»
Bereshit/Génesis 45: 15
He aquí una escena conmovedora. En ella notamos que Yoséf no excluyo a los que habían sido especialmente crueles con él. Su corazón estaba abierto a sus hermanos, tanto en grupo como individualmente.
El sabio Rashí dice respecto a este pasuk (versículo) lo siguiente:
“El texto no dice que los hermanos hayan llorado y,solamente después que ellos ven las lágrimas que derrama Yoséf hablan con él,pues antes estaban confundidos y avergonzados ante él”.
Aquí se produce un vuelco en la relación de Yoséf con sus hermanos. Los hermanos del odio han desaparecido. Las lágrimas han borrado el pasado. A partir de ahora empezará la historia de los hijos de Israel, todos en conjunto, culminando la historia de los hermanos de Yoséf.
Este cuadro presenta a la vez un evento profético.
¿Repudió Yoséf a sus hermanos porque pecaron contra él? ¿Reemplazó a sus hermanos con su esposa gentil cuando entraron? No, no lo hizo, y porque Yoséf nos señala solo al Mesías, debemos decir entonces que la falsa teología del reemplazo es completamente anti-Mesías. Yahvéh no ha reemplazado al pueblo judío por una Iglesia gentil.
“Porque YHVH no abandonará a su pueblo, Ni desamparará a su heredad.” (Salmo 94:14, Isaías 41:17, 42:16).
Sabemos pues, que un día, beezrat Yahvéh (con la ayuda de Yahvéh), todas las tribus de Israel estarán reunidas en torno al Mashiaj.
En el pasuk 15 notamos que finalmente los hermanos identifican a Yoséf; ello significa que las 12 tribus de Israel, luego de milenios de separación, habrán de reconocer a aquel que rechazaron como hermano suyo (Yeshúa).
Así será cuando Israel se reconcilie con el Mesías. Aquel día habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación y las aspersiones (Zacarías 13:1). Entonces el Mesías dirá a Israel:
Por un breve momento te abandoné, Pero te volveré a recoger con grandes misericordias. En un arrebato de ira, por un breve momento, escondí mi rostro de ti, Pero con gran compasión tendré misericordia de ti eternamente, dice YHVH, tu Redentor.
(Isaías 54:7-8)
Regresando a la historia literal de Yosef y sus hermanos, vemos que Yoséf estaba haciendo las paces con su pasado. Él no tomó represalias a pesar de que sus hermanos habían pecado contra él, aunque, desde una perspectiva humana, tenía todo el derecho de hacerlo. Él respondió con compasión y perdón. Él los abrazó y los amó.
¿Cómo pudo hacer eso? ¿Cómo podía actuar contra la naturaleza humana?
Él verdaderamente creyó en la soberanía del Eterno. Él entendió que Yahvéh estaba trabajando en todos los eventos dolorosos, y que Su propósito se estaba cumpliendo.
¡Qué ejemplo de semejanza con el Mesías!
Aquí vale que nos traslademos al evangelio según San Mateo, y consideremos la cosmovisión del Mashiaj respecto al perdón que asegura la reconciliación entre los hermanos.
Acercándose entonces Pedro, le dijo:
Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y lo perdonaré? ¿Hasta siete veces? Jesús le dice: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete (Mateo 18:21-22).
Amigos míos… le preguntará cada uno en particular:
¿Existe alguien en tu vida a quien debes perdonar? ¿O de quién necesitas recibir perdón?
Atienda a esto ahora para que Yeshúa HaMashiaj pueda ser honrado. Porque ¿cómo no perdonar a los demás cuando Mesías nos ha perdonado?