Por P.A. David Nesher
“Mas acuérdate de Yahvéh tu Dios, porque Él es el que te da poder para hacer riquezas, a fin de confirmar su pacto, el cual juró a tus padres como en este día.”
(Deuteronomio/Devarim 8:18)
En mis años de servicio pedagógico para capacitar a los santos, he notado que es una tendencia común en el ser humano redimido que, en tiempos de abundancia, se olvide fácilmente del Eterno, dejando de buscarlo con la urgencia que una vez tuvo. Seguramente, alguno de mis lectores preguntará: ¿en verdad puede el dinero interferir en cosas más importantes? Y la respuesta es: Sí, lamentablemente las riquezas pueden llegar a convertirse en el centro de nuestras vidas y tomar el lugar de que al Eterno le corresponde. Las riquezas pueden producir en nosotros actitudes negativas acerca de las cosas materiales. Nuestro Maestro y Dueño Yeshúa lo advirtió así:
«… Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee».
(Lucas 12:15)
«Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.«
(Mateo 6:24)
Por esto también la exhortación profética advierte de este modo:
«Así dijo Yahvéh:
No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.
Más alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Yahvéh, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Yahvéh».
(Jeremías 9:23-24)
Al mirar en las Sagradas Escrituras, en la sección llamada Ekev, descubrimos que ellas revelan en sus líneas un paradigma muy importante que todo hijo primogénito debe tener en su conciencia constantemente: las riquezas son un resultado del pacto entre el Eterno e Israel. Entonces el asunto queda perfectamente claro: si cumplimos nuestra parte del pacto podremos disfrutar también de bendiciones materiales, tal y como está escrito en la enseñanza paulina:
“Dios… nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos.”
(1 Timoteo 6:17)
Hemos visto que el Eterno saco a Su Pueblo de Mitzrayim (Egipto) para llevarlos a la tierra de promesa. Un lugar donde ellos tendrían la manifestación de muchas bendiciones en diversas áreas de su materialidad. Sus vidas prosperarían al punto de tener más allá de lo suficiente. ¡Las bendiciones sobreabundantes iban a ser evidente en sus vidas!
Por ello, Moshé le dice a los israelitas que debían recordar lo que Yahvéh había hecho por ellos durante sus cuarenta años en el desierto. Él recontaba la fidelidad de Dios y su prueba con el maná. Él les dice:
«no solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios.«
Es decir que si Israel pusiera cuidado en cada palabra que procede de la boca de Yahvéh, entonces el SEÑOR tendría cuidado de sus necesidades materiales, y los traería hacia una tierra llena de bienes materiales. Así queda demostrado que Dios no está en contra de bienes materiales en la vida de sus hijos redimidos, excepto cuando se interponen entre nosotros y Él. El Eterno quería, quiere y querrá bendecir materialmente a un Israel espiritualmente obediente.
Ante eso, Moshé les recuerda acerca de la corrección paternal de Yahvéh. Durante su lucha de cuarenta años, «Sus vestiduras no se gastaron, ni sus pies se hincharon…» Él les dijo que Dios estaba con ellos durante todas sus luchas.
También habla de un tiempo y lugar en el futuro donde comerán buena comida, sus cosechas florecerán, vivirán en casas que no construyeron, y su tierra recibirá una bendición sobrenatural de productividad. Por eso, les ordena:
“Así que comerán y estarán satisfechos, y bendecirán a YHVH su Elohim por La Tierra buena que Él les ha dado.”
(Deuteronomio 8:10)
El Eterno manifestó que el futuro de Israel era un futuro glorioso y lleno de la provisión divina. Pero existía un peligro, …¡el peligro del olvido de Su Nombre! Por eso, Yahvéh les advierte a todo el pueblo que estén vigilantes para no cometer el error de olvidarse que Él era la Fuente que les daba la habilidad poderosa de adquirir riquezas.
Es común que tengamos en gran estima a nuestro arduo trabajo e inteligencia, y no está mal. Sin embargo, debemos también pensar constantemente en que Yahvéh nos da el cuerpo, el cerebro y el talento para lograr todo cometido. ¡Todo es de Dios!
Por eso, cada vez que estemos viviendo en escasez tendremos que hacernos el siguiente planteo: Si los bienes materiales son parte del pacto que tenemos con el Eterno ¿por qué no tenemos más riquezas?
Para contestar esta pregunta presentamos aquí ocho razones posibles:
- Presencia activa de maldiciones. Estas pueden ser de tres categorías:
- Maldiciones ocasionadas por la iniquidad familiar generacional: Es decir, que sufrimos las consecuencias de la desobediencia de nuestros antepasados. Si confesamos los pecados de nuestros antepasados y pedimos perdón por ellos, cambiando nuestra conducta, y no haciendo más como ellos hicieron, obedeciendo los mandamientos, podremos romper esas maldiciones.
- Maldiciones regionales y/o nacionales: Por vivir en un país pobre es posible ser parte del ambiente de pobreza que hay allí. Las maldiciones que han causado esa pobreza no son levantadas sin el arrepentimiento del pueblo, de aquellos pecados que causaron esas maldiciones. Especialmente los tres pecados cardinales causan este tipo de maldiciones en las naciones: idolatría y ocultismo, derramamiento de sangre inocente y sexo libre. Es posible romper la maldición sobre una tierra de manera parcial, como vemos en la vida de Yitsjak en Génesis 26.
