P.A. David Nesher
«Vayomer Elohim yehi-or vayehi-or«.
«Y dijo Elohim: Hágase la Luz y fue la Luz«
(Bereshit 1:2)
Desperté con la Luz aconteciendo en mi interior. Sus ideas fluían empujándome a escribir. Decidí que cada una de ellas, como chispas de esa Luz Infinita se convirtieran en las líneas de esta bitácora.
Quiero hoy compartirles evidencias. Testimonios de distintos documentos que son Fuentes de Información de mucha credibilidad dentro de los Círculos de Estudios de la Torah. Ellas prevalecieron en el tiempo en forma de papiros o rollos de cuero que un día, de manera «accidental», permitió que fueran encontrados en el Mar Muerto y que nos dan luces históricas sobre la vida de nuestros antepasados en la zona de Oriente Medio. Las Fuentes testimoniales a tener en cuenta en este espacio de reflexión son:
- El Talmud
- Filón de Alejandría
- Flavio Josefo
- El Targum
- Aristóbulo
- Sabiduría
- Rollos de Enoch
- La Septuaginta (Versión de los Setenta)
- Efraim
Hoy, seguramente al igual que yo, ustedes han despertado prestando mucha atención en esto: El Eterno dijo en el yom rishon )primer día): «…¡hágase la luz!…» En base a esta declaración, alguien me preguntó ayer: ¿cómo es posible que la luz que conocemos como la luz que genera nuestro astro mayor el sol o la que se reflecta mediante la Luna, no sea la misma luz? ¿Acaso es que existe la oscura posibilidad de que haya sido otra clase de LUZ?
Recordemos bien que el Sol, la Luna y las estrellas, «fueron creados» (en realidad fueron percibidos y discernidos desde el planeta, como fuentes de luz) solo en el Día Cuarto –yom revi’l. Entonces ¿Cómo desenredamos esta madeja de hilos lumínicos celestiales?
Por siglos, Israel, el Pueblo de Yahvéh, supo los que los sacerdotes y los distintos escritores antiguos de sabiduría yahvista han dicho: la Luz del Primer Día fue una luz especial que Dios permitió para restaurar con visión el mundo que Él ya había creado con perfección en todos los detalles, y que había sido llevado al caos por el primer movimiento de rebelión cósmica.
Veamos qué dice el 4º Libro de Ezra (Esdras):
«Entonces Tú ordenaste que un rayo de Luz brotara desde tus tesoros para que tus trabajos pudieran entonces reaparecer».
(Esdras 6:40)
Así, pues, de acuerdo a estas líneas del sacerdote re-constructor, fue una luz como ninguna otra que iluminaba toda la creación de una sola vez.
Qué nos dice Aristóbulo de Paneas, un sabio y escritor judío que vivió en Egipto hacia el siglo II antes de la Era Común:
«…el primer dia en el cual la luz nació por la cual todas las cosas pueden ser vistas juntas».
-Aristóbulo, Fragmento 3 (citado en Eusebio Preparatio Evangeliza 13.12.9)
El más más renombrado escritor judío de la antigüedad, Josefo, nos manifiesta:
«Dios ordenó que debía haber la luz y cuando esto vino, El consideró todo asunto».
Josefo, «Antigüedades Judías» 1:27
Uno de los más famosos Libros de Qumram, mencionado en la carta de Judas, el Libro de Enoch también nos cuenta sobre el particular:
(Después de convocar la luz, Dios dice:) «Y Yo estaba en medio de la luz. Y la luz fuera de la luz es llevada asi. Y la gran era vino y fue revelada toda la creación la cual Yo habia pensado crear. Y Yo vi que esto fue bueno”.
– Enoch (I) 25:3
Otra cita más referente al Targum (traducción al arameo de los Libros del Antiguo Pacto) expresa:
«Dios dijo: Hagase la luz para iluminar el mundo, y de una vez fue la luz.”.
-Targum Pseudo Jonathan Génesis 1:3
Uno de los más grandes sabios judío, Rabbi Eliecer dijo:
«Con la luz que Dios creó en el primer día uno podía ver desde una punta del mundo hasta la otra punta».
