Por P.A. David Nesher
“Y Yitro, sacerdote de Madián y suegro de Moisés, oyó todo lo que Dios había hecho por Moisés y por su pueblo Israel, al que sacó de Egipto.”
(Shemot/Éxod 18:1)
Como estudiantes del Yugo de Yeshúa los primero que debemos preguntarnos es: ¿quién es Yitro? ¿Y por qué que su nombre tiene el mérito de encabezar una parasha de la Torah?
Estos cuestionamientos son necesarios ya que no estamos hablando de cualquier parashá (sección) de la Torah, sino que estamos enfocándonos en la parashá con mayor energía divina, ya que nos relata la revelación de la mente del Eterno, en el monte Sinaí. Entonces, siendo esta Parasháh el objetivo de la salida de Egipto, y el centro de las leyes de Vida de la humanidad, ¿porque está titulada con el nombre de un sacerdote pagano y no con el nombre de uno de nuestros patriarcas o con el nombre de Moshe Rabenu? Entendamos que Yitro era sumo sacerdote de Madián, que como todos los otros países bajo el dominio de Egipto, eran idolatras y especialistas en magia. Siendo así, volvamos a preguntar: ¿por qué Yitro gana el mérito de tener una parasha con su nombre?
Para comprender la razón de estos planteos, aceptemos que esta es la parasha más importante de la Torah, pues es la primera y única vez que Yahvéh se reveló al mundo entero. El mismo nombre que tiene esta porción (Yitro) nos lo revela. Es que Yitro escrito a la inversa se lee Yoter que quiere decir “más”. Con esto la misma Torah nos llama la atención a que es la más importante.
La Torah no nos deja ninguna duda de que Yitro es el suegro de Moshé porque solamente en el capítulo 18 aparece 12 veces la frase “Yitro, suegro de Moisés”. Lo que los Sabios hacen ante esto es ir a la guematria de las palabras “suegro de Moshé” que se dice en hebreo “Jaten Moshé”, lo cual nos da el valor numérico: 803. Entiendo que esta guematría por sí misma no nos dice nada, pero si la reducimos tenemos que 803 nos da 11 y si reducimos el número 11, obtenemos el valor 2 que es la guematría de la letra Bet, código hebreo que representa al nombre Elohim. Este es el primer indicio.
Luego, los Sabios van a la guematria de Yitro, el cual nos da 616, el mismo valor numérico de «Ha Torah» (La Torah).
Además, notamos que esta es la parasha número 17 en el orde de estudio de la Torah. El número 17 es la guematria de la palabra hebrea “Tov” que quiere decir “bueno”. Esto es muy importante tenerlo en cuenta ya que nos indica que esta porción está en relación directa con el potencial creador que vimos en el Bereshit desde el primer día de la Creación, cuando Elohim vio que su Creación y dijo que era buena (Tov). Es por eso que el estudio de la porción Yitró transforma nuestra vida, pues tiene el poder de reestructurar todos los patrones de nacimientos, es decir todo el potencial mesiánico con el que venimos a reparar y a cambiar el mundo desde nosotros mismos, siempre y cuando nos sujetemos al propósito eterno de Elohim.
Con todo lo visto hasta ahora, espero que cada uno de ustedes pueda darse cuenta de que la parashá Yitró no se trata simplemente de un personaje histórico, sino que esconde los códigos de Sabiduría divina que traen mensajes para la elevación de conciencia de los hijos de Israel.
Entonces preguntémonos: ¿Qué nos dice todo esto?
Una de las lecturas es que en el estudio de la Torah, desde el Génesis hasta la última porción de Devarim (Deuteronomio) está la Presencia divina. El pergamino o Jumash (los 5 libros; en griego: Pentateuco) de la Torah son solo la materialización de esta sabiduría. Entonces el efecto que nos hace extraer la Sabiduría de los secretos del Cielo directamente de su fuente original, la Torah, es muy diferente al efecto que nos hace asistir a un curso bíblico, o asistir a un sermón religioso foráneo a la Instrucción divina. Esto se debe a que en el estudio personal y diario de la Torah viene la esencia de Yud Hei Vav y Hei y todo el poder está en las letras hebreas que la componen. Y esto es Emet, es decir, esto es la Verdad.
Por eso, no es casualidad que la última palabra de la Torah es Israel, que es el objetivo final en la consciencia que el Eterno quiere desarrollar en los seres humanos redimidos en Su Pesaj; es un estado superior que nos acerca a la unificación. Solamente aplicar la enseñanza que cada semana recibimos, fuera del dogmatismo, unifica los cuatro mundos en la percepción de cada uno de nosotros. Esta es una de las razones por la cual la parashá en donde se relata la entrega de la Torah le fue dada el nombre de Yitró, un sacerdote pagano, idolatra, hechicero y consejero del Faraón. Lo que nos está diciendo aquí la Torah, es que oculto bajo el nombre de Yitro, está el poder de conexión con el enigma del Monte Sinaí, que permitió a la humanidad la apertura de un canal de conexión entre el alma humana y el Eterno.
En segundo lugar, leemos que con esto Moshé nos está diciendo que estos códigos no son exclusivos para y por una raza, son para el uso de la raza humana en general y de todas las naciones.
Entonces, discernimos que la parasháh Yitro pretende dejarnos un poderoso mensaje. Es que sin Yitró y sus consejos, la Torah hubiese sido revelada de cualquier manera, pero su contenido hubiese quedado encerrado para los hebreos. La presencia e intervención de Yitro en el ritmo de vida del pueblo de Israel a través de sus consejos a Moshé de delegación de autoridad, s la causa que que los “Aseret HaDibrot” [“Diez Enunciados” o “Diez Palabras” (en griego “Decálogo”), mal llamadas “Los Diez Mandamientos”] sean de contenido universal. En otras palabras este nombre Yitro le dio una apertura a la entrega de la Torá que se extiende más allá de los hijos de israel(Bnei israel).
Es que para Yah los justos son personas que viven la Torah en lo interno, en sus convicciones, porque Su Instrucción (Torah) no tiene que ver con una religión, ni con una etnia en particular, sino con un sistema universal. Por eso esta parasha, en donde se revela la Torah, se llama Yitro, pues nos dice el midrash que Yitro era uno de los hechiceros que asesoraban al faraón, un hombre lleno de sabiduría, un hombre lleno de espiritualidad impura, que estaba al servicio de la inclinación al mal creyendo sinceramente que en verdad estaba de lado de los dioses verdaderos, que eran los dioses paganos de Egipto conocidos hasta ese momento. Sin embargo, ante la revelación de Yahvéh, Yitro queda impresionado. Por su nivel intelectual tiene una humilde apertur al cambio y entiende inmediatamente que detrás de las acciones de Moshé hay una presencia Divina Superior, desconocida hasta ese entonces.
Yitró es el sacerdote que actúa por convicción, pero al darse cuenta que sus convicciones son erróneas, tiene la suficiente sencillez y humildad para cambiar. Es entonces cuando se opera una transformación en él que lo lleva a la conversión (teshuváh). La conversión que se operó en Yitro fue la decisión de abandonar su capacidad de manipular a los otros a través de rituales mágicos, de abandonar viejas estructuras, para conocer y ser fiel al Dios único y verdadero, revelado a Avraham, Itsjak y Yaakvo. A ese Dios que está por encima de las otra criaturas celestes. El Dios que nuestro Maestro Yeshúa reveló que está buscando adoradores en Espíritu y en Verdad que lo adoren (c.f. Juan 4: 24)