Por P.A. David Nesher
En las Sagradas Escrituras encontramos que el profeta Zacarías hace referencia a un día de ayuno conocido como «el ayuno del séptimo«, ya que es observado en Tishrei, el séptimo mes contando a partir de Nisán (Zacarías 7:5; 8:19).
Este ayuno conocido como Tzom Guedaliah (Ayuno de Gedaliah) fue decretado por los sabios para conmemorar el asesinato de Guedaliah, el hijo de Ajikám, a manos de Ishmael, hijo de Netaniáh, instigado por el rey de Amón. Sucede que con la muerte de Guedaliah se extinguió la última llama de esperanza para mantener la autonomía de Judá luego de la destrucción del primer Beit HaMíkdash. Miles de personas fueron masacradas, y aquellas que sobrevivieron fueron conducidas al exilio.
Esto realmente no tiene nada que ver con los días del temor o expiación, salvo que se produce en medio de ellos. No es una ordenanza divina, sino más bien resulta de la tradición de la Casa de Judá. Este ayuno comienza temprano en la mañana, con el alba, y termina al anochecer.
La Historia que dio origen a este Ayuno.
Cuando Nebujadnetsar (Nabucodonosor) destruyó el Templo del Eterno (año 586 antes de la era común), asesinó a una gran parte de la población del Reino de Yehudáh (Judá), cuya capital era Jerusalem. También llevó como cautivos de Babilonia a decenas de miles de judíos. Y permitió que una parte de la población vencida, campesinos muy pobres, permanecieran en Israel trabajando la tierra y pagando exorbitantes tributos a Babilonia.
Nebujadnetsar nombró como gobernador de estos judíos a Guedaliah ben Ajiqam, que pertenecía a la familia Shafán, que vivían en Babilonia desde el exilio de Yejoniá (597 A.E.C.) y se consideraban leales al rey. Fue un gesto positivo inesperado. ¡Era todo un milagro!, que un judío fuera nombrado para cuidar de Judea.
Muchos de los judíos exiliados en Babel esperaban que Guedaliah, siguiendo las directivas del profeta Yirmiyahu (Jeremías) lograría ganarse nuevamente la confianza del rey de Babilonia hasta que el rey, o su sucesor, accedieran a permitir que todos los judíos regresaran a Israel y eventualmente pudieran reconstruir el Bet haMiqdash (Templo Santo). Por esta razón, y llenos de esperanza, muchos judíos que habían huido a Moab, Amón, Edom, y otros países vecinos regresaron a la tierra de Judá, atendía a los viñedos que se les eran dados por el rey de Babilonia, y disfrutar de un descanso después de la opresión vivida. Así, gradualmente, más y más judíos que habían escapado de los horrores de la guerra y se habían refugiado en países vecinos, comenzaron a volver a sus hogares en Israel.
Así con Guedaliáh a cargo, la esperanza de volver a una vida normal y reconstruir el Beit HaMíkdash era ahora más real que nunca
Por toda esta situación, Ba’alis, el rey de Amón, (hoy Jordania), un reino que se alió con Egipto, hostil y envidioso de los restos de Judá envió un judío leal a sus asuntos, Ishmael Ben Netaniah, para asesinar a Gedalías. El rey Ba’alis sabía que si Guedaliah continuaba como gobernador de Judá eso significaría que le sería más fácil a Babilonia conquistar a Amón. Por ello, este malvado amonita animó a Yishhma’el Ben Netaniá a asesinar a Guedaliáh y le ofreció su ayuda.
Yishma’el era un hombre muy violento que descendía del rey David (cf. 2 Samuel 5:16). Aprovechándose de su linaje davídico se opuso a la designación de Guedaliah, justificando su oposición con el argumento que este último no pertenecía a la dinastía de David, y por eso no podía ostentar el cargo de gobernador de Judá.
Así, al comenzar el séptimo mes hebreo (Tishrí) Yishma’el y un grupo de hombres tan violentos como él, llegaron a la ciudad de Mitzpá, donde fueron cordialmente recibidos por Guedaliah con los honores debidos a un descendiente de la dinastía de David.
Guedaliah había sido advertido de la posibilidad de un atentado contra su vida, pero se negó a dar crédito a sus informantes, convencido de que un yehudí nunca mataría a otro yehudí, y además, ¿por qué alguien con un mínimo de sentido común pondría en peligro las renovadas esperanzas de la redención de Israel que se estaban cristalizando?… ¿Por qué pondría en peligro las esperanzas de redención de todo el pueblo de Israel?
