Por P.A. David Nesher
«Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. Y era Abraham de cien años cuando nació Isaac su hijo.
(Génesis 21: 2-7)
Entonces dijo Sara:
Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. Y añadió:
¿Quién dijera a Abraham que Sara habría de dar de mamar a hijos? Pues le he dado un hijo en su vejez«.
INTRODUCCIÓN:
Después de la vocación de Abraham para ser el padre de los creyentes (Gén. cap. 12), el nacimiento de Isaac es el segundo gran paso hacia el cumplimiento del Proyecto del Eterno.
Recordemos que la Intención divina vibraba en el deseo eterno de tener Su propio pueblo, separado de las naciones vecinas. Un pueblo que debía confiar en su Palabra; un pueblo a través del cual el Mesías, Salvador del mundo, habría de nacer; y un pueblo que, en última instancia, se convertiría en el medio de bendición para todas las naciones de la Tierra. Ahora el tiempo señalado para el cumplimiento de las promesas del Eterno a Abraham y Sara había llegado y Yahvéh, el dador de bendiciones, cumplió Su promesa.
«Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac»
Sabemos que originalmente, el nombre Isaac (en hebreo: Yitsjak)fue como un tipo de regaño por la risa de Abraham y Sara (Génesis 17:17-19 y 18:12-15), pero Yahvéh, nuestro Dios, cambió aquel regaño suave en una causa de gozo. Esto se convirtió en el fundamento de la fe del patriarca, ya que su hijo Isaac fue para Abraham una carta celestial en la que nuestro padre en la fe pudo leer el verdadero Evangelio de Yeshúa.
Existe una sorprendente similitud de conexión entre el nacimiento de Isaac y el nacimiento del Mesías Yeshúa. Yitzjak iba a nacer en el tiempo señalado por el Dios de la creación, como había prometido (21:2). Se dice más acerca del nacimiento de Yitzjak que de cualquier otro nacimiento en las Sagradas Escrituras (Biblia), excepto el nacimiento de Yeshúa, HaMashiaj (el Cristo). Por lo tanto, Yitzjak es un tipo de Cristo y su nacimiento anunciaba el nacimiento del Señor, porque cuando había llegado el tiempo, Dios envió a su Hijo (Gálatas 4:4a; Marcos 1:15; Romanos 5-6; Efesios 1:10).
El teólogo Dr. McGee dijo: “Eso fue verdad de Isaac, y fue ciertamente verdad del Señor Jesucristo. Hay una imagen maravillosa del nacimiento y de la vida de Yeshúa en el nacimiento y la vida de Isaac”.
En los capítulos 21 y 22 de Génesis, tenemos en el nacimiento y la vida de Isaac un notable prototipo del nacimiento y la vida de nuestro Salvador, Yeshúa, llamado el Ungido (Cristo o Mesías). ¡El nacimiento de Isaac comparado con el nacimiento de Yeshúa es una verdadera revelación a la mente de los escogidos! Uno es un tipo del otro que es el arquetipo (o antitipo).
Por ello, debo aquí animarlos a que se atrevan a introducirse en lo que se conoce como tipología bíblica.
Para explicar bien que es tipología bíblica me parece muy importante citar esta definición:
“la tipología del Nuevo Testamento llama la atención a [un] punto de similitud entre una persona, evento o cosa en el Antiguo Testamento y una persona, evento o cosa en el Nuevo Testamento”
(El Seminario Portátil, pág. 81)
Acorde a esto, debemos entender que un estudio de los tipos de Yeshúa en el Antiguo Pacto nos da una gran cantidad de conocimientos acerca de Él. Gracias al estudio de la tipología comenzamos a ver que el Mesías es el tema central de toda la Biblia, tanto en el Antiguo Pacto como en el Pacto Renovado (o mal llamado Nuevo Testamento). Vemos que no hay tema más importante que el Evangelio de Yeshúa. Por ello, el apóstol Pablo, pudo decir:
“Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesús el Cristo, y a éste crucificado”
(1 Corintios 2:2)
Las grandes verdades de la muerte de Yeshúa en la cruz por nuestros pecados deben ser lo principal que pensamos al leer las Sagradas Escrituras tanto en el Antiguo como en el Nuevo Pacto, ¡pues el Evangelio del Mesías es el tema principal de la Biblia entera!
En esta bitácora, nuestro enfoque será en el tipo es el nacimiento de Isaac – y el anti-tipo (o cumplimiento del tipo) es el Evangelio de Yeshúa. Esto se debe a que fue a través del nacimiento, el sacrificio y la vida de su hijo Isaac que Dios “dio de antemano [previamente] la buena nueva (evangelio) a Abraham” (Gálatas 3:8).
