«Mis estatutos guardarás. No harás ayuntar tu ganado con animales de otra especie; tu campo no sembrarás con mezcla de semillas, y no te pondrás vestidos con mezcla de hilos.»
(Levítico 19:19)
En los últimos diez años el progreso en la ingeniería genética dejó atónitos a científicos y a la gente común de esta generación. Científicos de diferentes países crean día a día en sus laboratorios raros híbridos de personas y animales, que pueden sembrar pánico en la sociedad.
La ingeniería genética no es nueva. Al parecer, se ha discutido -si no aplicado- desde la década de 1960. El problema actual con la modificación genética de plantas, animales, plantas y animales, la clonación y fusión de genes no es su existencia. Es el resultado de estas prácticas no reguladas lo que debe alarmarnos.
Hoy la creación de nuevas formas de vida está al alcance incluso de estudiantes en su propio hogar. Lamentablemente, las leyes van a la zaga de los juegos de los científicos.
Por otra parte, estas nuevas formas de vida no son ilegales, pero pueden representar un peligro para la sociedad. Es imposible predecir qué pasará en caso de que comiencen a reproducirse. Pero científicos de todo el mundo solo esperan mostrar su nueva creación al mundo, mostrar aquello que no hace mucho parecía absolutamente una fantasía.
En calidad de ejemplo se puede citar lo siguiente: científicos han creado ratones con cromosoma artificial humano. Esto se considera un avance, que puede derivar en nuevas formas de tratamiento de toda una serie de enfermedades. De acuerdo con Lifenews.com, científicos de la Universidad de Wisconsin lograron un gran éxito en el trasplante de células de embrión humano en el cerebro de ratones.
Las células empezaron a crecer y con el tiempo los roedores se volvieron más inteligentes. Estos ratones pueden salir de un laberinto y aprender señales convencionales mucho más rápido que antes del trasplante.
Cabe preguntarse: ¿esta práctica de transplante de tejidos humanos a animales genera más beneficios que riesgos? Ya es evidente que el cultivo de órganos humanos en animales no es ninguna ciencia ficción, sino toda una realidad. Científicos japoneses empezaron a cultivar órganos humanos en cerditos, para lo cual se necesita cerca de un año.
Según Infowars.com, el objetivo principal en este caso es aumentar la cantidad de órganos con fines médicos. Pero el Gobierno nipón se plantea otras tareas: está preparando una disposición que permitirá realizar investigaciones relacionadas con embriones.
Thetruthwins.com indica que si un órgano humano empieza a desarrollarse en un cerdito, esto ya no será un cerdito al 100 %, mientras que ese órgano tampoco será un 100% humano. Los receptores de esos órganos deberán aceptar la introducción de órganos híbridos de humano y animal en su organismo.
Ya mismo y en el futuro también las consecuencias de la creación de híbridos pueden amenazar a la sociedad. Pero el peligro reside en la imposibilidad de prever las consecuencias de la pérdida del control de semejantes híbridos.
Aún más alarmante es el hecho de que la mayoría de los países no tienen leyes restrictivas de la creación de tales seres, lo que permite producirlos de forma incontrolada. Es más, no se prevé ningún castigo en caso de que este ser animal cause daño al entorno.
Existe la opinión de que los animales que se utilizan para el cultivo de órganos humanos son una vía más hacia la destrucción de la naturaleza. En 2011 Daily Mail informó sobre científicos británicos que crearon más de ciento cincuenta embriones híbridos de humano y animal, pero la noticia no inquietó a los lectores.
Otros ejemplos fueron citados en la revista Slate: cabras que producen leche humana, estructura anatómica anal implantada en un ratón, y un doctor que crea el sistema inmunitario humano para animales. De todos modos, estos son tan solo los proyectos de que tenemos conocimiento.
Es posible que existan otros que desconocemos. El híbrido de humano y animal es posible, pero la discusión sobre si prevalecerán los beneficios o los riesgos potenciales continúan.
Fuente: ruvr.ru