Por P.A. David Nesher
En la conciencia mesiánico-hebrea, un día de ayuno es un tiempo ideal para llamarse a la reflexión; un tiempo oportuno para corregir un error pasado, y re-configurar la forma de pensar para pautar un destino de calidad total.
El 10 de Tevet es considerado tan severo e importante que su ayuno es observado en la Casas de Judá incluso si cae en viernes.
¿Qué pasó el diez de Tevet que tenemos que corregir?
Para responder correctamente esta pregunta, primeramente es necesario que nuestro entendimiento se informe acerca de los hechos históricos que determinaron la costumbre de ayunar en este fecha particular del 10º mes.
El ayuno de Asara Betevet, (traducdio 10 de Tevet) conmemora el sitio de Jerusalén en el año 589 A. E. C. por medio de Nebucodonosor, rey de Babilonia, que terminó treinta meses después en la destrucción del primer Templo de Jerusalén, seguida por 70 años del exilio babilónico.
Para entender bien la historia de este sitio o asedio, necesito retroceder unos años antes, y compartirles los hechos más importante que permitirán la comprensión de todo estos acontecimientos.
Después del asedio de 597 d.C, el rey Neo-Babilónio Nabucodonosor confirmó a Sedequías, con tan solo 21 años, como rey tributario del Reino de Judá (Sur). Aun así, Sedequías se rebeló en contra de Babilonia, y realizó una alianza con el Faraón Jofrá, el rey de Egipto.
Nabucodonosor enfurecido por esta traición, respondió por medio de la invasión de Judá y empezó el asedio de Jerusalén en diciembre 589 a.E.C. Durante este asedio, cuya duración varió entre los 18 o 30 meses, «cada mal golpeo a la ciudad, la cual bebió la taza de la furia de Dios» (por favor, leer 2Reyes 25:3; Jeremias 4:4).
En el 586 a.E.C., después de la conclusión del undécimo año del reinado de Sedequías, Nabucodonosor penetró a través de las paredes de Jerusalén, conquistando así la ciudad. Sedequías y sus seguidores intentaron huir pero fueron capturados en las llanuras de Jericó y llevados a Ribla. Allí, después de ver a sus hijos ser muertos, Sedequías fue cegado, atado, y tomado cautivo a Babilonia, donde permaneció prisionero hasta su muerte.
Lo triste es que los babilonios rodearon Jerusalén y comenzaron un sitio de tres años que terminó en la destrucción del Templo y en el comienzo del exilio que aún no ha terminado. Incluso durante el tiempo de Ezra, que fue lo más cercano que estuvimos de una redención nacional, la mayoría de los judíos nunca volvieron a casa. Hicimos nuestra vida en Babilonia, Persia, Grecia y otros lugares para estar cómodos, ser aceptados y, aún peor, ser normales.
Comprendido ahora el contexto histórico, volvamos a remarcar que en el día diez de Tevet, el rey Nabucodonosor comenzó el sitio de Jerusalén. En realidad, hubo poco daño en ese primer día y ningún judío fue asesinado. ¿Entonces, por qué es tan trágico este día? Porque el estado de sitio fue un mensaje, para que el pueblo judío se despertara y solucionara sus problemas. Sin embargo, su orgullo fue más fuerte y así fallaron una vez ante la Instrucción de Yahvéh, por lo que el estado de sitio los terminó llevando a la destrucción del Sagrado Templo construido por el rey Salomón.
Por esto, durante el exilio babilónicos, los profetas y los sabios instituyeron un ayuno el diez de Tevet.
Hoy también estamos en estado de sitio. Los constantes embates del sistema reptiliano oprimiéndonos al materialismo neoliberal actual, persigue que olvidemos y hasta ignoremos nuestro precioso legado. Los resultados son catastróficos: asimilación en las modas y tendencias hedonistas, y falta de claridad en nuestros objetivos como pueblo dentro de Israel. ¿Entonces, cuál es el mensaje para nosotros? Despertar y entender. ¿Qué es lo que quiere Yahvéh? Si hay un estado de sitio, escucha el mensaje ahora. No esperes que llegue la destrucción.
Si el problema hoy es la falta de apreciación por nuestro legado, entonces la solución es clara: aumentar el amor por la Torá, el amor por los judíos, y el amor por Israel y Jerusalem. Dios nos está diciendo: el estado de sitio no será levantado hasta que corrijan el error.
La solución es bien clara, y es la misma que el Eterno propuso en aquella ocasión de asedio babilónico:
- Aumentar el amor por la Torah, combatiendo la ignorancia de sus códigos lumínicos. Debemos darnos cuenta de que la enfermedad más destructiva, dolorosa y contagiosa es la ignorancia. La ignorancia es la prisión para Dios. La ignorancia provoca vidas desperdiciadas y sufrimientos inexplicables. Por todo esto, tienes una obligación para con tus compañeros de tu cotidianidad. ¡Si sabes algo, enséñalo!
- Desarrollar el amor al prójimo, proclamándole el Camino y la Verdad de la Vida. ¿Ves seres humanos caminando por ahí deprimidos, muertos en sus delitos y pecados? Entonces ofréceles algo de alegría. Si tienes la habilidad, debes ayudar. Si no, siempre cargarás en la conciencia “lo que podrías haber hecho”. No te menosprecies. Tienes la habilidad de tener un impacto dramático en los demás. No debes ser el senador de una provincia o estado para hacer una diferencia. Con una sola cosa de sabiduría puedes ayudar a la humanidad. ¡Entonces si sabes la clave para la felicidad, enséñala!
- Aumentar en nuestras conciencias el amor por Israel y Jerusalén. Interceder por Jerusalén y sus defensores, es también una muestra de amor al prójimo, no importa cuanto el o ella difieran de ti. Porque si hay una virtud redentora de estar bajo sitio, es la oportunidad de darnos cuenta que, en esto, estamos todos juntos.
Entonces debemos entender que observamos el 10 de Tevet como un día de ayuno, arrepentimiento y retorno, en el sentido que aceptamos que es un día dedicado a salvaguardar las murallas de nuestra identidad, reparando sus brechas, y asegurándonos que sus puertas funcionen apropiadamente.
El ayuno tiene el objetivo de ser un momento para preguntarnos si deberíamos transitar la historia como viajeros tranquilos mirando por la ventana mientras somos conducidos a lugares desconocidos, o si deberíamos hacer algo para determinar en qué dirección nos encaminaremos. Hoy, más que nunca, todas las puertas están abiertas. Podemos elegir el camino de permitir que otros definan quiénes somos y luego vivir según esa definición.
Yahvéh, nuestro Dios, nos está diciendo: el estado de sitio no será levantado hasta que corrijamos el error.
Tevet es un tiempo de retorno y redefinición. Espero que todos seamos capaces de utilizar el poder de este mes para descubrir quiénes somos en el Mesías y quiénes queremos ser por medio de Él, bajo el Yugo de su Instrucción. Ésta es la clave de la redención personal, la cual a su vez es la clave de la redención nacional.
¿Cambiaremos? ¿Despertaremos a la realidad?
Tenemos que ocuparnos de cumplir con la misión de nuestro propósito mesiánico. Si no hacemos el esfuerzo, es porque no nos interesa lo suficiente. Tenemos poderes espirituales para lograrlo. ¿Los utilizaremos?
¡Es urgente que escuchemos el mensaje divino antes de la destrucción! ¡El momento es ahora!