Sin embargo, Yishma’el y diez de sus hombres asesinaron a Guedaliah y a los otros hombres que estaban con él en Mitzpá (ver Jeremías capítulos 41, 42, 43 y 44). Todo acerca de Yishma’el era una desgracia para el nombre de David su ancestro, quien se había soportado todo impulso ‘de asesinar para obtener el trono’ y había esperado por el tiempo de Dios y la voluntad de su pueblo. Este no era un David sino un Jehú.
Después del asesinato de Guedaliah, los judíos temieron represalias del rey de Babilonia. Pensaron en huir a Egipto para salvarse, pero dado que Egipto era una sociedad moralmente corrupta, se encontraron frente a un gran dilema – debían sopesar la amenaza física de quedarse en Babilonia versus el peligro espiritual de ir a Egipto. Por esta razón fueron donde el profeta Jeremías, quien estaba recluido haciendo duelo, para pedirle consejo.
Durante toda una semana Yirmiyahu (Jeremías) le rogó al Eterno por una respuesta, hasta que finalmente la obtuvo en Yom Kipur.
Jeremías llamó a los judíos y les dijo que debían quedarse en Israel y que todo estaría bien. Dios estaba planeando hacer que los babilonios actuasen con misericordia hacia ellos y, poco tiempo después, todos los judíos exiliados tendrían permitido volver a su propio suelo. Pero, les dijo Jeremías, si deciden ir a Egipto la espada de la que están huyendo los mataría allí.
Por desgracia las palabras del profeta no penetraron en los oídos del pueblo, y ellos se rehusaron a creer en ellas. Todos los judíos que quedaban en Israel empacaron sus maletas y se fueron a Egipto. ¡Incluso secuestraron a Jeremías y lo llevaron con ellos! Ahora la destrucción estaba completa; la Tierra de Israel estaba completamente desolada.
Puedes adivinar lo que ocurrió a continuación. Unos pocos años después, Babilonia conquistó Egipto y miles de judíos exiliados fueron asesinados. El único sobreviviente de esta masacre fue Jeremías; su profecía se había convertido dolorosamente en verdad.
La tierra de Israel permaneció por muchos años con poquísimos yehudim, y así el exilio del pueblo de Israel de su tierra alcanzó su pico más alto, y las esperanzas de volver a Yerushalayim se desvanecieron (2 Melakim/Reyes, 25:23-26).
Y así, la tierra de Israel permaneció virtualmente sin población judía durante 52 años. Y las esperanzas de regresar a Yerushalayim y reconstruir el Bet HaMiKdash prontamente se desvanecieron. Fue como revivir una vez más el exilio que tuvo lugar unos años atrás. Era como si el Primer Templo hubiese sido destruido por segunda vez… O peor, porque esta vez, el exilio fue causado por el Pueblo de Dios, al no valorar a su hermanos como piedras vivas de la Casa espiritual de YHVH …
El evento inicial (el asesinato de Guedaliah) ha sido comparado a la destrucción del Templo Sagrado; causó la pérdida de miles de vidas judías y desencadenó el fin del asentamiento judío en Israel por muchos años. Por ende, los profetas declararon que el aniversario de esta tragedia fuese un día de ayuno. Este día es el tres de Tishrei, dos días inmediatamente posterior a Yom Teruah.
Los Sabios estudiosos de la TaNaK (Antiguo Testamento) señalan respecto de este ayuno lo siguiente:
«Esto nos enseña que la muerte de un justo equivale al incendio de la Casa de Dios, ya que así como se decrete un ayuno en conmemoración de la destrucción del Beit HaMíkdash, así también se decrete un ayuno en conmemoración de la muerte de Guedaliá«.
(Rosh HaShaná 18b)
¿Cuál es el significado de este ayuno y por qué ocurre entre Yom Teruah y Yom Kippur?
La respuesta a esta cuestión la podemos encontrar en la Guemarah (parte del Talmud que contiene comentarios rabínicos y análisis de la Mishnah) que afirma que el ayuno en este día nos enseña que la muerte de un justo es comparable con la destrucción del Gran Templo. Sabemos que la muerte de un hombre justo es comparable con la tragedia de la destrucción del Templo, porque el versículo de Zacarías menciona al ayuno de Guedaliah junto con los otros ayunos que conmemoran la destrucción del Templo.
