Heath White, un atleta, piloto graduado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y agente del FBI, que creía tenerlo todo, pensó en abortar a su hija Paisley por tener síndrome de Down. Ahora corre maratones con ella y cuenta la historia que le dio luz a su vida.
Desde 2008, poco antes de que su pequeña cumpliera su primer año, White corre todo tipo de maratones llevándola en su auto, buscando formar conciencia sobre la dignidad de la vida de las personas con Síndrome de Down, y dando testimonio de su amor de padre.
En el programa E:60, conducido por Tom Rinaldi, del canal deportivo ESPN, se reveló la historia de White, quien estaba obsesionado por la perfección, y que esperaba que su primera hija fuera, en palabras de su esposa, Jennifer, “perfecto, como lo era él”.
Y Pepper White, que nació en 2005 cumplía los estándares esperados por los esposos White.
Sin embargo, un año después, al revelarse que Jennifer estaba embarazada por segunda vez, las pruebas prenatales revelaron que su segunda hija tendría Síndrome de Down.
Jennifer White confesó a Rinaldi que temía que su esposo “se fuera, que se escapara”.
“Lo peor es que sabía que él probablemente querría que la aborte, porque sabía que sus convicciones no eran tan fuertes como las mías”, recordó.
En efecto, Heath White intentó denodadamente convencer a su esposa para abortar a su bebé, por temor a “lo que la gente pensaría de mí”.
Jennifer White recordó que durante el embarazo, su esposo, a quien confiesa amar “más que a la vida”, no era grosero o desagradable sino que “estaba ausente. Él simplemente no estaba ahí emocionalmente, en lo absoluto”.
“Tuve que pensar ‘¿Y si lo hago? ¿Qué pasa si la aborto, si me deshago de ella? Y recuerdo una pequeña voz en mi cabeza diciendo ‘No hay manera, no sucederá. Imposible’. Me refiero a que pensé en eso quizás por una hora. Él lo hizo durante meses”.
White sintió que le daban “un bebé roto” y se preguntaba una y otra vez “¿por qué yo?”.
En una carta que Heath White escribe a su hija Paisley, y que actúa como hilo conductor del reportaje, le confiesa que “antes de que tú nacieras sólo me preocupaba de cómo tu discapacidad se reflejaba en mí. Ahora no hay mejor espejo en el mundo. Tú eres mi luz en la oscuridad, y es un privilegio ser tu papá. Te ama siempre, papi”.
La carta, que Heath White comenzó a escribir cuando Paisley tenía 18 meses, es “solamente mi forma de repetir. Las posibilidades apuntan a que ella nunca hubiera sabido la forma en la que me sentí antes de que ella naciera. Ese hubiera sido mi secreto sucio que guardaría para siempre. Pero no quería que sea un secreto, quería que ella sepa que lo es todo para mí”.
Heath recordó que cuando Paisley nació, en marzo de 2007, su madre le dijo que su pequeña se veía como si no tuviera Síndrome de Down. Él, incómodo, dijo “ella está mintiendo. Puedes definitivamente ver que ella tiene Síndrome de Down”.
Su esposa recordó en el reportaje, entre sollozos y con la voz entrecortada, que sintió como si “hubiera perdido un bebé, a pesar de que tenía una sentada justo frente a mí”.
“Creo que fue después de que comencé a alimentarla que dije ‘ella está bien, es perfecta, vamos a estar bien”.
Para Heath, sin embargo, aceptar a su hija le tomó muchos meses. Sin embargo, llegó el día, un “momento crucial”, en que mientras jugaba con Paisley y le hacía cosquillas, ella se reía y lo empujaba.
“En ese momento me di cuenta de que ella era como cualquier otra niña, ella es mi niña”.
Desde entonces, Heath White sintió la necesidad de mostrarle al mundo a su hija, por lo que decidió correr en maratones una vez más, luego dejarlo por varios meses, pero esta vez llevando delante a Paisley, en su coche.
Heath dijo que quería que “todo el mundo viera que estaba orgulloso de ella”.
“Nadie sabía cómo me sentía antes de que ella naciera, y si puedo evitar que una familia, una persona viva con la culpa de casi cometer el error que yo casi cometí, va a valer el dolor que Paisley sentirá más adelante en su vida cuando sepa cómo me sentí”.
Heath reveló que su temor es que “un día, alguien la llame ‘retrasada’, que alguien use esa palabra en su presencia, o se burle de ella porque es diferente, y tener que explicarle sobre la sociedad, y tener que construirle un respaldo de autoestima para que sepa cuánto la amo”.
“Todo lo que he hecho, todo lo que he tratado de lograr, nunca iba a ser perfecto. Pero mi amor por Paisley es perfecto. Siempre voy a estar ahí para asegurarme de que ella llegue a la meta”, aseguró.
Vean el informe de este testimonio en ESPN
Esta última frase es la que es la verdad que vibra en el interior de todo varón que ejerce la paternidad: "“Todo lo que he hecho, todo lo que he tratado de lograr, nunca iba a ser perfecto. Pero mi amor por Paisley es perfecto. Siempre voy a estar ahí para asegurarme de que ella llegue a la meta”. La paternidad desde el diseño de Dios es que tanto el varón-papá- como la mujer-mamá- sean llevados por el amor que son esencialmente a inspirar a sus hijos, a tal punto que un día puedan escucharlos decir "Gracias papi, gracias mami…llegué a la meta, ¡Lo logré!". Preciosa historia, gracias por compartirla.