No les creas.
Es mentira que nadie puede saber realmente quién es y cuál es su misión en el mundo.
No les creas.
Porque ellos prefieren vivir su vida sirviendo a sus deseos personales y sin dedicar un minuto de su tiempo para investigar acerca de su esencia.
No les creas.
Porque sí encuentran tiempo para el gimnasio y no para una clase de Sabiduría.
No les creas.
Son los mismos que ven al mundo como una maquinaria funcional, productiva, y superficial.
No les creas.
Son los mismos que viven hace años, en pareja, con hombres y mujeres que ya no quieren.
No les creas.
Porque son los mismos que no distinguen entre París y Jerusalem, ni entre Dostoievsky y Jeremías.
No les creas.
Son los mismos que dicen «Dios» y no lo toman en cuenta en absoluto.
No les creas.
Son los hombres tristes que con una sonrisa dibujada, y la mirada detenida en una pantalla de teléfono móvil, habitan nuestras ciudades y nuestros barrios.
No les creas.
Porque en el momento final, harán todo por salvarse ellos, ellos y ellos.
Autor: desconocido