Por P.A. David Nesher
“Bendito eres Tu Yahwéh nuestro Dios, Rey del Universo, quien nos santificaste con Tus mandamientos y nos has concedido encender las luces del Shabat para anunciar que Yeshúa es la Luz del Mundo y que pronto volverá para juzgarlo en esa Luz y al fin no habrá más noche ni tinieblas.
¡Shabat Shalom!”
Estas son las palabras que vibran entre los labios de la mujeres que en el Monte Santo de Dios, cada atardecer del sexto día, cuando realizan la kabalá Shabat (recepción del Sábado). Esta es la oración modelo que repiten en el crepúsculo del sexto día al encender las velas del Shabbat.
Después de hacerla, encenderán las velas realizando con las manos el movimiento circular litúrgico correspondiente. Llevarán sus manos a la altura de sus ojos (evitar tapárselos) y con ellos bien abiertos elevarán acción de gracias por todo lo que el Espíritu Santo les recuerde respecto a lo vivido en la semana que se va, y alabarán por todos y cada uno de los cumplimientos que se aproximan con la semana que se iniciará al terminar Shabbat.
El tercer paso será pedir por todos y cada uno de lo integrantes de la casa (con nombre) a fin de que los ángeles de justicia se alisten delante de Yahvéh para iniciar su actividad de servicio a Sus herederos (Hebreos 1:14).
Con este acto profético, cada mujer toma el privilegio que el Eterno le da para traer lo justo al mundo a través de la Luz Infinita (Or EinSof). Una mujer me preguntó: ¿Cómo pueden esas dos pequeñas y titilantes velas en mi mesa, iluminar al gran y oscuro mundo? Entonces, le hice ver el significado simbólico de estas dos luminarias domésticas. Las velas nos escoltan hacia el sagrado día de Shabat. De esta forma, esas dos pequeñas luces de vela nos dirigen a una luz muchísimo más grande, la luz del Shabat.
Shabat es un lapso pleno de la energía mesiánica que rompe la oscuridad, no es solamente un día en el cual paramos de trabajar. Shabat es el Día de la Luz, el día en que vemos claramente nuestro propósito en este mundo. Shabat es el día en el cual vemos que tenemos un alma que contiene un gran destino espiritual. Shabat es el alma de la semana, y sin Shabat, el mundo es un cuerpo sin alma. Cuando las mujeres encienden las velas, le dan la bienvenida a esa luz adicional para que, desde su casa, transforme al mundo.
La hora de encendido varía, dependiendo de la época del año y de la ciudad, pero debe ser siempre antes de la puesta de sol. Siempre aconsejo que simplemente se revise en algún diario local la hora de puesta del sol y se le reste 18 minutos. Esa es la hora de encendido.
Es un momento para hablar con el Eterno. Así que, es el momento profético especial para que cada mujer exprese cualquier cosa que desees, y pide por todo lo que quieras. Él quiere escuchar tus rezos.
Shabat es nuestra meta, nuestro destino. En Shabat todas las dificultades de la semana que pasó se transforman en una nueva realidad. En Shabat todos los dolores se transforman en bellos y nuevos desafíos.
Espero que esta bitácora estimule a cada mujer que la lea a encender las velas con alegría, cuidadosamente y felices, hasta que el mundo esté completamente iluminado por las velas del Shabat que anuncian que Yeshúa volverá para juzgar al mundo desde esa Luz y así acabar con toda noche y tiniebla.
NOTA IMPORTANTE: ¡Por causa de los ángeles que se harán presentes, NO olviden cubrir sus cabezas con velo como señal de reconocer tener autoridad sobre Uds.! (1 Cor. 11:10) Así, en el caso de las casadas, están reconociendo así, delante de los ángeles, que su marido es la cabeza (aún si no es creyente). En el caso de las «viudas», muestran que se sujetan a la enseñanza de un varón cabeza de una congregación. Las solteras revelan espíritu de sujeción a un padre guardador de la Torah.
Mujer: si estás interesada en ver como se hace este rito cósmico y que produce a lo largo de los Cielos, te invito a ingresar en este LINK: