«¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que han recibido de Dios y que está en ustedes? Ya no se pertenecen a sí mismos. Ustedes han sido comprados a un precio muy alto; procuren, pues, que sus cuerpos sirvan a la gloria de Dios.»
Ante todo esto el mandato sabio del Espíritu Santo es:
«…nada de lujuria ni desenfreno… al contrario, revestíos de Jesucristo, el Señor, y no busqueis satisfacer los bajos instintos»
Ningún ser humano que esté leyendo estas líneas con un corazón sincero puede dudarlo, la carne conduce a la muerte. Por lo tanto, todo lo que se hace en ese ámbito tiene sus consecuencias:
«No se engañen, nadie se burla de Dios: al final cada uno cosechará lo que ha sembrado. El que siembra en la carne, y en la propia, cosechará de la carne corrupción y muerte. El que siembra en el espíritu, cosechará del espíritu la vida eterna.»
Debemos educar y estimular, en amor, a nuestros jóvenes a eliminar la lujuria de sus vidas: «El cuerpo no es para la lujuria, sino para el Señor, y el Señor, para el cuerpo» (1 Co 6: 13). «Huid de la lujuria» dice más adelante (1 Co 6: 18)
«Por tanto, hagan morir en ustedes lo que es “terrenal”, es decir, libertinaje, impureza, pasión desordenada, malos deseos y el amor al dinero, que es una manera de servir a los ídolos. Tales cosas atraen los castigos de Dios.» (Col 3: 5)
Para terminar, me pareció muy interesante la sabiduría que encontré en el libro (no canónico) del Eclesiástico:
«La pasión que quema como un fuego ardiente no se apagará antes de ser satisfecha. El hombre que comete la impureza en su cuerpo no se detendrá hasta que ese fuego lo devore. Para el hombre impúdico cualquier satisfacción es buena, no se calmará hasta que muera.»
Ante el desenfreno que las generaciones jóvenes están hoy experimentando, reflexionando desde la noticia que encabezó esta bitácora, no hay duda que ese es el problema de las pasiones: llevan a que nos sometamos a ser devorados por ellas, en principio, aquí y ahora, en las consecuencias atroces en cuanto a enfermedades, embarazos no deseados y abortos; pero en la eternidad en las llamas del Lago de Fuego reservado para este estilo de vida (Apoc. 22:15)
¿Es que tienes dudas de que el Señor te quiere completo? ¡Evita hasta los malos pensamientos, no te resistas a Jesús!
«El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que resiste al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él.»
Fuente de la noticia: Diario Uno
la pregunta es como estamos criando a nuestros hijos? como los estamos educando ¿somos padres en verdad o somos donadores contribuyentes a la procreacion de una nueva vida? si nosotros como padres nos alejamos de dios que puede ser de nuestros hijos