Por P.A. David Nesher
«Y cuando errareis, y no hiciereis todos estos mandamientos que Yahvéh ha dicho a Moisés, todas las cosas que Yahvéh os ha mandado por medio de Moisés, desde el día que Yahvéh lo mandó, y en adelante por vuestras edades, si el pecado fue hecho por yerro con ignorancia de la congregación, toda la congregación ofrecerá un novillo por holocausto en olor grato a Yahvéh, con su ofrenda y su libación conforme a la ley, y un macho cabrío en expiación. Y el sacerdote hará expiación por toda la congregación de los hijos de Israel; y les será perdonado, porque yerro es; y ellos traerán sus ofrendas, ofrenda encendida a Yahvéh, y sus expiaciones delante de Yahvéh por sus yerros. Y será perdonado a toda la congregación de los hijos de Israel, y al extranjero que mora entre ellos, por cuanto es yerro de todo el pueblo. Si una persona pecare por yerro, ofrecerá una cabra de un año para expiación. Y el sacerdote hará expiación por la persona que haya pecado por yerro; cuando pecare por yerro delante de Yahvéh, la reconciliará, y le será perdonado. El nacido entre los hijos de Israel, y el extranjero que habitare entre ellos, una misma ley tendréis para el que hiciere algo por yerro.»
(BaMidbar/Números 15: 22 – 29)
Este pasaje consagrado contra la idolatría se introduce aquí como una consecuencia directa del anterior, sin prólogo especial del Eterno ni alguna otra preparación. Los espías, a su regreso de Canaán, se detuvieron y declararon: “¡Nosotros regresaremos a Egipto, no entraremos allá!” A sus ojos el retorno a Egipto implicaba el retorno a la idolatría. No fue sino después de haber sido castigados por su pecado que recomendaron a los judíos reiniciar el estudio de las [prescripciones de la Torah en relación con la prohibición de la idolatría hecha en primer término a la Comunidad y después al individuo.
Significativamente, notamos que la Instrucción (Torah) habla acerca de los pecados involuntariamente cometidos. Muchos en la actualidad piensan y viven como si una acción fuera involuntaria, y no puede ser pecado. Pero muchos de los peores pecados son cometidos con la mejor de las intenciones. Las intenciones no importan cuando el resultado es pecado.
Especialmente en el siglo XX, y lo que va del XXI, hemos visto que todo tipo de horrendas atrocidades ha sido cometido por aquellos dedicados a causas honorable.
Actualmente, en las iglesias de la Gran Babilonia, muchas de las murmuraciones, muchos de los chismes, muchas de las personas divisoras reclamaran la mejor de las intenciones, si discernir que pueden estar en grave pecado. Lamentablemente la mayoría de nosotros estamos listos para ignorar o pensar ligeramente que “después de todo, ellos tenían buenas intenciones.”
En este precepto vemos que para Yahvéh los pecados involuntarios necesitaban una expiación de sangre; un novillo debía ser sacrificado con la nación como si toda fuera culpable, y una cabra debía ser sacrificada cuando un individuo era culpable. No debía haber excepción. Pecado es pecado, y debe ser contado como tal, incluso si la motivación pareciere buena.
Entonces, entendemos que el Eterno está dispuesto a perdonar a quienes cometieran errores no intencionales si rápidamente se daban cuenta de ello y los corregían con disciplina de acercamiento.
Hay acciones individuales que generan negatividad y errores que la humanidad entera comete junta. Cuando una población comete la misma acción negativa, esto crea un defecto grave en el sistema espiritual que posteriormente afecta a todo el mundo.
Sin embargo, las acciones espirituales que realizamos a nivel personal, trae efectos globales. Estos efectos positivos pueden alcanzarse cuando hacemos tefilá (oración), siempre y cuando no solo oramos por nosotros mismos sino por los demás.
Aparentemente, en esta mitzvá, la Torah nos quiere enseñar algo de la naturaleza humana con este ejemplo, y es la tremenda influencia que tienen los grupos sobre el individuo. Nosotros somos seres sociales y por lo tanto susceptibles de ser influenciados por lo que opinan y hacen las personas alrededor nuestro. Cuando un determinado comportamiento es aceptado en nuestro círculo social, eso rápidamente será aceptado por nosotros mismos.
De la misma forma como esto puede significar un riesgo al exponernos a malas influencias, también nosotros mismos podemos ser una influencia positiva para nuestra familia, nuestros amigos y nuestra comunidad.