¡LEE esto y asómbrate con este diseño del Eterno!
Los árboles se pusieron en camino para ungir a un rey que los gobernará.
Entonces dijeron al olivo: «Sé tú nuestro rey». Pero el olivo les respondió: «¿Voy a renunciar a mi aceite con el que se honra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?
Los árboles dijeron a la higuera: «Ven tú a reinar sobre nosotros». Pero la higuera les respondió: «¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?»
Los árboles le dijeron a la vid: «Ven tú a reinar sobre nosotros». Pero la vid les respondió: «¿Voy a renunciar a mi mosto que alegra a los dioses y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?».
Entonces, todos los árboles dijeron a la zarza: «Ven tú a reinar sobre nosotros». Pero la zarza respondió a los árboles: «Si de veras quieren ungirme para que reine sobre ustedes, vengan a cobijarse bajo mi sombra; de lo contrario, saldrá fuego de la zarza y consumirá los cedros del Líbano».
(Jueces 9,8-15)
La fábula que encabeza esta bitácora la he compartido como verán de las Sagradas Escrituras. Como verán se trata de una alegoría de carácter moralizante en la que intervienen plantas con actitudes humanas. Quien la cuenta es Jotam, el hermano menor de Abimélec, quien se había escondido para salvarse de la matanza realizada por su hermano mayor, quien con tal de acumular el poder en sí mismo había asesinado a todo su clan familiar por considerarlos peligrosos para sus planes políticos.
Pues bien, más allá de lo que haya inspirado a Jotam a relatar este diálogo entre árboles y vegetales, las líneas bíblicas continúan aportando a mi asombro, ya que lo que he leído acerca de últimos descubrimientos de la ciencia dejará a más de uno con sus maxilar inferior caído.
Parece ser que ocultos bajo la superficie, y enredados en las raíces de la asombrosa y diversa vida vegetal de la Tierra, existe una superautopista biológica que vincula entre sí a los miembros del reino vegetal. Es lo que los científicos han denominado “La Web del Bosque”, pues se trata de una red orgánica funciona muy parecido a nuestro servicio de Internet, permitiendo que las plantas puedan comunicarse, otorgándose distintos servicios las unas a las otras como el de nutrición, o el de defensa.
Esta «red vegetal» está compuesta por finos hilos de hongos conocidos como micelio que crecen por debajo del suelo y hacia el exterior, hasta unos pocos metros de su planta de asociación, es decir, que toda la vida de la planta dentro de una región puede ser aprovechada por la red y conectarse entre sí. Esta red de micelios en el suelo, es consecuencia de que todos los suelos están invadidos por miles de especies de hongos y es probable que estos (en su fase micélica) se enreden, se crucen y hagan contacto con las raíces de los árboles y otras plantas superiores
La asociación de las raíces de las plantas y los hongos se conoce como micorriza y es beneficiosa para las dos partes implicadas; las plantas proporcionan hidratos de carbono para los hongos y, a cambio, los hongos ayudan en la recolección de agua y el aporte de nutrientes como el fósforo y el nitrógeno, para su planta de asociación.
Esta red de hongos permite que las plantas se ayuden las unas a las otras en el crecimiento y florecimiento. La egresada de la Universidad de Columbia Británica, Suzanne Simard fue la primera en mostrar que los árboles como el Abeto Douglas y el Abedul Papirífero eran capaces de transferir carbono a los árboles más pequeños que pueden no estar recibiendo suficiente luz solar, lo que permite que estas plántulas crezcan a la sombra de otros árboles. Simard cree que muchas de las plantas de semillero del mundo no serían capaces de sobrevivir si no fuera por la línea de vida que esta red ofrece.
Un estudio realizado por el científico Ren Sen Zeng, de la Universidad Agrícola de China Meridional encontró que esta interconectividad también permite que las plantas se adviertan mutuamente de daños potenciales. En el estudio, el equipo cultivo pares de plantas de tomate en macetas, donde algunos de los pares fueron autorizados para formar micorrizas. Cuando las redes de hongos se habían formado, una planta de cada par fue rociada con Alternaria solani, un hongo que causa la enfermedad del tizón temprano en la vida de la planta. Bolsas de plástico hermético se utilizaron para asegurar que no hubiera interacción por encima del suelo. Después de 65 horas, el equipo trató de infectar a la segunda planta de cada pareja y encontró que aquellos con enlaces micelios fueron mucho menos propensos a contraer la plaga, y tenían niveles mucho más bajos de daño que si lo contrajeran aquellos sin micelios.
