Por David Nesher
Investigando acerca del tema palestino, me encontré con la postura teórica del islamólogo árabe estadounidense, Francis Nadizi (a partir de ahora FN), quien en un artículo sobre el tema, titulado, «El mito de Palestina«, niega, con argumentos sólidos, el derecho de una patria por parte de los palestinos, y tampoco está de acuerdo con la decisión de los musulmanes de controlar varios lugares de esa región que consideran santos.
El primer planteamiento que hace FN es: ¿por qué antes de la Guerra de los Seis Días, en 1967, no se manifestó en serio ningún movimiento a favor de la independencia de los palestinos? Antes de 1967 los israelís no habían ocupado aún Cisjordania y la Ciudad Vieja de Jerusalén. Lo cierto es que esos territorios habían sido ocupados por el rey Hussein de Jordania en 1948 cuando se creó el Estado de Israel. FN se cuestiona, en el tiempo transcurrido desde entonces ¿quién le ha pedido al soberano Hachemita que devuelva a los palestinos los territorios? ¿A caso la ONU ha aprobado una sola resolución sobre el tema? La respuesta es no. En este contexto, de la noche a la mañana millones de palestinos descubrieron en 1967 su identidad, después de que Israel ganó la guerra.
De acuerdo a FN, el nombre Palestina fue utilizado por primera vez en el años 135 d.C. por el emperador romano que destruyó el templo de los judíos en Jerusalén y que los expulsó de su patria desde hace un millar de años. Asimismo, quiso borrar todo rastro de la civilización judía denominando su hogar con un término acuñado por los filisteos, que siglos antes habían vencido a los hebreros. Con ello, menciona FN, los romanos buscaban agravar a sus enemigos, así es que Palestina, “considerada como entidad autónoma, nunca ha tenido existencia histórica”.
FN señala que la región ha caído sucesivamente bajo el dominio de los romanos, cruzados cristianos, musulmanes (que nunca hicieron de Jerusalén su capital), otomanos y, durante un breve periodo, británicos poco después de la Primera Guerra Mundial. Por lo demás, no existe una lengua palestina, ni una cultura específicamente palestina. Tampoco ha existido una Palestina gobernada por palestinos. En realidad los palestinos son árabes inseparables de los jordanos (Jordania fue creada en 1922 por los británicos).
FN pregunta: ¿y los santuarios musulmanes en Jerusalén? De acuerdo a los musulmanes, la mezquita al- Aqsa y el Templo de la Roca en esa ciudad, después de la Meca y Medina, ocupan el tercer lugar sagrado de peregrinación para el islam. Para FN eso “es falso; en realidad Jerusalén no aparece mencionado en el Corán, mientras que la Meca es citada más de un centenar de veces; por el contrario, Jerusalén aparece 699 veces en la Torah ( el libro sagrado de los judíos). Igualmente, no existe ninguna prueba histórica de que el profeta Mahoma haya estado en Jerusalén”. FN afirma que hoy día los musulmanes suelen remitir a un pasaje impreciso del Corán, la sura 17, que lleva por título El Viaje Nocturno, donde se evoca la vez que en sueños Mahoma fue llevado del templo sacro más lejano “que hemos consagrado a nuestro culto”; en este ámbito, en el siglo VII, los musulmanes identificaron los dos templos como la Meca y Jerusalén, que se ha convertido en un tenue vínculo entre el islam y Jerusalén, “en otras palabras, un vínculo fundamentado en sueños, imaginación, interpretaciones y mitos; por el contrario, en el pueblo judío su arraigo en Jerusalén se remonta a los tiempos del patriarca Abraham”.
Para FN las reivindicaciones de los actuales palestinos y rechazar el legítimo derecho que cinco mil años de historia otorgan a los judíos, cimentado en pruebas históricas y arqueológicas irrefutables, sólo conduce a agravar la mala reputación de la diplomacia palestina.
La decisión de los palestinos de crear una patria propia y la de los musulmanes de controlar los lugares que consideran santos en Jerusalén, no justifica la violencia generada por el terrorismo de Hamas y de otros grupos yihadistas contra los israelíes y los judíos en el mundo. Es evidente que en el entorno actual, y no por razones históricas injustificadas, los palestinos que viven en el territorio de Cisjordania, parte de Jerusalén y la Franja de Gaza, tienen derecho a un Estado autónomo; la negociación es el camino para este propósito y para alcanzar una paz duradera. Sin embargo, muchos palestinos y árabes se niegan a reconocer el derecho de existencia de un Estado Judío.
*Nota*
Los musulmanes basan en el Corán sus pretensiones sobre Jerusalén, pero resulta que Jerusalén no aparece mencionada en el Corán ni una sola vez. La sura 17 contiene una vaga alusión a «la mezquita más lejana»: «Infinito en Su gloria es Aquel que transportó a Su siervo en la noche de la Casa Inviolable de Adoración a la Casa Lejana de Adoración». ¿Acaso hay alguna prueba sólida de que se trata de Jerusalén? La respuesta es: ¡No!
En tiempos de Mahoma, muerto en 632 de la era cristiana, Jerusalén era una ciudad cristiana del reino bizantino. No fue conquistada por el califa Omar hasta seis años después. Durante ese periodo, la ciudad sólo albergaba iglesias, y en el Monte del Templo se levantaba la iglesia bizantina de Santa María. Hacia el año 711, es decir 80 años después de la muerte de Mahoma, la iglesia fue transformada en mezquita y bautizada Al-Aqsa para así sustanciar la incomprensible sura 17 del Corán. Cuando redactó el Corán, por tanto, Mahoma no podía referirse a esta mezquita, fundada tres generaciones después de su muerte. Por lo demás, Mahoma no manifestó nunca especial simpatía por Jerusalén. En una oportunidad, autorizó a sus seguidores a rezar en dirección a Jerusalén durante unos meses, con la idea de convencer a los judíos de convertirse al Islam. Al ver que fracasaba su iniciativa, el 12 de febrero de 624 impuso la prohibición de rezar en dirección a Jerusalén.
Jerusalén nunca fue para los musulmanes un lugar sagrado.
Fuente: Anajnu
A continuación los invito a ver un video que refuta algunos mitos concerniendo el origen del nombre ‘Palestina’ y de los ‘árabes palestinos’. El mismo documenta que los ‘árabes palestinos’ de hecho vinieron casi todos de otros lados, y migraron a lo que hoy es Israel al mismo tiempo que los judíos sionistas, muchos de ellos debido al enorme crecimiento económico que los judíos sionistas produjeron en lo que entonces era el Mandato Británico de Palestina. Contrario a lo que comúnmente se afirma, los judíos sionistas no se robaron la «mejor» tierra de los terratenientes árabes sino que compraron desierto y pantano abandonado de dueños ausentes que ansiaban vender esa tierra. Como muestra el documental, eso lo explicó el mismo Hajj Amín al Husseini, fundador del movimiento palestino, cuando hubo de comparecer frente a un comité de investigación británico luego de organizar su cuarta oleada terrorista en contra de los judíos del Mandato (misma que duró de 1936 a 1939). En su testimonio, Husseini confesó que los judíos sionistas no le habían robado tierra a nadie sino que la habían comprado. De hecho, Husseini y su familia se encargaban de consolidar tierras para venderlas, y se habían vuelto inmensamente ricos con ese comercio.