El viajero desapercibido que llega por primera vez al Perú suele preguntarse si ha arribado en el Día del Orgullo Gay, aunque no vea manifestantes por las calles ni un ambiente especialmente reivindicativo. Sin embargo, ahí están, ondeando en los edificios oficiales, las banderas multicolor, apenas indistinguibles de las que inundan el barrio de Chueca y, dentro de unos días, todo Madrid, capital gayar del planeta.
La bandera que lucen los edificios del Perú es el emblema del Tahuantinsuyo, el Imperio Inca. O, más bien, la interpretación libre de la enseña de los incas que hizo una radio peruana en los años 70, apenas unos años antes del nacimiento de la bandera gay, exactamente igual pero con una banda más, la rosa.
La propuesta de la bandera inca surgió de la emisora Radio Tawantinsuyo en 1973, con motivo de su 25 aniversario. El fundador de esta radio dedicada a la música folklórica propuso instaurarla como genuina bandera de sus ilustres antepasados: siete bandas horizontales con los colores del arco iris o de los siete chakras del cuerpo humano. Cinco años después, en 1978, la Municipalidad de Curco “compró” la idea y se dedicó a sembrar la ciudad andina con la enseña… precisamente cuando en San Francisco estaba surgiendo la bandera gay.
La bandera del Orgullo Gay es obra de Gilbert Baker, un ex soldado que se unió en los años 70 a los movimientos por los derechos gays en California. En 1978 izó la primera bandera diseñada por él mismo y tejida a mano por 30 voluntarios. Los ocho colores de la bandera –los siete del arco iris más el rosa- tienen este significado: rosa, sexualidad; rojo, vida; naranja, curación; amarillo, sol; verde, naturaleza; turquesa, magia; azul, serenidad y violeta, espíritu.
Informe 21
Actualmente, según nos aclara un amable lector, la bandera gay oficial (o LGTB, como se dice ahora) tiene seis colores, uno menos que la inca, habiendo desaparecido el azul celeste y el rosa en sus dos rediseños desde los años 70.
El hecho de que ambas banderas sean tan parecidas ha levantado no pocas ampollas en el Perú, un país bastante menos gay-friendly que Estados Unidos o España. Cuando la bandera gay se extendió por el mundo como una mancha de aceite (con perdón) fueron muchos los peruanos que pidieron que se retirara el emblema inca, ya que, al fin y al cabo, era ficticio: “Los incas no tuvieron esa bandera, ningún cronista hace referencia a ella”, asegura la historiadora peruana María Rostowrosky. Además, el nombre de la poderosa estirpe andina daba lugar a equívocos juegos de palabras.
La bandera gay también tiene sus detractores dentro de la comunidad gay. Los osos, tipos gordos y peludos, reivindican su masculinidad con una bandera de colores pardos, intentado huir del estereotipo del homosexual afeminado. Es probable que los incas hubieran congeniado más con los hirsutos osos que con el multicolor movimiento gay.
Fuente: Noticias365