P.A. David Nesher
«El Eterno hará que la lluvia de tu Tierra sea polvo y tierra; del cielo descenderá sobre ti hasta que seas destruido.»
(Deuteronomio/Devarim 28:24 – parashá Ki Tavó)
Habiendo aprendido cuáles son los niveles de interpretación para la Torah (es decir el PaRDeS) Podemos decir que en este pasuk (versículo), desde una interpretación en el nivel Peshat (literal) Yahvéh asegura que una Israel desobediente sería maldecida en su clima, y perjudicada en su producción agrícola.
Sin embargo, desde una interpretación más profunda (Sod), encontramos que en este texto existe una codificación de Luz maravillosa. La expresión hebrea “cielo” hace referencia al dador, mientras que la expresión “tierra” hace referencia al receptor.
Entonces el “cielo”, el dador, debe transmitir frescura e hidratación con mensaje llenos de bendiciones, simbolizado en la misión de la “lluvia” misma sobre la tierra. Por eso, la Instrucción divina revela que lo triste es cuando el “cielo” solo genera “polvo”, es decir, un mensaje seco y desabrido, lleno de rigor, que establece juicios y produce maldiciones.
Entonces este pasuk revela que la bendición ocurre cuando los que tienen que influenciar transmiten una Torah fresca y “humectada” que señala hacia la obra redentora del Mesías.