- Maldiciones pronunciadas: Por medio de tu lengua podrás traer pobreza o abundancia sobre tu vida. Por eso no digas “No tengo” o “soy pobre”. Cambia tu Programación Neuro Lingüística (PNL) y di en voz audible: “el Eterno me dará todo lo que yo necesito.” Acostúmbrate a confesar con tus labios lo que está escrito: “nunca he visto desamparado al justo ni a sus hijos mendigando pan” (Salmo 37:25). “Yahvéh es mi pastor nada me faltará” (Salmo 23:1). En la carta a los Romanos, el apóstol Pablo dejó escrito: “Con la boca se confiesa para salvación” (Romanos 10:10). Recuerda que Salvación implica que el hombre sea rescatado de una situación que lo limita en angustia para que no logre cumplir el propósito del Eterno. Así que, salvación implica también la liberación de la pobreza económica, y para obtener esa salvación hay que confesar la Torah con la boca. La confesión de las Palabras del Eterno te salvará de la pobreza.
2. Desobediencia a los mandamientos (cf. Deuteronomio 28, Levítico 26).
3. Retención del diezmo y las ofrendas (cf. Malaquías 3:9).
4. Hurto no restituido (cf. Zacarías 5:1-3).
5. Prioridades equivocadas (cf. Hageo 1). Las prioridades del Eterno tienen que ser las mías. Lo que él considera importante tiene que ser importante para mí. Si puedes gastar en un restaurante más dinero para una comida que en la ofrenda para apoyar al que te enseña la Torá, has mostrado que tu estómago es más importante que tu amor por Yahvéh. Estás más interesado en satisfacer tus deseos naturales que buscar el Reino del Eterno.
6. Motivaciones equivocadas (cf. Stg. 4:2-4; Proverbios 22:4).
7. Falta de oración (cf. Stg. 4:2).
8. Mala administración: Cuando hemos aprendido a administrar lo que tenemos de manera correcta, Yahvéh nos da mucho más. Si hay una mala administración de los bienes materiales, el Eterno retiene su mano, porque no confía en nosotros. Si no sabemos administrar poco, ¿cómo él nos confiará mucho?
El versículo 18 es claro en cuanto al propósito de las riquezas que el Eterno quiere otorgar a sus hijos:
«A fin de confirmar su pacto»
Esto nos recuerda por qué Yahvéh nos ha bendecido. Su objetivo es que al se cumpla su propósito eterno: la Redención plena del mundo. Es por esto que nuestras riquezas materiales deben ser utilizadas para expandir Su Reino en la Tierra, no en el cumplimiento de nuestros deseos egoístas.
Yahvéh, nuestro Dios, quiere que disfrutemos de los beneficios, pero hay un propósito más grande que nosotros y nuestra comodidad personal. Él anhela que Su pueblo sea conducto de Sus bendiciones por el propósito de Su Reino y justicia, no solo recipientes de la bendición (Mateo 6:33).
NOTA PROFÉTICA:
Mientras meditaba en todo esto, me doy cuenta por qué en estos últimos tiempos el Eterno me ha permitido, a través de este Blog, tomar contacto con un grupo de varones y mujeres del mercado que anhelan ser canales de bendición para que el Evangelio del Reino (la Torah en la mente y el corazón del hombre) sea proclamado en las naciones. Estos son personas profesionales alrededor del mundo con pericia y experiencia, que me han manifestado que están estableciendo negocios con el único objetivo de generar grandes cantidades de dinero para que las almas alrededor del mundo tengan el conocimiento que en este Blog se comparte. Son personas con experiencia en el mercado, dotadas con habilidades para los negocios. Ellas me han manifestado que sólo estarán satisfechas cuando los códigos de la Torah produzcan la transformación cultural de ciudades y naciones enteras. No piensan en una congregación, sino más bien en llenar una nación entera con congregaciones que capaciten a los santos para la obra del ministerio.
Muchos de ellos me han solicitado que los guíe a formar alianzas del Reino. compuestas de equipos ungidos, que usarán sus empresas para generar ganancias con el solo propósito de hacer llegar este evangelio del Reino hasta lo último de la Tierra.
Intercediendo por ellos, Yahvéh me ha mostrado que dará a estos varones y mujeres «invenciones y estrategias ingeniosas» mientras duermen. Él me ha manifestado que estas personas tienen una unción especial para liderazgo en negocios o gobierno. Ellos son persona de abundantes recursos que prefieren conducir su trabajo en privado, lejos del centro de atención del hombre, pero bajo el centro de atención del Cielo. Varones y mujeres que despiertan en el medio de la noche para orar para que el Reino de Elokim venga. Su tiempo de oración está enfocado en la promesa: «Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la Tierra» (Salmos 2:8). Sus empresas y ganancias jugarán un papel dominante en la implementación de estrategias en estos días postreros.
Arden con el fuego del Eterno en su ser con el interés de generar millones solamente para el Reino. Ellos caminan humildemente delante del Señor. ¡Ellos viven Deuteronomio 8:18!
El Eterno me ha encomendado que ayune y ore a fin de recibir la capacitación que me conducirá a pastorear a estos varones y mujeres y comisionarlos y enviarlos a generar dinero para la Cosecha del Tiempo Final.
¡Bendito sea Su Santo Nombre!
En amor y servicio: David Nesher