Desde que la piedra angular, Yeshúa HaMashiaj, fue establecida por nuestro Abba kadosh (Papá Santo), mediante su obra redentora en el Gólgota, un nuevo Templo comenzó a se levantado en las dimensiones celestiales. Dicho Templo, de características puramente espirituales, lo constituyen aquellos hijos primogénitos que desde la Sión celestial se dejan edificar como piedras vivas por el perfecto Arquitecto que es el Eterno, nuestro Abba y Dios.
Desde esas dimensionalidades se nos propone en estos días específicos, realizar un trabajo espiritual que asegure en nosotros que el ego, está día a día crucificado con el Mesías.