La amenaza a la libertad religiosa en Estados Unidos no es una broma, ni, cuando se afirma eso, se está exagerando. No se trata ya de que Obama esté llevando a cabo una política de apoyo económico a prácticas que católicos -y no sólo católicos- consideran criminales, como es el aborto.
Se vive una situación muy tensa en Estados Unidos a partir de unas declaraciones del Presidente Obama. El Gobierno obligará a las instituciones religiosas la cobertura de anticonceptivos, fármacos abortivos y esterilizaciones para sus trabajadores y/o miembros
La administración Obama anunció la semana pasada que desde agosto de este año, en los Estados Unidos, todos los seguros médicos para los trabajadores de una institución religiosa o empresa deberán incluir de manera obligatoria la cobertura de anticonceptivos, de esterilizaciones y fármacos abortivos como la píldora post-coital.
Es que ahora quiere obligar a que esas prácticas sean subvencionadas desde las propias instituciones religiosas. Y ahí es donde se entra de lleno en el ataque a la libertad religiosa.
Obama ha irritado a los obispos de EE UU. La última normativa decretada por el gobierno de Estados Unidos que exige a los hospitales, centros caritativos y colegios católicos que incluyan en sus seguros médicos todo tipo de métodos anticonceptivos, incluyendo los abortivos y la esterilización, ha llevado a la importante comunidad católica a poner el grito en el cielo.
La Iglesia católica en Estados Unidos tiene miles de instituciones sociales, como colegios -casi cada parroquia tiene uno-, hospitales, asilos, comedores sociales, centros de atención a drogodependientes o a emigrantes, etc. Como obliga la ley, los empleados de estos centros tienen un seguro médico para sus trabajadores. Sin embargo, ese seguro no incluye el acceso a determinadas prestaciones que van en contra de la moral católica. Por ejemplo, si uno de esos empleados quiere abortar, el seguro que le ofrece la Iglesia no le paga el aborto, se lo tendrá que pagar él por su cuenta. O si quiere utilizar anticonceptivos, los había pagado de su bolsillo en la farmacia.
Pues bien, ahora Obama quiere que en esos seguros se incluyan cosas que van abiertamente contra la moral de la religión católica. Deberán ofrecer anticonceptivos y también píldoras abortivas. De esta manera, la Iglesia se hará cómplice de hechos que considera gravísimos, hasta el punto de que excomulga al que los comete, como es el caso del aborto.
Los obispos norteamericanos con el cardenal Dolan a su cabeza están dispuestos a oponerse hasta el final. Va a ser una guerra dura.
El obispo de Pittsburgh, Pensilvania, David Zubik, ha expresado su hartazgo ante lo que califica la mayor «intrusión gubernamental en la libertad, no sólo religiosa» de la historia. El Prelado asegura en la misiva que la obligación de incluir la anticoncepción en los planes de seguro en Estados Unidos es como «una bofetada en la cara» que dice «¡váyanse al diablo!» a los católicos y a la libertad religiosa.
El pasado 20 de enero el presidente Barack Obama aprobó la normativa que fuerza a los seguros de los empleados incluir la subvención de anticonceptivos y fármacos abortivos a partir de agosto de 2013. «Este es el ataque del gobierno, por decreto, contra los derechos de todos: no solo de los católicos, no solo a la gente de todas las religiones«, señala Zubik en la edición del 27 de enero del Pittsburgh Catholic.
Esta orden le dice a los católicos «no solo que violen sus creencias, sino que paguen directamente por esa violación» así como que «subsidien la imposición de una cultura anticonceptiva y de aborto para toda persona en Estados Unidos», denuncia el obispo de Pittsburgh.
Por último, el Prelado instó a los católicos de Estados Unidos a escribirle al Presidente Obama, a la secretaria del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE UU, Kathleen Sebelius, y a los senadores en el Congreso, para que tengan «noticias nuestras y escucharnos YA».
Vean en este enlace La Carta Completa del Obispo Zubik
Exenciones
El obispo explica asimismo que en la normativa se incluyó una supuesta “exención por motivos religiosos” pero “se formuló de manera tan restrictiva que, como señalaban sus detractores, ni siquiera Jesucristo y sus Apóstoles podrían beneficiarse de la exención”.
Efectivamente, la exención sólo podría producirse si las instituciones católicas tienen únicamente a católicos como empleados; si el propósito principal de la institución o el servicio prestado sea la instrucción directa en la fe católica y, por último, si las únicas personas atendidas por la institución son aquellas que comparten los principios religiosos católicos. Sin embargo, el obispo ve imposible esto puesto que las instituciones benéficas de la Iglesia no hacen discriminación según la fe de cada persona.
Esta normativa le dice a los cristianos “no solo que violen sus creencias, sino que paguen directamente por esa violación” así como que “subsidien la imposición de una cultura anticonceptiva y de aborto para toda persona en Estados Unidos”.
El obispo Zubik recuerda que “Hemos construido centros de salud que son reconocidos en todo el mundo por su cuidado compasivo para todos, independientemente de su credo, sus circunstancias económicas y, sin duda, su género”.
Sin embargo la respuesta de la administración Obama ante esta actividad benéfica ha sido, a su juicio, ésta: “al cuerno con vosotros, fieles de los Estados Unidos”. “Al cuerno con vuestras creencias religiosas, al cuerno con vuestra libertad religiosa, al cuerno con vuestra libertad de conciencia”.
“Esta orden pueden cambiarse con presión en el Congreso. La única forma en la que la acción se dará es si tú y yo nos decidimos a hacerlo”, señala el obispo.
Por otro lado la organización Catholic Advocate (CA) ha lanzado una campaña nacional en Estados Unidos para proporcionar recursos que permitan a los católicos rechazar la decisión de la administración Obama de obligar a los empleadores a pagar seguros de salud con cobertura de anticonceptivos, esterilización y fármacos abortivos.
El presidente de la institución con sede en Washington D.C., Matt Smith, señaló al respecto que “una de las opciones para responder a este ataque contra la gente de fe es contactar directamente a nuestros representantes en el congreso para hacerles saber de nuestra decepción por esta decisión”. “Nuestra meta es tener al menos 100 mil fieles que participen cada mes hasta que la ley entre en vigor”, explicó.
El día del anuncio del Departamento de salud y Servicios Humanos, liderado por Kathleen Sebelius, el Arzobispo de Nueva York y Presidente de la Conferencia Cristiana de Estados Unidos, Mons. Timothy Dolan, alentó a los laicos a reaccionar ante la decisión de la administración Obama.
“Hagamos saber a nuestros líderes elegidos que deseamos que la libertad religiosa y los derechos de conciencia sean restaurados y que desean que el mandato anticonceptivo de la administración sea rescindido”, dijo el Prelado.
“Hay decenas de miles de iglesias en Estados Unidos. Si los fieles llegan a enviar 115 cartas por iglesias a sus representantes y a cada senador, el Capitolio recibiría más de 6 millones de misivas sobre este asunto. Enviaríamos así un poderoso mensaje que no podría ser ignorado”, dijo Smith.
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