La actual crisis humanitaria cada día cobra más muertes de inmigrantes, quienes pierden la vida encerrados en camiones o ahogados en el mar.
Según datos de la Agencia de Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR), en lo que va de 2015 más de 300 mil migrantes han cruzado el Mediterráneo para escapar de los conflictos en sus países de origen. Para la comunidad internacional, lo más preocupante es la incapacidad de las autoridades para encontrar una solución al drama humano, el cual cada día toma mayores dimensiones. Como respuesta, los países ricos han multiplicado los controles fronterizos, con leyes más duras y deportaciones. En Europa crecen las tendencias xenófobas y los partidos de extrema derecha. Naciones como Austria y Hungría ya contemplan la posibilidad de usar la fuerza militar contra los inmigrantes, quienes a su vez –irónicamente- huyen de conflictos armados.
Millones de hombres, mujeres y niños fueron forzados a escapar por situaciones de guerras, crisis, hambrunas o violencia estatal. Estas son las tres principales causas por las que esos ciudadanos del Medio Oriente y norte de África migran a Europa.
Siria y EL Estado Islámico (ISIS).
En los últimos tres años, Siria se convirtió en el primer país de origen de las personas que piden asilo o refugio. Según informa Naciones Unidas, desde que comenzó el conflicto, murieron 140.000 personas, incluyendo 10.000 niños.
En Siria fueron obligadas a desplazarse 9 millones de personas, de las cuales 3 millones se transformaron en refugiados. Es decir que casi la mitad de la población tuvo que abandonar su hogar. Gran parte de ellos se asentaron en países cercanos, como Líbano, Jordania, Turquía e Irak.
Los refugiados huyen de masacres, torturas y asesinatos en masa, por parte de régimen sirio como de las milicias opositoras.
Las poblaciones padecen además escasez crónica de alimentos, falta de suministro eléctrico, combustible y agua potable.
Los refugiados son acogidos en campos, lugares cercados y con pésimas condiciones para sobrevivir, después de haber perdido su casa, trabajo y gran parte de sus pertenencias.
En muchos de estos campos no hay escuelas, se producen crisis alimentarias, sanitarias y falta de agua.
La irrupción en el campo de batalla sirio de Estado Islámico (ISIS) intensificó aún más un conflicto que ya se cobró la vida de 230.000 personas y provocó que 11,5 millones de sirios hayan abandonado sus hogares. El autoproclamado califato controla parte del norte y del oeste de Irak y más de la mitad oriental de Siria. El avance del Estado islámico ha provocado movimientos masivos de población en el norte, con la huida de kurdos y otras minorías como Yazidíes y cristianos.
Turquía, Jordania y Líbano
Más de tres millones de sirios han huido, principalmente a los vecinos Líbano, Turquía, Jordania e Irak.
Luego de que durante los últimos cuatro años estas hordas de sirios se hayan exiliado en estos países, sus autoridades impusieron restricciones a nuevos ingresos, desbordadas ante la entrada de refugiados.
Las autoridades libanesas, por ejemplo, dicen que no pueden absorber más. El gobierno calcula que hay 1.5 millones de sirios, lo que equivale a la cuarta parte de la población.
En el caso de Turquía ha gastado más de 6.000 millones de dólares en los refugiados hasta ahora. La ayuda de la comunidad internacional es de tan solo 300 millones.
Libia
Sumido en la anarquía, favoreció a las mafias que trafican con inmigrantes.
El tráfico de personas por el Mediterráneo representa un negocio de enormes proporciones para las redes del crimen organizado. Se calcula que esta actividad criminal genera unos US$650 millones al año.
Autoridades de Libia, que es la costa de donde parten un gran número de embarcaciones repletas de migrantes, creen que los contrabandistas están vinculados al crimen organizado en Italia, punto de entrada para la Europa continental.