«Mi Pueblo fue destruido porque le faltó concocimiento»
Y el dicho popular nos enseña que «no hay peor tonto que el que no quiere aprender«.
Año tras año la cristiandad celebra la Navidad y aun los no cristianos. El mundo entero festeja el 25 de diciembre «algo», especialmente los comerciantes si han logrado buenas ventas.
Las familias, crean o no en el Mesías, se reúnen en una cena a la cual es ofensivo faltar. (La ofensa es grave y suele acarrear celos y contiendas serias entre las distintas ramas sanguíneas).
¿Qués es Navidad?, es la pregunta. Y una respuesta vulgar e infantil sacia la curiosidad del necio: «el cumpleaños de Jesús«.
Entonces nos cuestionamos ¿qué papel cumple Papá Noel, Santa Claus, San Nicolás o como quieran llamarlo?
Pues, muy sencillo: es el patrocinador de toda esta farsa. Creo que es necesario aclarar que no fue una invención de Coca Cola; no sólo oficio de agente publicitario y de difusión de una campaña iniciada miles de años atrás en Babel. La historia lo registra como Tamuz, Shemot, Moloc, Odín.
Pero, ¿qué puede tener de peligroso este simpático gordito barbudo? ¿ Acaso no trabaja todo el año con sus sumisos y abnegados duendes para complacer a los pequeños «a cambio de nada»?
El necio es peor que el ciego porque pudiendo ver, escoge no hacerlo. La humanidad se ha dejado engañar, ha otorgado licencia para ser embaucada. Ha preferido alegrarse y divertirse con las farsas aparentemente inocentes, en vez de gozarse con la verdad.
Desde Edén a la actualidad ha aceptado el paradigma de que lo prohibido es mejor que lo lícito y lo deprabado más gracioso que lo honesto. Por lo tanto, «inventar» un personaje bonachón, panzón, que con gran elocuencia simplemente ríe Jo Jo, es más sano que fortalecer la relación de padres e hijos dando reconocimiento al verdadero canal de bendición.
Papá Noel es el mismo espíritu perverso que por los siglos ha perseguido a la Simiente de la Mujer, sólo ha cambiado de atuendo y estrategia; sigue seduciendo a los padres para que le entreguen a sus hijos.Es más emocionante esperar con ansiedad el regalo de Santa que irse a la cama con la paz de saber que hay un Padre que vela día y noche por su bienestar. Implantar y cuidar el desarrollo de la semilla del consumismo es, para muchos, un negocio, mientras que para todos es un magnicidio.
Si gestamos hijos deseosos de varatijas, cosecharemos una generación de pragmáticos materialistas incapaces de discernir, porque el discernimiento es una capacidad del espíritu humano y el consumista es un esclavo de sus deseos sensuales.
¡Ah!…y «¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS! ¡JO JO JO!»
M.A. Laura Arco
Después de estas excelentes líneas los invito a ver este interesante video: