El único pájaro que se atreve a picotear a un águila es el cuervo. Se sienta sobre la espalda del águila y muerde su cuello. Sin embargo, el águila no responde, ni lucha con el cuervo; no gasta tiempo ni energía en el cuervo.
Simplemente abre sus alas y comienza a elevarse más alto en los cielos. Cuanto más alto es el vuelo, más difícil es para el cuervo respirar y luego el cuervo se cae por falta de oxígeno. Deja de perder el tiempo con los cuervos.
Sólo llévalos a tus alturas y se desvanecerán.
Mantente enfocado, despega y sigue volando.
El enemigo se sentará a tus espaldas y te morderá el cuello… «pero los que esperan a Yahvéh tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas…» (Isaías 40:31)
El que lea entienda.
¡Dios te bendice!