Por P.A. David Nesher
Vayehi beshalaj Par’oh et-ha’am velo-najam Elohim derej erets Plishtim ki karov hu ki amar Elohim pen-yinajem ha’am bir’otam miljamah veshavu Mitsraymah.
“Y sucedió que cuando Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los guió por el camino de la tierra de los filisteos, ya que era cercana, porque dijo Dios: No sea que el pueblo se arrepienta cuando vea guerra y se vuelva a Egipto.”
(Éxodo/Shemot 13:17)
Luego de la décima plaga en la que murieran millares y millares de egipcios, los hebreos, finalmente salen libres viajando de Ramsés a Sucot, alrededor de seiscientos mil hombres a pie, que estaban en edad de pelear, además de las mujeres y los niños. Con este éxodo, concluyen 210 años de esclavitud, aunque su sufrimiento real fue de 86 años, desde el nacimiento de Miryam. Esta fue la razón de que se la llamara “Miryam”, que es un derivado de “maror” (“amargura”).
«El faraón había escoltado personalmente al pueblo de Israel cuando éste partió de Egipto pidiéndoles que intercedieran por él ante Yahvéh. Los escoltó con la esperanza de que ellos aceptaran orar. También todos los aristócratas y oficiales egipcios acompañaron a los israelitas hasta que éstos llegaron a Etam, (cap 13:20)» [Meam Loez, Beshalaj].
Así pues, el faraón dejó ir al pueblo con el fin de que no volviera (cf. 9:28; 11:1; 14:5). En tiempo y forma les he explicado que el Eterno no puede hacer nada ilegal, nada injusto, y por esto era muy importante que la salida fuera hecha con el consentimiento y decreto del faraón, si no, hubiera sido un hurto, un acto ilegal; un rapto de vidas humanas. Yahvéh no es un ladrón ni un mentiroso. Él no quebranta su propia Torah. La Torah es la expresión misma de su carácter.
Sin embargo, el “día después” de la salida de los hebreos, el rey se dijo: “… ¿Qué hice? ¿Por qué los dejé ir”…? A lo que sus propios consejeros le advirtieron que perseguirlos sería un gran error. El rey, con su mente obstinada se propuso ir tras ellos para matar a los hebreos y, de lo perdido, recuperar lo que se pudiera. Pasa que los malvados nunca aprenden la lección. De esta forma, Paróh volvía a caer en el juego de HaSatán. Como ya se los expresé en la bitácora de introducción a Beshalaj, ea estrategia de HaSatán es proporcionarnos los materiales que requerimos para continuar con nuestro caos.
Por tal motivo el Eterno no guió a Su Pueblo por el camino de los filisteos porque era corto. La ruta costera (conocida en la historia por su nombre latino Via Maris o “el camino del mar”) era la ruta más corta y más común para ir de Egipto a Canaán.
Hubiera sido muy fácil para los Israelitas el pensar que la Via Maris era el camino para andar; tenía caminos buenos y fácil de andar, era también la distancia más corta, era una ruta comercial, así que el agua y la comida podrían ser traídos con facilidad. Pero los peligros del camino también eran muy grandes, aunque ellos no los pudieran ver. Yahvéh, nuestro Dios, anticipó los peligros que no podían ver.
La Via Maris era el camino donde también estaban los puestos militares de Egipto. Yahvéh sabía que el pueblo de Israel no estaba preparado para enfrentarse a esto, así que Él les condujo por un camino diferente.
Existen dos razones por las que Yahvéh no quería que entraran en territorio de los filisteos:
- Si los filisteos atacan, los hijos de Israel, temerosos por causa de su mentalidad de esclavos, querrían volver a Egipto.
- Por el pacto de paz que hubo entre Abraham y Abimelek los hijos de Israel no podían atacar a los filisteos, (Génesis 21).
Por otra parte el Rabí Moshéh Sofér se refiere igualmente a nuestro versículo, pero en un sentido totalmente diferente. Polemizando contra la introducción de nuevos sistemas de educación en Israel, que tratan de conceder una parte importante al estudio de la cultura moderna (designada bajo el nombre de “dérej éretz”), él interpreta así:
«…El Eterno no condujo al Pueblo hacia la “dérej éretz” (cultura) de los filisteos, porque estaba cerca de la de los egipcios, a fin de que el pueblo no estuviera tentado a volver a caer en los errores del pasado egipcio. Al contrario, le hace falta hacer un gran rodeo para evitar toda influencia…», [Proyecto Jai].
Por el camino de los filisteos (pelishtím), los israelitas pudieron haber llegado a Kenaán, hasta en once días a un paso normal. Empero, viendo Yahvéh que no estaban preparados para constituir un pueblo bien disciplinado, con sus leyes y estatutos, les lleva por un camino opuesto a fin de entrenarles espiritualmente antes de ocupar la Tierra Prometida.
El mensaje es aplicable a nuestras vidas. De la misma manera que hizo con Israel cuando salió de Egipto, el Eterno nunca dejará que nos enfrentemos a más de lo que podamos soportar. Él conoce nuestro nivel de resiliencia (1 Corintios 10:13). Yahvéh escogió cuidadosamente el camino fuera de Egipto; no el más cerca, pero sí el más seguro desde el punto de vista de la fe (emuná). Él no nos prueba más de lo que podemos resistir: así que ordena a la materia, de modo que la maldad no esté lista sino hasta que nosotros lo estemos para enfrentarla con la certeza de Su Victoria.
Curiosidad
El nombre hebreo del Mar Rojo es Yam Suf, cuya traducción correcta es “Mar de las Cañas”.
Es probable que la razón por la que es llamado mar Rojo sea por un error de traducción. Sucede que en las primeras traducciones al inglés se tradujo como Reed Sea, que se traduce como “Mar de Cañas”. Pero todo indica que los que luego tradujeron la Biblia, usando el inglés como base, se confundieron y entendieron la palabra reed, “caña”, como red, rojo. El mar de Cañas no es rojo. Cuando uno va allí, lo ve bien azul, como todos los mares. El mar de Cañas es el nombre de todo el mar incluyendo los dos golfos, Suez y Aqabá.