Por P.A. David Nesher
En el Evangelio de San Marcos 9: 14-29 se nos relata que los discípulos de Yeshúa no pudieron echar fuera un demonio de un niño epiléptico. Entonces el Mesías apareció en la escena, y de una forma sencillísima, reprendió al espíritu inmundo, y el demonio tuvo que abandonar aquel cuerpo joven, quedando el muchacho integralmente sano.
Los discípulos le preguntaron al Señor: ¿ Por qué no pudimos nosotros expulsarlo? Les dijo: Ese género no puede ser expulsado sino con oración y ayuno. En esta sentencia, el Maestro, dejará bien claro que cierto género de demonios , de ninguna manera salen de un alma humana, si no es con oración y ayuno. (versículo 29).
La oración con ayuno nos da la autoridad y poder para reprender demonios. Nos es muy necesario recordar que el Cristo Resucitado dijo: «En mi nombre echarán fuera demonios»(Marcos 16:17). Esas palabras se refieren a una promesa específica que tiene que ver con las señales que seguirán a los que creen en el Evangelio del Reinado de Yahvéh. Por lo tanto, y como se trata de una autoridad que el Señor dio a los creyentes, para que se manifieste plenamente es necesario ayunar sujetos al Propósito Eterno de Dios.
Si algo necesitamos en estos días finales y decisivos es poder contra el diablo para así liberar a los oprimidos.
Al preguntarle los discípulos porque no habían podido echar fuera al demonio, él dijo: «POR VUESTRA FALTA DE FE» y añadió: «Pues estos no salen sino con oración y ayuno«. Ahora, Yeshúa revela una cosa más: para tener el don carismático de FE había que orar y ayunar.
Si analizamos la proclamación del profeta Isaías citada en el cap. 58, vers. 6 vemos que dice: «¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?«. Cuando Yavhéh, por medio del profeta, habla del «ayuno que yo escogí», lo hace refiriéndose al ayuno ordenado por Él mismo en la Torah para celebrar el Yom Kippur (Día de la Expiación), ya que ese es el único ayuno escogido por Abba Padre. Bien, si prestamos atención a Sus palabras notaremos que se nos revela que dicho ayuno más que una parte de un ritual anual, perseguía la vivencia de la Verdad espiritual. Es decir, que según Yahvéh, el ayuno del Día de la Expiación, implica romper las ataduras satánicas establecidas sobre los seres humanos.
Por todo ello, creemos que a través de este Ayuno del DÍA DE EXPIACIÓN (Yom Kippur), muchas almas oprimidas por Satanás serán liberadas. Este es el ayuno que el Eterno ama pues trae salvación a todos los perdidos. Con este ayuno, escogido por Yahvéh, se rompen las ligaduras del diablo que atan a tus seres queridos y estos vienen al Mesías, son salvados en su poder redentor e incorporados a Su Cuerpo Mesiánico en la Tierra. Entonces, comprendemos que con el ayuno de esta fiesta se obtienen grandes victorias que glorifican al Eterno Dios y llenan de gozo nuestros corazones. En este día especial el eterno nos activa el don de la fe y lo hace un arma poderosa para presentar la más clara señal de lo mesiánico en este planeta: el poder de echar demonios.
¡No dejemos pues de celebrar esta fiesta como Él mismo lo estableció! ¡Veremos una avivamiento en nuestras vidas que transformará nuestro exterior!
Una bitácora que recomiendo leer y meditar para completar estas ideas es:
De eso se trata el celebrar las fiestas de Dios: el de derramar a los que están a nuestro alrededor lo que primero Dios derramó en nuestros corazones: Su mismo Espíritu. Bendita celebración de Yom Kippur!