Por David Nesher
“No os hagáis abominables por causa de ningún animal que se arrastra; y no os contaminéis con ellos para que no seáis inmundos. “Porque yo soy el Señor vuestro Dios. Por tanto, consagraos y sed santos, porque yo soy santo. No os contaminéis, pues, con ningún animal que se arrastra sobre la tierra. “Porque yo soy el Señor, que os he hecho subir de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios; seréis, pues, santos porque yo soy santo.”
(Levítico 11: 43-45)
Repasemos lo que hemos visto en esta semana:
Después de ocho días desde la iniciación de los rituales para ungir a Aarón y sus hijos como sacerdotes, asumieron sus cargos. Toda la congregación estuvo frente al altar, mientras Aarón ofrecía sacrificios por sí mismo y por todo el Pueblo de Israel. Luego Aarón alzó sus manos hacia el pueblo y los bendijo. Posteriormente, Moshé y Aarón entraron al Mishkán y los restos de sacrificios que aún había, fueron consumidos por un fuego divino. Ante este hecho, el Pueblo se arrodilló, en actitud de adoración al Eterno.
Dos hijos de Aarón, Nadab y Aviú, tomaron inciensos nunca indicados por el Eterno para su uso, y los encendieron en el Santuario, presentando ante el Creador un fuego extraño. Fue entonces, que apareció un gran fuego que les produjo la muerte. Sus cuerpos fueron retirados por Mishael y Eltzafán, hijos de Uziel, tío de Aharón, y llevados fuera del campamento. Este hecho conmovió a Aarón, pero Moshé le explicó que los kohanim (sacerdotes) tenían la responsabilidad de salvaguardar el nivel de santidad que Yahvéh requirió. Aarón y sus dos hijos restantes, Eleazar e Itamar fueron instruidos por Moshé de no exteriorizar aflicción, siendo sumisos a la voluntad del Eterno.
El Todopoderoso le dijo a Aarón, que los kohanim no debían beber vino o licor antes de entrar al Tabernáculo, para cumplir con sus deberes en el Mishkán o al instruir al Pueblo.
Pues bien, hoy, nos toca considerar acerca de lo que el Eterno ordenó a Moshé y a Aarón para que instruyeran al Pueblo sobre su alimentación. Podían comer carne de animales, pero debían observar que no fueran impuros, no kasher o kosher. Kosher es una palabra que deriva del hebreo Kashrut que significa “puro”. Por lo tanto, si aplicamos la palabra kosher al ámbito de la comida y la alimentación nos referimos a alimentos puros o mejor dicho aptos en cuanto a seguridad alimentaria y calidad, para ser consumidos por los hijos de Israel, y así fortalecernos en su espiritualidad.
Desde esta definición, me veo obligado a decir que si bien kashrut nos aporta muchos beneficios relacionados con la salud, como algunos argumentan como prioridad en la exégesis de este pasaje, en realidad estos son «beneficios» y no «razones«. Sin embargo, el Eterno, al dar las leyes del kashrut, quiere que usemos nuestro intelecto y entendamos sus mandamientos primordialmente desde una sentido espiritual, para llevarlos a la praxis de la mejor manera que podamos. El kashrut debe ser visto como «nutrición espiritual«: de la misma forma que hay alimentos que son buenos para el cuerpo y alimentos que son dañinos, hay alimentos que nutren el alma hebrea y la refinan espiritualmente, y hay alimentos que afectan al alma redimida, intoxicándola con lo reptiliano.
En la cosmovisión divina de nuestro diseño original, nuestro cuerpo es visto como un instrumento de lo que el alma recepciona del espíritu. Según las Sagradas Escrituras nuestra alma desea hacer mitzvot, es decir cumplir con los mandamientos de la Instrucción (Torah) realizando las acciones correctas que la acerquen a la semejanza con Dios a través del Mesías (Romanos 7: 14-25). Para ayudar a nuestra alma, nuestro cuerpo debe participar también de esas acciones. Por ello, cuando comemos, el alimento deja de ser un elemento extraño y se asimila al organismo y también el componente espiritual (energía vital) de ese alimento es integrado al torrente de vida de la persona. Por lo tanto, nuestro cuerpo físico es modificado por lo que lo alimenta y el espíritu humano altera su condición con el mismo.
El kashrut es la dieta que el Eterno ofrece para desarrollar la espiritualidad de Su Pueblo. Este pasaje enseña que la comida no kosher bloquea el potencial espiritual del alma. En cambio, los animales kosher, propiamente matados y preparados, tienen más «chispas de santidad» que serán incorporados a nuestro ser.
Al leer este capítulo, notamos que solamente se puede ingerir carne de animales cuadrúpedos que tuvieran pezuñas partidas y rumiantes. Por lo tanto quedó prohibido comer carne de camellos, conejos, liebres y cerdos.
De los animales que viven en el agua, sólo aquellos que tienen aletas y escamas. Todos los demás quedaron prohibidos para consumir, como ser los moluscos.
De las aves, fueron prohibidas las de rapiña, como el águila, buitre, etc. También son impuros los insectos y otros seres que se arrastran, como ratón, comadreja, lagarto, caracol, reptiles, etc.