Desde este concepto, podemos considerar la historia de este tzadik (justo) y desglosarla en tres lecciones…
Tres Lecciones para el Ayuno de Guedaliah
Lección nº 1:
El pueblo judío se había hundido hasta uno de sus niveles más bajos de la historia. El Templo había sido destruido, la mayoría de los judíos estaban exiliados y la situación parecía desesperanzadora. Pero Dios cambió las desesperadas circunstancias del pueblo e hizo que el recto Guedaliah fuese designado como líder. Sin embargo, Guedaliah fue asesinado y toda la esperanza desapareció.
Pero fue precisamente en ese momento que Jeremías le rezó a Dios para obtener algo de claridad y convicción. Esto fue durante los 10 días entre Yom Teruah y Yom Kippur. Esta historia es conmemorada para enseñarnos un importante mensaje para estos días: no importa cuán lejos estés, siempre puedes regresar y Dios te perdonará.
Lección nº 2:
Los judíos que fueron a aconsejarse con Jeremías estaban, subconscientemente, seguros de que Dios daría la respuesta que querían escuchar. Entonces, cuando Dios les respondió de una forma diferente, se rebelaron.
Pero ellos no eran personas malvadas. ¿Qué pasó?
A pesar de que estos judíos eran, en un sentido, dependientes de la voluntad de los babilonios, no estaban dispuestos a depender de la voluntad de Dios. La lección es que apegarse a Dios significa seguirlo siempre, no sólo cuando coincide con lo que buscas.
Una buena regla para la vida: cuando te enfrentes a un complicado problema moral, pregúntate: «¿Qué diría Dios? ¿Qué es lo que Dios quiere que yo haga?».
Lección nº 3:
Cuando un israelita asesina a otro es una tragedia terrible que puede tener enormes repercusiones históricas. Tal violencia es inexcusable. ¿Tenemos diferencias políticas y filosóficas? Debemos solucionarlas con calma y tolerancia; ésta es la única manera aceptable.
Después de dos días en que la nación entera de Israel había clamado con esperanza por un buen destino, y larga vida, sufrió una gran caída. Por ello, nosotros debemos atrevernos a usar este día para pensar y preocuparnos por nuestra devoción hacia Yahvéh. Debemos enfocar nuestras plegarias a pedirle compasión al Eterno, no sentirnos tan seguros de las plegarias que hicimos el día de Yom Teruah y pedirle a Yahvéh que nos levante del abismo al que hemos caído tras nuestros errores y que nos dé la certeza de estar construyendo un año de vida bueno para la nación.
El propósito de este, como los demás días de ayuno, es despertarnos de nuestro letargo, al conmover nuestros corazones hacia el arrepentimiento (teshuvah), recordando nuestros propios pecados así como también los de nuestros ancestros, que fueron similares a los nuestros. Al recordar estos pecados, los cuales continuamos cometiendo, y siguen provocando calamidades similares a aquellas que nuestro pueblo ya sufrió en el pasado – somos motivados a retornar al camino correcto de la vida, como dice la Torah: «Y ellos confesarán sus pecados y los pecados de sus ancestros…» (Vayikrá/Levítico 26:40).
Cada persona debe aprovechar estos días de ayuno y reflexión para hacer un profundo auto-examen de sus acciones, puesto que el propósito esencial de un día de ayuno no es el ayuno en sí, sino motivar a la persona a arrepentirse, es decir regresar a la Fuente, y apegarse en amor a ella, sentido perfecto de teshuvah.
Es por eso que aquellos que cuidan el ayuno pero no meditan sobre los cambios internos que su realidad exige están desperdiciando el día. Ellos sólo enfatizan lo que es secundario (el ayuno) y desprecian lo que es esencial (el arrepentimiento). Sin embargo, tomar el arrepentimiento solamente, sin ayunar, es insuficiente, porque el ayunar es una orden establecida por los profetas, y todo el pueblo de Israel ha cumplido estos días de ayuno, a través de todas las generaciones.
¿Quienes están exentos de este ayuno?
- Es un ayuno obligatorio para todos, a partir de la edad de la Bar Mitsvá (13 años cumplidos) para los hombres y de 12 años cumplidos para las mujeres.
- Si el 3 de Tishrí cae en Shabat, se aplaza el ayuno al Domingo, pues, a excepción de Yom Kipur, ningún ayuno puede tener lugar en Shabat.
- Una persona enferma, aun si gravedad, esta exenta de ayunar en Tsom Guedaliáh. (Ver las leyes concernientes al ayuno del 17 de Tamuz).
- Las madres embarazadas y las que están en periodo de lactancia.
- Los ancianos deben consultar a su médico para hacer este ayuno.
Fuente utilizada para esta bitácora: Estudio del Tzom Guedaliah hecho por por los rabinos Arie Leiv Nivin y Shraga Simmons