Por P.A. David Nesher
“Cuando edifiques casa nueva, harás pretil a tu terrado, para que no eches culpa de sangre sobre tu casa, si de él cayere alguno.”
(Deuteronomio/Devarim 22: 8)
Cuando los hebreos entraron a la Terra Prometida, comenzaron a poseer terrenos que ellos no habían comprado, ciudades que ellos no habían construido y casas que ellos no habían edificado. Josué (Yehoshúa) los introdujo en Canaán y les señaló los límites que cada una de las tribus deberían tener. Conquistaron a los pueblos que ahí estaban, y entonces los príncipes de cada una de las tribus distribuyeron la tierra por familias; así encontramos a los hebreos habitando ciudades y casas que ellos no conocían, que ellos no habían construido. Como ellos siempre habían vivido en tiendas en el desierto no sabían lo que era vivir en una casa propia, pero cuanto debió ser su entusiasmo cuando entraron a la tierra y Josué les dijo a los príncipes de cada tribu “distribuyan a las familias” y las familias tuvieron su propia casa, su propia vivienda. Los hebreos celebraron en sus mentes y corazones ese llegar a la Tierra Prometida, comenzaron a comer del producto de la tierra, del producto de los animales y empezaron una nueva vida aprovechando de ella los momentos de confort y esparcimiento que les brindaba.
En Canaán tenían la costumbre de usar los techos de las casas como terrazas. Esto era debido el clima tan cálido, y especialmente por el fresco de la tarde y de la noche que permitía un buen relax y un reparador descanso. Mucha parte de su vida la llevaban en el terrado. Era un gusto placentero de ellos. Era una costumbre confortable de ellos. Por ello, este mandamiento no les quita esa costumbre, sino que les concede esa práctica revelando que Yahvéh se complace en nuestras costumbres placenteras de recreación, esparcimiento y relajación.
Sin embargo, el Eterno ordenaba que se hiciera un barandal o pretil (hebreo: maaké) para el techo, para que las personas fueran protegidas de caer. Aquí hay un mandamiento que primordialmente habla a favor de la protección de la vida humana. De aquí se sacan muchas aplicaciones. No habla solamente de una casa, sino de tomar todo el tiempo medidas para proteger al ser humano en todos los aspectos. El Eterno tiene interés en la manera en que los seres humanos construyen sus casas. Quiere que su casa sea dedicada a Él, y quiere que esa casa sea un lugar seguro.
Como vemos este mitzvá (mandamiento) deja establecido lo importante que es para cualquier institución (desde la familia al estado mismo) priorizar las normas de higiene y seguridad: poner vallas y señales de tráfico en las carreteras, tapar los agujeros de los enchufes para que los niños no metan los dedos allí, etc. Fallar en construir de una manera segura traería culpa (responsabilidad) sobre el dueño o constructor de la casa. Eran responsables por la seguridad de aquellos que usarían el hogar.
Ahora bien, si bien en la aliyá (ascensión) de hoy se habla específicamente de construir una casa asegurándose de colocar seguridad en ella como cobertura, hay un significado más profundo para aquellos que nos gusta sumergirnos en las profundidades de los códigos de la Torah.
Cuando la Torah dice: “cuando edifiques casa nueva“ está enseñando aquí que ellos iban a tener nuevas oportunidades, nuevos deseos, nuevos comienzos en su nueva vida y deberían tener cuidado y precaución de aquellas nuevas oportunidades que llegarían ofreciéndoles mayor dicha y confort.
Los pretiles, se refería a unos parapetos, de hecho, la palabra maaké en el hebreo quiere decir “parapeto”, “pretil” o “barandal”. Es muy importante para la seguridad del alma humana la existencia de un muro (pretil) alrededor del terrado. Así como debía de haber barandales en los techos por el bien de la seguridad de los hogares de los israelitas de la misma forma, un hebreo, cada vez que se le presenta una oportunidad de mejor calidad de vida, debe asegurarse de colocar barandales espirituales para la protección del propósito eterno de Dios para él y su familia.
Cuando el Eterno refiere a las nuevas etapas o oportunidades de nuestra vida para progresar, debemos asegurarnos de que el dominio propio vaya activo en nuestra mente y corazón. Recorremos que terrado (terraza) simboliza a las costumbres de esparcimiento o relax que nosotros tenemos como familia. Entonces maaké (pretiles, barandas) simbolizan los límites que debemos poner a nuestra vida para no extralimitarnos en orgullo y desenfreno a causa de dichas costumbres. Nuestro Abba quiere que aceptemos que en las nuevas oportunidades que nos da la vida y en la celebración de nuestras costumbres debemos poner normas, límites, marcas claras para nosotros y nuestra familia. “Desde aquí para allá no puedes pasar, ni de allá te puedes meter para acá”.
Muchas personas, con referencia al pecado que despiertan la recreación, se acercan demasiado a la orilla y se caen. ¡Entonces es demasiado tarde! Necesitamos tener “barandales” protegiéndonos de la orilla. Tales barandales no solo nos protegerán a nosotros, sino a otros también.
Hoy en día, muchas iglesias cristianas evangélicas se dividen. Muchas denominaciones cristianas están viendo a sus muchachos irse al mundo, sus matrimonios destruirse por falta de pretiles. Por no atreverse sus líderes a establecer normas. Muchos padres de familia pretenden que sus hijos entren en razón por sí mismos. Quieren que sus muchachos alcancen una buena consciencia por sí mismos. Esperan que sus muchachos tengan criterio propio. Sin embargo, la Torah dice “…harás pretil a tu terrado”. Es decir, que son los constructores de la casa, es decir los padres (Salmo 127: 1) quienes deben poner los claros lineamientos que definan la ética o mentalidad familiar (techo/terraza). Con dichas normas de convivencias establecidas a la Luz de la Instrucción divina, dirán a sus hijos “de aquí para adelante no pasas, no te acerques ahí”. Porque si alguno se cae, Yahvéh te hará responsable, cargando la culpa de sangre sobre tu casa.
El Eterno dice: “harás pretil a tu terrado“. ¡No es un consejo, es una orden!
¿Cómo están los pretiles en tu casa? ¿Cómo están los pretiles en tu vida personal? ¿Cómo están los pretiles en sus diversiones? ¿Cómo están los pretiles en tu manera de vivir? ¿Nuestros hijos hacen lo que quieren? ¿Crecen cómo quieren o tienen pretiles muy claros? ¿Proteges a tus hijos de las cosas de este mundo? ¿Tus hijos salen sin tú saber a dónde van?
Estamos en el mes de Elul. Es un lapso que permite la apertura de nuevas oportunidades. Pero recuerda que es un requisito para poder disfrutar de esta energía, hacer una auditoria personal y familiar. Es fundamental practicar teshuvá a fin de que nuestro nuevo tiempo no tenga castigo divino.
¡Qué bueno que tienes un nuevo trabajo! ¡Qué maravilloso que tienes un nuevo negocio! ¡Qué alegría que tienes una nueva oportunidad en tu vida! Pero, recuerda el mandamiento, harás pretil a tu terrado. Si no pones baranda a tu terrado, el sistema reptiliano hará contigo lo que le dé la gana. “Echarás culpa de sangre sobre tu casa“.
Meditando en esto, los invito a rezar en unánimes esta oración:
“Abba nuestro, santificado sea tu Nombre.
Queremos clamar a ti por la manifestación de tu misericordia en nuestra familia, nuestros jóvenes y niños.
Reconocemos que tenemos barandales que arreglar y por ello te pedimos sabiduría de lo alto para edificar con los pretiles de tu bendita Instrucción (Torah).
Toma control de nuestras familias, y danos la fortaleza para hacer lo que nos ordenas.
Te lo pedimos en Yeshúa HaMashiaj. Amén.”