Al investigar las razones esenciales de estos preceptos, se nos devela que la pureza y la santidad son bases en la vida de los hebreos. Así se entiende que prioritariamente Yahvéh le dio a Israel las leyes dietéticas para hacerlos santos. La palabra santo no se refiere necesariamente a una calidad moral o ética. Significa ser apartado para el Señor. Los requisitos distintivos de las leyes dietéticas (kashrut) de la Torah lograban que los hebreos se obligaran a agruparse en comunidades de propósito celestial al tiempo que limitaban sus posibles interacciones con otras comunidades conectadas al sistema reptiliano. Es que el pueblo de Israel había sido llamado a ser una nación sacerdotal para el Eterno y por eso tenía la obligación de separarse de las cosas y los animales que producen impureza ritual, y que en las naciones cananeas era tan importante consumir para atraer el favor de sus dioses.
Hemos aprendido hasta ahora que los sacrificios son el pan del Eterno y él sólo podrá “comer” animales que son limpios. Por eso Él no permite que sus hijos que pueden vivir cerca de su morada, coman cosas que Él no puede recibir en sacrificio. Sus hijos tienen que imitar la conducta de su Padre (comparar con Deuteronomio 14:1-21).
Todo lo prescrito en la Instrucción (Torah) enseña que un hijo de Israel que come un animal impuro se vuelve ritualmente impuro, en hebreo tamé, (para un mejor entendimiento de esta idea divina los invito a leer el concepto de Perfeccionamiento), y si come animales abominables se vuelve también abominable para el Eterno, como está escrito en Levítico 11:43-44. De este modo, la revelación de la Torah implantó en la mente de los hebreos que la Presencia del Eterno en medio de ellos exige una dieta más estricta para que el tabernáculo no sea contaminado por ellos a la hora de entrar en él (7:21).
Con estas leyes de santificación ritual en la alimentación (kashrut), Yahvéh dejó bien claro que cada integrante de Israel se encuentra espiritualmente conectado con Él como Creador del mundo. Él es la fuente de la vida y dispuso que su pueblo se conecte con Él sacerdotalmente a través de un sistema que sea apropiado para la vida espiritual. Si bien todo lo que Yahvéh creó en su mundo tiene una finalidad en lo espiritual, hay niveles de acercamiento al Creador y hay niveles de vida espiritual. En este capítulo de Vayikrá queda revelado que el pueblo de Israel se eleva a través de los preceptos a un nivel de conexión con la fuente de la vida según las capacidades y potencialidades que son parte de su propia esencia. Yahvéh, enseña así a sus hijos que la pureza es el instrumento que nos ayuda a conectarnos con este mundo espiritual y la diferenciación entre este mundo espiritual y aquello que no es tal, es el marco que nos marcará el ritmo de nuestra elevación como personas cada vez más espirituales.
Junto con el motivo de elevación espiritual, que enmarca la personalidad de Israel bajo un prisma de pureza, cuyo instrumento comienza a partir de lo que se consume, se desprende un elemento adicional en las conductas alimenticias del pueblo. El «kasher» es sin lugar a dudas una señal de identidad nacional, de una manera tajante por medio de sus normas se marca una diferencia clara entre el mundo de los hijos de Sión y el mundo externo. A través de este sistema nutricional, El Eterno impide que tanto los hijos primogénitos como aquellos que no lo son se sienten juntos en banquetes asimilatorios, haciendo una especial remembranza del pasado en Egipto: «Porque Yo, El Eterno, que te he hecho subir de la tierra de Egipto para ser para ustedes Dios, por lo tanto serán santos… y deberán diferenciar entre lo puro y lo impuro…» (Vayikrá 11: 41-47). Es decir, debido a que Israel es santo, separado, se le ha entregado un sistema de alimentos que tiene como consecuencia además una identidad como nación una separación de elementos morales extraños a la esencia del pueblo de Israel.
Mediante el kashrut el Pueblo Escogido se mantendrá consciente en que tiene una misión, la llamada «letakén et haolam» (לתקן את העולם), es decir reparar el mundo por medio de los códigos creativos revelados en la Torah. Entonces, descubrimos que este pasaje nos ofrece una dieta especial que nos recuerda nuestra misión y nos mantiene juntos como un solo pueblo para poder realizar esta Gran Comisión con excelencia.
Evidentemente la kashrut nos hace mejores personas, por lo que deberíamos respetar esta forma de alimentación, sin ponerla en duda, sin cuestionarla porque si proviene del Eterno, nuestro Dios, es bueno para nuestra vida.
Si logramos escoger nuestro alimento no solo a partir de necesidades materiales, sino que lo enmarcamos en una dimensión espiritual, habremos conseguido formarnos bajo una salud más espiritual y moral que física.
Por lo tanto, debemos entender que la dieta kasher es primordialmente espiritual. No promete hacer perder peso o a sentirse más saludable, sino que supone que cada uno de nosotros, practicándola, logrará refinar su alma, acorde a la imagen divina puesta por creación en nuestro espíritu, y activada por redención a través de la obra redentora de Yeshúa HaMashiaj.
Recuerda pues que, según nuestro Señor: ¡eres lo que comes!
Bitácora recomendable para completar este estudio:
Alimentos para una Personalidad Sana (Las Leyes Alimentarias)
Escamas y Aletas: Raíz y Base de la Verdadera Espiritualidad
8 RAZONES MÉDICAS POR LAS QUE YO NO COMO CERDO
¿Existen Los Alimentos Sagrados?
También te invito a ver esta EXPLICACIÓN de las Leyes Kashrut de la ALIMENTACIÓN: