En Perú, una desquiciada de 31 años preparó yogur mezclado con racumín, les dio a beber a las pequeñas, tomó un cuchillo de cocina y cuando veía agonizar a sus nenas les cortó el cuello hasta causarles la muerte. A una de las víctimas le abrió el estómago para sacarle un órgano.
“Mátame, porque acabo de matar a mis hijas”. Con estas palabras Tania Aquino Chilón (31) le confesó a su amiga que dio muerte a sus hijas, de 7 y 4 años, de la manera más despiadada. Las niñas fueron envenenadas, degolladas y a una de ellas le abrió el estómago, supuestamente, para sacarle un órgano.
La filicida tenía en el cuello un cable, por lo que presumen quiso suicidarse. “Mis hijas no merecen encontrarse con gente mala como su padre”, dijo.
Para cometer el macabro doble crimen la mujer acudió a la casa de su amiga Elena Oruna Bringas, a quien le pidió refugio. Así, se instaló junto a Keila (7) y Tamara (4) en la cocina del inmueble del jirón Huánuco 160, en el barrio de San Pedro, en la localidad peruana de Cajamarca.
Durante la madrugada del jueves, la madre preparó yogurt mezclado con racumín y sin dudar les dio a beber a las pequeñas. Enseguida, Tania cogió un cuchillo de cocina y cuando veía agonizar a sus hijas las degolló hasta causarles la muerte.
Luego se ensañó con Keila y con el mismo cuchillo le abrió el estómago, según la policía, para sustraerle un órgano, tal vez el corazón o el hígado. La niña tenía las visceras expuestas.
Las hermanitas estaban abrazadas como refugiándose una a la otra sobre un colchón.
“¿Por qué te has vengado con mis hijas?”, le gritó Manuel Delgado Arévalo (38), quien llegó a la escena del crimen y protagonizó dramáticas escenas de dolor.
La filicida con suma frialdad le respondió: “Tú tienes la culpa por tus maltratos”. Se supo que los esposos tenían discusiones y ella lo acusó de llamarla “loca”, de vender sus terrenos en Bambamarca y de buscar sólo sexo en ella.
“Mátame, porque acabo de matar a mis hijas”. Con estas palabras Tania Aquino Chilón (31) le confesó a su amiga que dio muerte a sus hijas, de 7 y 4 años, de la manera más despiadada. Las niñas fueron envenenadas, degolladas y a una de ellas le abrió el estómago, supuestamente, para sacarle un órgano.
La filicida tenía en el cuello un cable, por lo que presumen quiso suicidarse. “Mis hijas no merecen encontrarse con gente mala como su padre”, dijo.
Para cometer el macabro doble crimen la mujer acudió a la casa de su amiga Elena Oruna Bringas, a quien le pidió refugio. Así, se instaló junto a Keila (7) y Tamara (4) en la cocina del inmueble del jirón Huánuco 160, en el barrio de San Pedro, en la localidad peruana de Cajamarca.
Durante la madrugada del jueves, la madre preparó yogurt mezclado con racumín y sin dudar les dio a beber a las pequeñas. Enseguida, Tania cogió un cuchillo de cocina y cuando veía agonizar a sus hijas las degolló hasta causarles la muerte.
Luego se ensañó con Keila y con el mismo cuchillo le abrió el estómago, según la policía, para sustraerle un órgano, tal vez el corazón o el hígado. La niña tenía las visceras expuestas.
Las hermanitas estaban abrazadas como refugiándose una a la otra sobre un colchón.
“¿Por qué te has vengado con mis hijas?”, le gritó Manuel Delgado Arévalo (38), quien llegó a la escena del crimen y protagonizó dramáticas escenas de dolor.
La filicida con suma frialdad le respondió: “Tú tienes la culpa por tus maltratos”. Se supo que los esposos tenían discusiones y ella lo acusó de llamarla “loca”, de vender sus terrenos en Bambamarca y de buscar sólo sexo en ella.