de Ohio, Estados Unidos), especializada desde hace años en el impacto
del aborto en la sociedad.
«interrumpieron sus embarazos«, en un mega estudio que incluyó un total
de 877.181 mujeres, de ocho países, entre ellos, Estados Unidos. No
existe antecedentes en el mundo de un trabajo de este tipo.
Los resultados comprobaron que tras un aborto aumenta:
155% de riesgo de suicidio en las mujeres que se lo hicieron
55% al 138% de probabilidades de sufrir problemas mentales (el
estudio concluye instando a los hospitales y centros que practican
abortos a que informen a las mujeres de que existe un comprobado riesgo -de moderado a alto- de padecer problemas de salud mental después de un aborto).
34% problemas de ansiedad.
37% la depresión
110% el abuso de alcohol
220% el consumo de drogas (especialmente la marihuana)
287% dependencia de drogas
Minnesota corroboró que una joven que se haya hecho un aborto tiene 10
veces más probabilidad de suicidarse que una joven que no lo haya
practicado, lo que comprueba que el aborto es mucho más peligroso para
la salud mental de la mujer que el embarazo y el parto.
estudio dado a conocer un año después, entre mujeres con trauma
post-aborto, halló que el 60% había tenido ideas suicidas, el 28% había
intentado suicidarse y el 18% lo había intentado repetidamente, a menudo
varios años después del aborto. Mientras que el trabajo «Suicides after pregnancy in Finland: 1987-94: register linkage study«, publicado en 1996 por British Medical Journal,
concluyó en que “la tasa de suicidios después de un aborto era tres
veces mayor que la media y seis veces mayor que la asociada al parto”.
Carmina García-Valdés, de la Asociación de Víctimas del Aborto de España
(AVA), había denunciado que «un 60% de las mujeres que abortan albergan
ideas suicidas y un alarmante 28% intenta suicidarse al menos en una
ocasión». Además sostiene que 7 de cada 10 parejas que se someten a esta
práctica terminan en ruptura.