Un estudio similar hecho por el egresado de la Universidad de Aberdeen, David Johnson y un equipo de colegas, mostró que las Habas también utilizaron la red de hongos para espiarse entre sí por un inminente peligro. Cuando Áfidos hambrientos se alimentaron con las hojas de una de las plantas de haba, las plantas conectadas a través de micelios comenzaron a excretar sus defensas químicas contra áfidos, mientras que las que no estaban conectadas no tenían ninguna reacción.
Al igual que nuestro servicio de Internet, esta conectividad de hongos también es delito susceptible a la cibernética, el terrorismo, e incluso la guerra. Algunas plantas, como el Fantasma de la orquídea, no tienen la clorofila necesaria para la fotosíntesis y deben absorber los nutrientes necesarios para la supervivencia, de las plantas circundantes. Otras plantas, como el oro maravilla y los árboles de Nogal Negro americano liberan toxinas en la red para dificultar el crecimiento de las plantas de los alrededores en la lucha por el agua y la luz.
Algunas investigaciones sugieren que los animales tales como insectos y gusanos pueden ser capaces de detectar los intercambios sutiles de nutrientes a través de la red, lo que les permite encontrar más fácilmente las raíces sabrosas para alimentarse.
Estas redes de hongos hacen la comunicación entre plantas, incluyendo las de diferentes especies, más rápida y más eficaz. No pensamos en ello porque por lo general sólo podemos ver lo que está por encima del suelo. Pero se puede ver que la mayoría de las plantas están conectadas por debajo del suelo, no directamente a través de sus raíces, sino a través de sus conexiones de micelio.
Cuanto más aprendamos acerca de este fenómeno, mayor será nuestra comprensión de la vida vegetal de nuestro planeta. Tal vez un día, podamos ser capaces de trazar pacíficamente estas redes de hongos complejas para apreciarlas en su totalidad. (Leer más en: Las plantas se comunican mediante una Internet de hongos).
Por mi parte, y aún asombrado, solamente compartiré el resultado de una encuesta “Gallup” celebrada en los Estados Unidos para determinar la religiosidad del pueblo americano. La misma reveló que el 98 por ciento contestó que creía en Dios, y la primera razón que dieron los encuestados para justificar su creencia fue el orden perfecto, dinámico y armonioso del Universo. Reflexiones coincidentes con la inspirada mente paulina que afirma: “…estas obras visibles revelan al invisible Dios” (Romanos 1:20).
Ante estas investigaciones, se reafirma más el hecho ontológico de que la razón humana puede conocer a Dios por medio de la creación, pues las cosas creadas son testimonio permanente de su Autor y llevan a su Conocimiento con alcance universal.
Por eso, la ciencia de la Torah (Instrucción) capacitó por siglos a los hijos de Israel con una mente privilegiada que pudo siempre con sabiduría expresar:
«Vanos son por naturaleza todos los hombres que ignoran a y no alcanzan a conocer por los bienes visibles a Aquel-que-es, ni, atendiendo a las obras, reconocieron al Artífice; sino que al fuego, al viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa o a las lumbreras del cielo los consideraron como dioses, rectores del universo.
Si, seducidos por su belleza, los tuvieron como dioses, sepan cuánto les aventaja el Señor de todos ellos, pues es el Autor mismo de la belleza quien los creó. Y si se admiraron de su poder y de su fuerza, debieron deducir de aquí cuánto más poderoso es su Creador; pues, de la grandeza y de la belleza de las criaturas, se llega por razonamiento al claro conocimiento de su Autor.
Con todo, no merecen éstos tan grave reprensión, pues tal vez caminan desorientados buscando a Dios y queriéndole hallar. Ocupados en sus obras, se esfuerzan en conocerlas, y se dejan seducir por lo que ven. ¡Tan bellas se presentan a sus ojos! Pero, por otra parte, tampoco son éstos excusables; porque, si llegaron a adquirir tanta ciencia y fueron capaces de investigar el universo, ¿Cómo no llegaron más fácilmente a descubrir a su Señor?»
(Sabiduría 13: 1-9).
Asombrado en El Eterno y sirviéndolos a ustedes en amor, los saluda: P.A. David Nesher.
Antes de que te retires de esta bitácora te invito a ver este video de la BBC referido a este tema:
Fuente de Fotos: BBC
Fuente: lamenteconectada.com