1. Ambos nacimientos fueron profetizados antes de que ellos nacieran.
Dios prometió darle un hijo a Abraham cuando Dios lo llamó que saliera de Ur de los Caldeos. Eso fue alrededor de 25 años antes del nacimiento de Isaac. Ese es el tipo.
La venida de Yeshúa también fue profetizada antes de que Él naciera. Dios dijo a la nación de Israel,
“He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo”
(Isaías 7:14).
Ese es el anti-tipo, el cumplimiento del tipo.
2. Hubo un largo período de tiempo entre la promesa y el cumplimiento en ambos casos.
Hubo un período de unos 25 años desde el momento en que el Eterno lo prometió hasta el nacimiento de Isaac. El nacimiento de Yeshúa fue profetizado cientos de años antes de que Él naciera. Así que, de nuevo, hay un tipo y un anti-tipo, una promesa y un cumplimiento de la misma.
3. El nombre de Isaac y el nombre de Yeshúa fueron ambos profetizados antes de que ellos nacieran.
Dios le dijo a Abraham, “Y llamarás su nombre Isaac” (Génesis 17:19).
El ángel del Señor se le apareció a José y le dijo:
“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Yeshúa, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”
(Mateo 1:21).
Así que, de nuevo, hay un paralelo entre Isaac (el tipo) y Yeshúa (el anti-tipo).
4. El anuncio del nacimiento de ellos pareció imposible a ambas madres.
Sara tenía noventa años y Abraham tenía cien años cuando nació Isaac. Cuando a Sara se le dijo que ella daría a luz un hijo, “Se rió, pues, Sara entre sí” – y dudó de que algo así sucedería.
Cuando el ángel Gabriel le dijo a Miriam (María) que tendría un hijo llamado Yeshúa, ella dijo:
“¿Cómo será esto? pues no conozco varón”
(Lucas 1:34).
Notamos que en ambos casos, a las mujeres se les dijo que nada es demasiado difícil para el Señor. A Sara, le dijo el ángel: “¿Hay para Dios alguna cosa difícil?” (Génesis 18:14). A María, le dijo el ángel: “Porque nada hay imposible para Dios” (Lucas 1:37).
Tanto en el tipo como en el anti-tipo, en ambos casos, el anuncio del nacimiento sobrenatural de sus hijos pareció imposible a sus madres, Sara la madre de Isaac y María la madre de Yeshúa.
5. Ambos nacimientos ocurrieron en el tiempo señalado por Dios.
En Génesis 21:2 se nos dice:
“Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había señalado [«en el tiempo’ anunciado por Dios» _ NVI],” (Génesis 21:2)
En Gálatas 4:4, Pablo dijo:
“Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley” (Gálatas 4:4).
Vemos que Isaac nació en el “tiempo que Dios había dicho”; Yeshúa nació, “cuando vino el cumplimiento del tiempo”. Ambos nacimientos ocurrieron en el tiempo señalado por Dios, tanto el tipo (Isaac) como el anti-tipo (Yeshúa).
6. Ambos el nacimiento de Isaac y el nacimiento de Yeshúa fueron milagrosos.
El nacimiento de Isaac fue un nacimiento milagroso porque Abraham consideraba su cuerpo prácticamente muerto y la muerte de la matriz de Sara (Romanos 4:19 BTX), y sin duda el nacimiento virginal del Señor fue un milagro (Lucas 1: 34-35).
El Dr. McGee dijo:
“Los dos nacimientos fueron milagros. El nacimiento de Isaac fue un nacimiento milagroso, y, sin duda, el nacimiento del Señor Yeshúa”.
El Dr. DeHaan dijo que el “milagroso nacimiento de Isaac fue un tipo excepcional de Jesucristo y la fe absoluta en el Nacimiento Virginal…Isaac entonces, como un tipo de Yeshúa, es ante todo una figura, una sombra, y una profecía del Nacimiento Virginal del Señor Jesucristo…El nacimiento de Isaac, Hijo de Abraham, fue un milagro, ya que Isaac nació cuando Abraham era totalmente impotente a la edad de cien años, y Sara era completamente estéril a la edad de noventa años. Pero Dios había prometido a Abraham y a Sara un hijo, una semilla que se convertiría en la bendición de todo el mundo…Se nos dice que Abraham y Sara eran viejos y seniles y Sara se rió de la promesa de un hijo. Entonces Dios le responde:
“¿Hay para Dios alguna cosa difícil? Al tiempo señalado volveré a ti, y según el tiempo de la vida, Sara tendrá un hijo”
(Génesis 18:14)
Y así fue. Cuando Dios había realizado el milagro del rejuvenecimiento de Abraham y Sara, Él cumplió Su promesa. No era demasiado difícil para el Señor.
“Visitó Yahvéh a Sara, como había dicho, e hizoYahvéh con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho”
(Génesis 21:1, 2)
(M. R. DeHaan, M.D., ibid., pág. 126)
Tanto el nacimiento de Isaac, como el nacimiento de Yeshúa fueron milagros divino; el tipo y el anti-tipo.
7. Ambos Isaac y Yeshúa fueron el gozo de sus padres.
El relato de Bereshit dice:
“Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac”.
Génesis 21:3
El nombre “Isaac” significa risa. Sara se había reído en incredulidad ante el anuncio de su nacimiento. Y Abraham se rió de gozo por el nacimiento de su hijo. Se rió con tanta felicidad que llamó a su bebé “risa”. ¡Eso es lo que significa el nombre Isaac!
De la misma manera, cuando Yeshúa fue bautizado, Dios dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17). ¡Ambos hijos, Isaac y Yeshúa, fueron gozo a sus padres!
8. Ambos hijos fueron obedientes a sus padres, aun hasta la muerte.
Notamos que al crecer, Isaac siguió a su padre para ser atado en sacrificio en el Monte Moriah. Él fue obediente a Abraham aun hasta la muerte.
“Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo”
(Génesis 22:9, 10)
Yeshúa dijo que Moisés habló de Él. Eso es cierto, y lo podemos notar claramente en el capítulo 22 de Génesis, donde Isaac es un tipo claro del Mesías en su sacrificio. La primera vez que vi en [Génesis 22] estas grandes verdades que representan la Pasión salvífica de Yeshúa, quedé maravillado. Descubrí entonces, que no sólo en el nacimiento de Isaac, sino especialmente en el sacrificio de Isaac, existe una asombrosa similitud con la vida de nuestro Señor.
“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho:
En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir”
(Hebreos 11:17-19)
Abraham tomó a su hijo Isaac para sacrificarlo en el monte Moriah. Abraham creyó que Dios podía levantar a Isaac de entre los muertos en un sentido “figurado”. Esa palabra “figurado” es importante. Se traduce de la palabra griega es “parabŏlĕ”. Significa un “símbolo” o un “tipo”. Así vemos que el sacrificio de Isaac era un tipo. Pero el autor de Hebreos no nos dice específicamente el anti-tipo, o cumplimiento, del tipo. Para descubrir eso debemos ir a Gálatas 3:8, en donde leemos que el Eterno “dio de antemano la buena nueva a Abraham”. De esto aprendemos que el Evangelio de Yeshúa era el anti-tipo, el cumplimiento de la “parabŏlĕ” o “símbolo” dado en el sacrificio de Isaac.
Para concluir diré que toda la preparación que hemos visto:
- – el Eterno, enviando Isaac a Abraham, preparando el camino para la venida de Yeshúa
- – Él (Yeshúa) muriendo en la Cruz para pagar por nuestros pecados
- – para derramar Su Sangre para limpiarnos del pecado
- – para levantarse físicamente de la tumba para darnos la vida.
Todo, fue una clara muestra de lo importante que es para Yahvéh salvarte de tu pecado.
Y ya que esta obra es tan importante para el Eterno, debe ser importante para ti también.
Por lo tanto, te pido que hoy te esfuerces a entrar en Yeshúa. Esfuérzate en venir a Él y confiar en todo lo que Él hizo por ti.
El Mesías te salvará y perdonará todos tus pecados en el momento que confíes en Él, ¡porque Él vino a buscar y a salvar a una persona perdida en el sistema reptiliano como tú!
¡Confía hoy en Yeshúa y experimentarás como Su Sangre te limpiará de todo pecado, y el Espíritu Santo te dará la Torah (Instrucción) del Eterno como regalo en tu mente y corazón!
Entendámoslo bien, la promesa de un hijo no se cumplió porque Abraham obedeció perfectamente, sino porque Yahvéh fue fiel en Su Palabra. Algunas de las promesas del Eterno son condicionales y dependen de algo que nosotros tenemos que hacer, pero otras promesas divinas son incondicionales y Yahvéh las cumple no por lo que hacemos, sino por quién es Él.
¡Cuando Dios finalmente respondió a Abrahán a sus oraciones, le dio el hijo de la promesa! De igual manera, el Eterno quiere responder a tu clamar por el cumplimiento de Su promesa en Su Hijo: el Espíritu Santo llenando tu vida. Yeshúa aseguró:
“¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”
(Lucas 11:13)
“¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?”
(Lucas 18: 7)