Una posibilidad que nos sugiere el estudioso de la Torah, James Kugel, es que la luz que vino más tarde a los cuerpos celestiales (sol, luna, estrellas), fueron creados o concebidos en el primer día, y aun así, los cuerpos celestiales no fueron percibidos desde la superficie terrestre sino hasta el Día cuarto.
Otro famoso Rollo de Qumram, llamado El Libro de los Jubileos nos presenta la siguiente opinión:
«Y El creó el abismo y las tinieblas -tarde y noche-, y la luz -amanecer y luz del día-, lo cual El preparó en el conocimiento de su corazón”.
Jubileos 2:2
Efraim, uno de los más prolíficos autores comentaristas de Torah, de comienzos del siglo cuarto, nacido en Siria, nos dice sobre el particular:
«Ha sido dicho que desde esta luz primaria, ahora difusa y del fuego, -los cuales fueron creados en el primer día- el sol fue ideado, el cual fue hecho en el firmamento y así como la luna y las estrellas, ha sido dicho que fueron hechos desde la misma primera luz».
-Efraim, comentario sobre Génesis 9:2
Filón de Alejandría, otro de los filósofos y grandes autores judíos de la antigüedad nos relata de una manera más poética su punto de vista:
«Ahora la luz invisible, perceptible solo por la mente, fue creada como a imagen de la Palabra de Dios (Logos) quien hizo toda la creación conocida. Fue una luz más grande que las estrellas, la fuente de la luz de las estrellas que se puede ver.».
– Filón Sobre la Creación 31 (también 55)
Considerando todos estos aspectos de las interpretaciones antiguas, estaremos concluyendo que de la misma manera que la Luz fue manifestada al principio, en el primer día, como movimiento divino de restauración, asimismo la Torah, haya sido manifestada en ese mismo día. Por ello, David HaMelej -El Rey-, comprendiendo esta verdad, nos canta en una de sus más conocidas melodías:
» Lámpara (Luz) es a mis pies tu palabra y Lumbrera (Luz) a mi camino.»
(Salmo 119:115)
Y no podríamos dejar pasar por el alto el concepto del Mesías que acontece en nuestra mente a la luz de lo creado en este primer día. Entendemos que el Espíritu de Dios que se movía sobre las aguas (v.2) vino con los siglos a manifestarse como el «Espíritu del Mesías«. De este modo Yeshúa, aconteciendo en la revelación como el primogénito de toda la creación, se manifestará con su mensaje de ser Él mismo el reflejo de la Torah, por lo que se proclama a sí mismo como «La Luz del Mundo» (Juan 8:12).
El apóstol Juan, tomó un antiguo himno que las primeras comunidades entonaban en su liturgia profética y lo colocó como la Introducción (capítulo 1) de su evangelio. En dicho capítulo, Juan escribió respecto del Mesías Yeshúa, lo siguiente:
«En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella«
(Juan 1:1-5)
En este pasaje Juan identifica claramente a Yeshúa como un ser que existió mucho antes de su concepción en la Tierra, y lo presenta como la Luz espiritual de la humanidad de la quién todo lo creado procede.
Será importante destacar que la palabra «Luz» en estos pasajes, del griego antiguophos, significa literalmente «resplandor original«, “luz originadora” o incluso «iluminación spiritual» en ciertos casos. Se deriva de la raíz pha, que significa «hacer manifiesto«. Juan dijo que cuando esta Luz brilló contra la oscuridad, o tinieblas [la ignorancia y el desvarío del sistema de cosas del dragón (Romanos 1:20-22)], las tinieblas no pudieron prevalecer contra ella.
Como vemos, esta Luz es muy poderosa. Ella no fue creada el Primer Día. Ella fue la creadora desde el primer instante creativo de todo lo que desde ella vino a existencia. Esta Luz, en el Primer Día, vino a acontecer como diseñadora de todo lo creado para iniciar así la Historia de la Salvación que en verdad es la verdadera historia de la humanidad.
Por todo esto, necesito llevarlos a un cuestionamiento que anhelo que cada uno pueda respondérselo así mismo:
¿De qué forma iluminas la vida de tu entorno y despejas así las tinieblas con la Luz del Mesías (Cristo) y el conocimiento de los caminos del Eterno revelados en Su Instrucción (Torah)?
Con amistad y servicio David Nesher (P.A.)